martes. 15.10.2024
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Pedro Sánchez. (Imagen PSOE)

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La lógica de los aparatos, término con que se conoce a la organización de los partidos políticos, es la continuidad. Por razones obvias, aunque quizás sea necesario recordar algunas. Dicho lo cual, no es un problema que los partidos políticos tengan una estructura interna fuerte, un aparato reconocible y que ejerzan su poder. La política es la única de las acciones humanas que te da un poder inmenso, pudiendo llegar a ella desde cualquier esquina…o sea, para entendernos, no es necesario ser rico para ser político; y si con esta condición no se tiene un aparato reconocible, estás muerto. Que se lo pregunten a Podemos o a Ciudadanos… por citar algún ejemplo reciente.

Ahora bien, fuerte no quiere decir que no haya voces discordantes que formen parte de la voz conjunta. Lo contrario, es una sola voz, que viene de un órgano del partido y que los demás tienen que seguir (al estilo de los países con partido único), cuestión que aquí no está en duda.

Lo importante es el camino que se recorre con la militancia y con tus votantes

Lo importante es el camino que se recorre para alcanzar un fin y, en este sentido, el camino se recorre con la militancia y con tus votantes. Cada día más votantes que militantes con una clara influencia de las redes sociales y la comunicación informal. Aquí, los aparatos pierden fuelle, ya que la comunicación informal no sigue los patrones de los partidos, donde se genera esta dirección fuerte, sino que más bien, mientras más imagen de organización fuerte haya, menos atracción genera en los votantes, una más de las contradicciones de la política.

Esta situación no sería un gran problema si vivieras en un ámbito político cerrado, pero nosotros vivimos en un ámbito político abierto, esto es, con otros partidos en liza -con competencia- que hacen que cuando tienes una organización potente, los demás partidos te afean la posición indicando que te acercas a posiciones dictatoriales o antidemocráticas. Vamos, que cuando hay competencia, debes tener cuidado con ejercer una política de organización interna fuerte, con una apariencia totalmente abierta a la crítica constructiva interna que te permita distinguir, precisamente, que muchas voces pueden generar una voz muy potente frente a una voz -única en su origen- que termina generando una voz clara, pero sin influencia ninguna.

Así llega el PSOE a sus congresos. La organización del partido estará trabajando a toda máquina para mantener la continuidad de su equipo, como decía antes, es normal; sería raro lo contrario. Y en esta tarea andan en lo que -en el PSOE- se denomina Ferraz. Un amago de salirse del guion de Castilla y León ha dado un sustito… (se queda en eso) pero cuidado con las apariencias, que aquí empieza el juego de los votantes, no de los militantes (para el Congreso te eligen entre 10, para tu cargo -porque te nombra el partido-; pero para ganar las elecciones, te eligen entre 100.000, y todos estos detallitos…la gente no se acuerda, pero la competencia se encargará de recordárselo).

El liderazgo de Pedro Sánchez es indudable, quien crea lo contrario o está en otro planeta o no entiende de qué va esto. Sin embargo, el liderazgo debe ir acompañado de esta apariencia de no ser una única voz en origen, ya que, en el acumulado, cuando llegue el momento de los votos (la movilización de las izquierdas) tu competencia te lo va a recordar. No gana la competencia sumando (que sería bueno en este país que el PP se sumase a la política de pactos reales y así se convierta -de una vez- en partido de Estado), gana la competencia restando. Cuando hablo de competencia, me refiero al PP (los dos únicos partidos con capacidad de armar gobiernos en España).

El problema de los partidos políticos es la regeneración de su organización

El problema de los partidos políticos es la regeneración de su organización. Cuestión que he planteado hace ya muchos años en Madrid (y que cada día, encuentro más personas que se van sumando a esta propuesta). La regeneración tiene en los tiempos (períodos) una gran aliada, pero todos la olvidan. La quieren cuando no son aparato, y la olvidan cuando lo son.

Un diputado, senador (los alcaldes juegan una labor diferente, que hay que analizar en cada territorio, sobre todo por su tamaño y cercanía a la ciudadanía), un secretario general, un cargo -en fin- de elección popular y orgánica, no debe estar más de dos legislaturas en este y, al término de esta, ha de marcharse habiendo realizado un trabajo para el país, comunidad, ciudad o pueblo y volver a su trabajo previo o buscar una nueva actividad en el futuro. Lo más parecido a la vida de un autónomo, que, por cierto, es lo más parecido a la vida de la ciudadanía.

Esta fórmula, que habría que trabajar orgánicamente para generar espacios de experiencia -por supuesto- con nuevas incorporaciones, así como movilidad entendible para situaciones de no gobierno, en el que se han de dar capacidades que sólo dan las recibidas por el ejercicio de un cargo. Por otro lado, sería absurdo cambiar la secretaría general cuando se gobierna (sea en el país, en la Comunidad Autónoma, en la ciudad o en su pueblo). No se trata, por tanto, de hacer una tabla rasa, pero sí generar una salida natural a una organización que tendría en los votantes una acogida comprensible.

No resulta muy grato ver a diputados y senadores que llevan 5 o más legislaturas, entre otras cosas, porque ningún ciudadano se puede ver reflejado en su día a día en un entorno similar o parecido a éste; pero, al margen de una imagen poco edificante, más preocupante aun es la pérdida del cable a tierra que esto provoca. Su día a día dista mucho del de un ciudadano de a pie y con el paso de los años, se nota mucho.

No obstante, llevar la acción política al plano personal, es legítimo. Pero para evitar estas cuestiones, dos legislaturas -en general- y a tu casa. Por lo demás, habría muchos menos cuestionamientos por este tipo de servidores públicos; también despejarían el camino a otros que sí quieren dar este paso y quieren estar temporalmente; pero lo que no puede ser en la era de la globalización, la Inteligencia Artificial y la financiarización de la economía, es entender la política como se entendía en el Siglo XX, porque los votantes que tendrás serán los del S XX y los del XXI, comenzarán a mirar para otro lado.

Para que el PSOE gane en Madrid hay que establecer un partido donde los cargos políticos trabajen exclusivamente en su tarea y los cargos orgánicos en la interna

Un comentario, antes de concluir, que tiene que ver con Madrid. No se puede pensar que la ciudad más habitada de España además de ser la capital del país deba organizarse por las mismas normas que el resto de las federaciones socialistas. No lo digo por establecer una diferencia de clase (menuda estupidez, aunque eso nos hacen sentir cuando lo planteamos), sino porque de lo contrario, jamás ganaremos unas elecciones en Madrid. Si seguimos haciendo lo mismo quítate tú que me pongo yo…nos volverá a pasar lo mismo (ya si lo hacemos cada 4 años, apaga y vámonos…). Para que el PSOE-M gane (al menos tenga opciones de ganar), hay que establecer un partido en Madrid en donde los cargos políticos trabajen exclusivamente en su tarea y los cargos orgánicos en la interna. Cuando no estás a lo que estás, ocurre que la inercia te come. La configuración de las agrupaciones socialistas en la Ciudad de Madrid -no en los pueblos y ciudades de la CAM- es un ejemplo, ¿qué sentido tiene representar al 0,05% de tu distrito?... cuando la media de las agrupaciones en Madrid Ciudad no alcanza el 1%. Creo que el comentario se explica por sí mismo.

Buena oportunidad, cuando empiezan los congresos en el PSOE, para ser una fuerza regeneradora y emprender un cambio al S XXI, sin miedo y con la confianza de ser progresistas, no conservadores.

Periodo congresual en el PSOE