viernes. 06.09.2024
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Ahora que estoy fuera, a mi pesar, de las tareas informativas, no dejó de sorprenderme ver el pasado sábado la decisión que ha tomado Pedro Sánchez de adelantar el próximo Congreso Federal del PSOE a noviembre. Tengo que reconocer que me faltan claves pero no termino de entender esta decisión que, además, tiene otra derivada: Sánchez sigue firme en su intención de agotar la legislatura. 

Y no entiendo bien esta decisión porque Sánchez no tenía ninguna necesidad de adelantar el cónclave socialista. Su liderazgo no está en cuestión y la oposición interna en el partido se reduce al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page y lo que queda de Javier Lambán en Aragón, más la vieja guardia encabezada por Felipe González que tiene más predicamento en la derecha y sus medios que en las bases y los dirigente del partido. (Ya he contado alguna vez que cuando presento mi libro “Zapatero, el legado progresista” y sale el nombre González hay murmullos y casi abucheos). Entonces, la pregunta es ¿por qué lo ha decidido?

Además, ha buscado que sea un Congreso Federal ordinario que implica no sólo la elección de una nueva Ejecutiva, sino también acordar un nuevo posicionamiento ideológico del partido y hay temas espinosos que suscitan división, especialmente el modelo territorial de España, la financiación autonómica y otros temas ideológicos de fondo como las políticas de igualdad y el feminismo..

Las decisiones de Sánchez son inescrutables y la hemeroteca está llena de ejemplos de giros de timón que han sorprendido a propios y extraños, y este es uno más de ellos.

Pero, ¿qué quiere Sánchez con este Congreso? ¿Un baño de apoyo y aclamación de su partido? No lo necesita y, además, ya tuvo su respaldo cuando pidió aquellos cinco días para pensar en su futuro político. ¿Una renovación de la Ejecutiva? Tampoco parece un motivo de peso, sobre todo, cuando es sabido que si un partido está en el Gobierno la dirección interna pierde peso. ¿Colocar un segundo o segunda como posible sucesor en un futuro?

Todo apunta a que la actual vicesecretaria general del PSOE María Jesús Montero podría ir a dirigir el PSOE andaluz o a ser candidata, pero un Congreso Federal no es necesario para este cambio. Y, además, es más que probable que su sucesor o sucesora esté sentado, a priori, en el Consejo de Ministros.

Ni se me ocurre pensar que Sánchez decidiera no presentarse -esto sería un disparate, pero en 24 años haciendo información política he visto de todo y siguiendo la trayectoria de Pedro Sánchez cosas que algunos nos creeríais- por lo que el 41º Congreso Federal del PSOE de noviembre parece que va a confirmar que Sánchez podrá seguir hasta el 2028 como secretario general.

Tampoco se me ocurre pensar que pudiera presentarse un candidato alternativo con posibilidades de ganar a Sánchez, aunque los Congresos del PSOE los carga el diablo y desde el 35º Congreso con la victoria sorprendente de Jose Luis Rodríguez Zapatero es conocido que en un cónclave socialista puede pasar de todo. 

Pero, salvo estas hipotéticas sorpresas, todo apunta a que Sánchez tras el Congreso podría sumar casi 14 años al frente del partido. Estuvo desde junio de 2014 a octubre de 2016. Y lleva ininterrumpidamente desde mayo de 2017. Sería el segundo secretario general del partido con más tiempo al frente del PSOE en toda la etapa democrática, superando a José Luis Rodríguez Zapatero y las efímeras direcciones de Joaquín Almunia y Alfredo Pérez-Rubalcaba.

Me hace gracia recordar que una de las mayores críticas que le hizo Felipe González a Pedro Sánchez cuando se hizo con las riendas del PSOE fue que no tenía cultura del partido. C´est la vie!

Sánchez estaría 14 años al frente del PSOE… sin cultura de partido