martes. 16.07.2024
TOULOUSE_PORTADA
Foto: Pixabay

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Toulouse es la gran ciudad del sur de Francia y desde ahí comenzó el recorrido por el mundo de los cátaros, recorrido éste que resultó muy interesante y que recomiendo hacerlo.

Es una ciudad para pasear y ver sus bellezas y a pesar de ser una ciudad grande no resulta agobiante. Pasear por su centro histórico, ver a sus gentes amables y poderse tomar una cerveza en sus numerosas terrazas es un gran placer.

¿Me acompañan a descubrir Toulouse?


  1. La basílica de San Sernín
  2. Convento de los Jacobinos o Conjunto Conventual de los Jacobinos
  3. Plaza del Capitolio (Place du Capitole). La gran plaza que ver en Toulouse
  4. Les Halles Víctor Hugo
  5. Catedral de Saint-Étienne
  6. Canal de Mediodía (Canal du Midi)
  7. Fundación Bemberg
  8. Jardín japonés
  9. Río Garona

La basílica de San Sernín

Basilique Saint-Sernin de Toulouse  - exposition ouest
Basilique Saint-Sernin de Toulouse. (Fotos: Wikipedia)

Uno de los edificios emblemáticos es la iglesia románica más grande de Occitania y la segunda más antigua de toda Francia después de la abadía de Cluny.

Se trata de un santuario construido en el emplazamiento de la tumba de San Sernín, obispo de Toulouse martirizado hacia el año 250. La rue du Taur (calle del Toro) que lleva de la plaza del Capitolio a la basílica recibe el nombre del mismo santo, cuyo martirio según la leyenda consistió en ser arrastrado por un toro salvaje.

La construcción actual de la basílica fue decidida a finales del siglo XI. La capilla que se había construido en el siglo V, en el emplazamiento de la actual basílica, se había hecho demasiado pequeña para un número creciente de fieles.

La construcción comenzó en el año 1080 por el ábside detrás de la capilla. Todavía se puede visitar hoy la iglesia primitiva, que hace las veces de cripta. Acoge algunas reliquias sagradas. Dieciséis años después del comienzo de la construcción, en 1096, el papa Urbano II consagró el altar.

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San Sernín continuó siendo una sencilla iglesia escolar hasta el año 1778, fecha en la que fue finalmente consagrada como Basílica. Durante la Revolución, el capitolio de San Sernín fue suprimido.

La iglesia fue parcialmente modificada en la época gótica y en el Renacimiento. En el siglo XIX, fue restaurada por EugéneViollet-le-Duc. Restablece entonces el escalonamiento de los tejados de los laterales y de la nave principal que había sido suprimida en el siglo XIV. Al final del siglo XX, una restauración suprimió nuevamente el escalonamiento de Viollet-le-Duc reemplazándolo por el estado del siglo XIV.

Un magnífico Claustro y una abadía se hallaban al norte de la basílica, pero fueron derruidos durante el siglo XIX. El Museo de los Agustinos posee algunos restos y trozos de esculturas.

A este grupo de iglesias se les llama habitualmente iglesias de peregrinación, de las cuales San Sernín es la más visitada

La basílica es de grandes dimensiones, poseyendo un transepto sobresaliente cuyos laterales prolongan los de la nave y un ábside mayor rodeado por un deambulatorio con capillas. El alzado de las tribunas sigue los colaterales de la nave, del transepto y del coro.

Tan importantes son estos rasgos comunes que se puede hablar de una “familia” procedente de idénticas preocupaciones: adaptar la arquitectura a las funciones múltiples de una iglesia donde las muchedumbres de peregrinos veneran el cuerpo de un santo, y permitir la custodia por los canónigos, dándoles al mismo tiempo la posibilidad de celebrar dignamente los oficios religiosos en el coro.

A este grupo de iglesias se les llama habitualmente iglesias de peregrinación, de las cuales San Sernín es, con diferencia, la más conocida y visitada.

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Cabecera de la Basílica de San Sernín. 

La cabecera tiene nueve capillas radiales separadas por tramos de ábside. La fachada occidental es un simple cerramiento en la que se puede observar las bases de las dos torres laterales iniciadas y nunca terminadas. La longitud total del exterior de la iglesia llega a unos 120 m. Con el objeto de sostener el campanario sobre el crucero, los cuatro pilares torales se engrosaron considerablemente.

San Sernín, de enorme importancia, como ejemplo consumado de la arquitectura de peregrinación, tiene además decoraciones que ocupan un lugar destacado en la historia de la escultura románica.

En la pared del deambulatorio están empotrados siete bajorrelieves de mármol: un Cristo Majestad rodeado de un querubín y un serafín, dos apóstoles y dos ángeles procedentes del taller de Bernard Gilduin, autor también del altar.

La historia de esta basílica no puede ser entendida sin tener en cuenta dos realidades, los peregrinajes y el culto a las reliquias

Delante de la pared occidental del brazo norte del transepto se encuentra una fiel reproducción del altar, cuyo original, del año 1096, está situado en el centro del cuadro del crucero.

El deambulatorio rodea la tumba de San Saturnino de Tolosa, en una posición elevada y cubierta por un baldaquino barroco que sustituyó, a mediados del siglo XVIII, otro anterior gótico del siglo XIII.

La arquitectura y la historia de la basílica de San Sernín no pueden ser entendidas sin tener en cuenta dos realidades: los peregrinajes y el culto a las reliquias. La mayor parte de los relicarios y de las obras de orfebrería que constituían el tesoro de la Basílica desaparecieron durante la Revolución Francesa. Las criptas contienen, actualmente, los relicarios y las reliquias de San Honorato, San Saturnino, San Felipe, Santiago el Menor, San Simón.

Un campanario octogonal

Justo sobre el coro, en el crucero, se levanta una torre campanario de 64 metros de altura y forma octogonal. Está constituido por cinco niveles:

  • El nivel más bajo, contiene en cada cara dos ventanas cubiertos por arcos en mitra.
  • Los dos niveles siguientes, en ligera retirada respecto al precedente, poseen el mismo tipo de ventanas.
  • Los dos niveles siguientes fueron construidos en la segunda mitad de siglo XIII. Se caracterizan por contener en cada una de las caras dos ventanas cubiertas de arcos en mitra.
  • Finalmente, en 1478, fue construida una aguja para soportar un globo terminal coronado por una cruz.
  • El campanario protege un carillón compuesto de 24 campanas.
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Convento de los Jacobinos o Conjunto Conventual de los Jacobinos

Couvent des Jacobins de Toulouse
Covento de los Jacobinos en Toulouse. 

Es un antiguo convento de la Orden de los Hermanos Predicadores, que se encuentra en el centro urbano de la ciudad francesa de Toulouse, a medio camino entre el Capitole y el río Garona.

La iglesia fue construida en cuatro etapas a partir de 1230 que se prolongarían a lo largo de los siglos XIII y XIV. Fue durante la tercera cuando se acometió la construcción de la bóveda de 22 metros de altura, soportada por una columna estrellada de once brazos conocida como La Palmera.

Desde 1369, la iglesia de los Jacobinos es el lugar de reposo del teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino. Cuando los dominicos abandonaron el lugar en 1791 transportaron los restos del Santo (que había sido miembro de su orden) a la cercana Basílica de San Sernín, retomando su lugar de veneración en el año 1974 al cumplirse el séptimo centenario de su muerte.

Desde 1369, la iglesia de los Jacobinos es el lugar de reposo del teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino

El convento se vio gravemente afectado durante la Revolución Francesa, convirtiéndose en sede de la Sociedad por los Derechos del hombre y el Ciudadano, un club próximo a la pequeña burguesía y al Tercer Estado, que representaba la extrema izquierda dentro de la nebulosa del Partido Patriótico.

En tiempos de Napoleón, la iglesia fue confiada a los militares, que establecieron en ella un cuartel de caballería y vertieron en su interior más de 5.000 m3 de tierra para elevar el nivel del suelo. No fue hasta el año1865, que el monumento dejó de ser posesión militar, cuando la alcaldía de Toulouse lo intercambió con el Ejército por terrenos para construir nuevos cuarteles.

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La "palmera" (1275-1292). 

El conjunto de los Jacobinos experimentó una larga restauración en el siglo pasado, comenzada en el año 1920 y terminada en el año 1972. Actualmente la iglesia ha recuperado su esplendor con una fachada exterior hecha íntegramente en ladrillo (símbolo de la ciudad de Toulouse) que poco presagia la elegancia de las formas en su interior.

El nombre del edificio hace referencia al antiguo templo que los romanos habían dedicado a Júpiter sobre el monte Capitolino.

La fachada actual fue construida en 1750 bajo las órdenes del arquitecto Guillaume Cammas. Las ocho columnas de mármol que la adornan, simbolizan los ocho primeros cónsules, encargados en aquel tiempo de dirigir cada uno de los ocho distritos en que se dividía la ciudad. El objetivo de la obra era ocultar y en la medida de lo posible armonizar el conjunto heteróclito de edificios administrativos, que componían el Ayuntamiento.

El nombre del edificio hace referencia al antiguo templo que los romanos habían dedicado a Júpiter

Para poder realizar esta obra y la plaza anexa frente a la que se yergue los cónsules debieron pedir permiso al rey Luis XIV, que se lo concedió bajo la condición de que le dedicaran una estatua ecuestre en la misma.

La Place Royale tal y como Luis XIV la concibió nunca llegó a ver la luz, ya que sus obras terminaron en el año 1792 y su nombre oficial sufrió sucesivos cambios hasta el actual de Place du Capitole.

El interior del edificio alberga el patio de Henri IV, con abundantes bustos y placas, incluida la que conmemora la decapitación en ese mismo lugar en 1632, del duque de Montmorency, enemigo del Cardenal Richelieu y autor del último intento de independencia de Languedoc.

En el interior del Capitole se encuentra abierta la Sala de los Ilustres, con sus magníficos frescos y donde se pueden contemplar los bustos de los personajes célebres locales así como obras de artistas tolosanos de los siglos XIX y comienzos del XX.

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Interior de la iglesia de los Jacobinos.

Plaza del Capitolio (Place du Capitole). La gran plaza que ver en Toulouse

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Plaza del Capitolio. 

Es la plaza más grande que ver en Toulouse y en la que más eventos se celebran. Mercados o competiciones deportivas suelen tener lugar en ella. Su centro lo decora una gran cruz de Occitania, la región de Francia en la que está Toulouse. Cada una de las puntas de esa cruz está decorada con un símbolo del zodiaco y es obra de Raymond Moretti.

La plaza la rodean algunos de los edificios más bellos de la ciudad, como el Ayuntamiento (no olvides acceder a su interior, la entrada es gratuita) o la Ópera. Frente al Ayuntamiento hay un edificio bajo el que se verás unas arcadas.

Hay que caminar por su interior y mirar hacia la cubierta. Toda ella está decorada con pinturas relacionadas con la historia de la ciudad. Seguro que entre ellas encuentras un retrato de Carlos Gardel. Y es que el famoso cantante que todos relacionamos con Argentina y el tango, nació en Toulouse.

Los edificios están construidos con el típico ladrillo tolosano que da a la ciudad ese tono rosado que la caracteriza

Si te fijas en los edificios de la Place du Capitole, enseguida verás que están construidos con el típico ladrillo tolosano que da a la ciudad ese tono rosado que la caracteriza. En esos edificios hay restaurantes, tiendas y hoteles.

Muchos pertenecen a famosas cadenas internacionales, pero ninguno está identificado con los típicos carteles que les identifican en cualquier otro lugar del mundo. En esta plaza todos son de color dorado, norma establecida por el gobierno de la ciudad para mantener la estética de su plaza más emblemática.

A la espalda del edificio del Capitolio está la Oficina de Turismo. Se encuentra en el Donjon del Capitolio, una torre medieval que en su momento alojó las mazmorras de la ciudad. Frente a esta torre, cada sábado por la mañana tiene lugar un mercado ecológico.

A poca distancia de la Place du Capitole, el mercado de la Place Víctor Hugo es uno de los lugares más animados de la ciudad. En la planta inferior hay infinidad de puestos de comida.

Les Halles Víctor Hugo

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Se pueden ver los de fruta y verdura en la calle. Y en el interior los de carne, embutidos, quesos o las tradicionales boulangeries. Incluso hay algunos negocios en los que tomar una copa de vino con una tabla de quesos.

La planta superior del mercado está ocupada por pequeños restaurantes para comer en Toulouse. Ocupan un espacio común que separan por biombos y ofrecen menús a precios más bajos que en otros puntos de la ciudad. Lo mejor es que su materia prima es realmente fresca. Del mercado a la mesa.

Merece la pena salir a la terraza exterior de los restaurantes. Con buen tiempo los comensales pueden ocupar las mesas que hay en ella. El resto del tiempo vale para disfrutar de una panorámica diferente de la ciudad.

Catedral de Saint-Étienne

Façade de la cathédrale Saint-Étienne de Toulouse
Fachada de la Catedral de Saint-Étienne.

La Catedral de Saint-Étienne es otra de esas iglesias peculiares. Lo mejor es entrar por la puerta que da a la plaza del mismo nombre. Una vez dentro parece que nada está en el lugar que debe. Es como si un niño hubiera cogido un Lego y le hubiera dicho que hiciera una iglesia.

Esta singularidad se debe a que el templo fue construido a lo largo de varios siglos. Cuenta con un parte románica y otra gótica que fueron unidas en el siglo XVI. No hay que perderse sus vitrales, su torre y sus pórticos.

Canal de Mediodía (Canal du Midi)

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Canal de Mediodía.

Declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1996, este canal une Toulouse con el Mediterráneo. Su construcción comenzó en el siglo XVII y fue durante siglos el medio de transporte que estimuló el comercio del vino y el grano. Actualmente se utiliza para viajes de ocio. Para recorrer su 241 kilómetros hacen falta semanas por lo que muchos hacen el viaje por tramos.

Merece acercarse a conocerlo. Uno de los tramos más atractivos es en el que se encuentra el Port St-Sauveur. Allí se pueden ver embarcaciones atracadas y cruzar el canal por un puente peatonal. Existe la opción de hacer rutas en barco por el canal, sin duda otra forma de descubrir algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad.

Fundación Bemberg

Fundación Bemberg
Fundación Bemberg. (Imagen: Ministerio de Cultura francés).

Instalada en una mansión renacentista, el Hotel d’Assezat, la Fundación Bemberg permite entrar en una de las casas privadas más impresionantes de la ciudad. En su interior se pueden ver en la primera planta distintas estancias decoradas con muebles de época y pinturas de los siglos XVI al XVIII.

En la segunda planta se exhiben obras de arte de artistas como Modigliani, Picasso, Pissarro o Gaugin. Si os gusta la pintura y las artes decorativas, sin duda este museo será un lugar ideal para ver.

Jardín japonés

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Jardín Japonés. 

Este jardín os hará sentir en el lejano oriente. El Jardín Japonés está rodeado por un muro y el acceso el gratuito. Una vez cruzada su puerta nada os recordará que estáis en Francia. Estanques, lámparas de piedra, edificios, cerezos.

Todo en este cuidado jardín de Toulouse es una réplica de lo que podrías encontrar en cualquier pequeño jardín de Japón. La mejor época para visitarlo es durante la primavera, cuando los cerezos y otros árboles florecen e inundan el aire con su aroma.

Río Garona

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Puente de St Pierre. 

Imposible resistirse al encanto del río Garona a su paso por Toulouse. Atraviesa la ciudad cruzado por los puentes que unen los dos lados de la ciudad rosa de Francia siendo el tramo más atractivo es el que se encuentra entre el Pont Neuf y el Pont Saint-Pierre. Es uno de los grandes ríos de la Europa Occidental y sin duda uno de los lugares que ver en Toulouse.

En la orilla izquierda del río está el hospital de La Grave en el que durante la Edad Media fallecieron mucho enfermos de peste. Este lugar es fácilmente reconocible por la gran cúpula que se eleva sobre la iglesia del hospital. También en ese margen del río hay un paseo elevado junto al río que regala fantásticas vistas de la ciudad.

Es el lugar perfecto para despedir al astro solar es desde la orilla izquierda del río Garona

Otro edificio destacado junto al río Garonne es el Hôtel-Dieu. Fue hospital y en él se acogía en el siglo XII a los pobres y huérfanos. También se daba alojamiento a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. Junto a este imponente edificio está el Château d’Eau. Hoy en una galería dedicada a la fotografía, pero se edificó para recoger agua del río y llevarla hasta las fuentes de la ciudad.

En las aguas de este río se reflejan iglesias y edificios tolosanos, y en sus muelles se reúnen cada atardecer decenas de personas esperando una de las más bellas de sol que podáis imaginar. El lugar perfecto para despedir al astro solar es desde la orilla izquierda del río Garona.

Puedes apostarte junto a la Iglesia La Daurade o bien bajar al Quai Lucien Lombard. Si te animas puedes hacer allí un pequeño picnic. No ibas a ser el único en sentarte, abrir una cesta y sacar un poco de queso, unas copas y una botella de vino. Os aseguro que puede ser un momento de lo más romántico.

Toulouse, una ciudad con encanto