martes. 15.10.2024

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Convocado del LXI Congreso del PSOE hago esta reflexión. Durante el franquismo y tras la segunda Guerra Mundial, Rodolfo Llopis ejerce la primera secretaria del partido. Siempre en el interior del socialismo hubo tendencias, varias formas de ver y hacer política e incluso épocas ideológicas diferentes de alguno de sus más reputados líderes como Francisco Largo Caballero. Sus estatutos y su tradición e historia permitieron diversas visiones, todas ellas con un objetivo común, la lucha de clases, la mejora de las condiciones de vida del proletariado y el socialismo, es decir la toma del poder y el reparto de la riqueza entre la clase trabajadora y su gestión colectiva.

Rodolfo Llopis y no solo por su avanzada edad, por otro lado no superior a la de muchos políticos en activo hoy, suponía una rémora a los planes del Departamento de Estado de los EEUU para España y pudiendo ser el PSOE un partido socialdemócrata al estilo del SPD de los años setenta del siglo pasado era sin embargo, republicano y marxista. Había pues que superar el problema que suponía quienes defendían un referéndum entre monarquía y republica para instaurar la democracia, y frente a esa posición política estaban unos jóvenes ambiciosos, progresistas moderados y liberales, pero que se declaraban socialistas, en Sevilla.

Pudiendo ser el PSOE un partido socialdemócrata al estilo del SPD de los años setenta del siglo pasado era sin embargo, republicano y marxista

La cosa fue más complicada, pero así ocurrió en resumen. Felipe González y su gente escindieron el PSOE con fuertes apoyos internacionales y de los EEUU, se hicieron con la mayoría y fueron parte esencial del pacto monárquico que aupó la Constitución vigente. Felipe nunca cumplió sus programas y el primero menos que ninguno, pero su objetivo de consolidar la monarquía y meter a España en la OTAN lo consiguió. Tras esto ya todo estaba escrito, rey, no tocar el franquismo, respetar y obedecer a la banca, destruir la industria pesada española y practicar la política liberal y neoliberal europea.  

Así hasta hoy. Hemos de reconocer que a pesar del poder felipista, el PSOE con una larga historia y muchas y muchos militantes honrados y socialistas, siempre conservo minorías en ocasiones muy importantes de marxistas y republicanos, obreristas sindicalistas y/o socialdemócratas cabales. El propio Felipe perdió un congreso y después el aparato con Almunia su candidatura a la presidencia del gobierno, había pulso. Las agrupaciones locales y provinciales tuvieron fuertes debates y confrontaciones políticas e incluso personajes de las izquierdas socialistas alcanzaron puestos de representación institucional y orgánica. Hubo un rico debate de ideas a pesar de una mayoría liberal y una dirección monárquica y pro globalización neoliberal.

Felipe González y su gente escindieron el PSOE con fuertes apoyos internacionales y de los EEUU, se hicieron con la mayoría y fueron parte esencial del pacto monárquico que aupó la Constitución vigente

Pero llega el ciclón Sánchez. Sánchez es derrotado por los restos del felipismo pero se levanta. No caeré en las descalificaciones de la derecha reaccionaria española. Mi crítica y discusión es desde el socialismo caballerista, internacionalista y que sigue creyendo en la lucha de clases. Pero el Sánchez del coche de agrupación en agrupación que ilusionó hemos pasado al Sánchez atlantista, ultra monárquico, liberal y globalista. Un Sánchez que por interés ha introducido el woke en el PSOE, un PSOE que de haber sido un partido con debate y un funcionamiento interno correcto jamás hubiera consentido los planteamientos woke y encima hacer doctrina de las ideas de Soros de y de su gente. Un PSOE cuyo referente es hoy Kamala Harris y no Petro o Lula al menos.

Lo peor no es eso. Lo peor es que tras los estatutos del LX Congreso impulsados por Sánchez el debate interno ha muerto y los secretarios generales a todos los niveles imponen las listas de todo tipo a su voluntad, listas que antes se debatían y tenían que pasar por comités territoriales de distinto nivel. Una compañera muy entristecida me decía que las agrupaciones se habían convertido en meras oficinas casi siempre cerradas y circunscritas a la actividad electoral como mucho. Y es que las asambleas ya son innecesarias, pues carecen de cualquier poder. El PSOE de Sánchez se ha convertido en un partido de cuadros y profesionales con restos de la vieja militancia que contempla como ya no son necesarios ni para pegar carteles.

Lo peor es que tras los estatutos del LX Congreso impulsados por Sánchez el debate interno ha muerto y los secretarios generales a todos los niveles imponen las listas de todo tipo a su voluntad

El verdad señores de las derechas extremas y franquistas es que el partido PSOE no es bolivariano, ni social-comunista, eso es un chiste malo además de mala leche. No es ni socialdemócrata, es globalista y por tanto atlantista, que defiende las parte más tibia de los postulados woke, tan monárquico como ustedes e igual de partidario de la OTAN. Ese es el “Sanchismo”. Entonces ¿por qué se entiende con SUMAR y ha formado gobiernos con Podemos?, sencillo, el globalismo y el woke les toca a todos ellos y aunque puedan divergir en matices, coinciden en mucho, sobre todo en el interés.

Hemos de ver las y los socialistas, que dice Corbyn, por donde anda Oskar Lafontaine que es un gran referente y un ideólogo muy importante para el socialismo hoy y esa es la senda en Europa que yo propongo. Sánchez ha terminado de destruir el PSOE de Pablo Iglesias, destrucción iniciada por Felipe González. Escribir estas líneas es muy triste para mí, al igual que  ver como en Andalucía la última encuesta del grupo PRISA le otorgaba al PSOE una intención de voto del 18% con un candidato que impuso Sánchez. Es la marcha cuesta debajo de alemanes, franceses… Españoles, que no se va a remediar en ese espacio. Estamos trabajando, hay esperanza, pero como Lafontaine, en otros lares.     

El PSOE (R) o el gran problema del socialismo español