31/3/13
Oído sindicatos: ¡con la cabeza bien alta!
Había una vez un hombre que al cruzarse con otro por la acera le sujeta por el brazo y le exclama con alegría: ¡Hola Manuel, cuánto tiempo y qué cambiado estás! Y ante el silencio de éste, el hombre, con la misma alegría, le continúa diciendo, muchacho