martes. 30.07.2024
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Pedro Sánchez en su despacho de La Moncloa. (Imagen de archivo).

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Según la mitología griega los aqueos, una liga de ejércitos griegos mandada por Agamenon, trataron de tomar Troya durante nueve años. En ese tiempo, les dio para tomar otras ciudades, pero no Troya. Eso, solo lo consiguieron mediante un ardid: construyendo un caballo de madera en el que introdujeron un comando de, hay que imaginar, fuerzas especiales. Después, bastó que los propios troyanos metieran el caballo dentro de la ciudad para que, aprovechando la noche, los emboscados salieran del caballo, abrieran las puertas de la muralla y dieran paso al grueso del ejército aqueo. Lo demás, ya es historia. Mitológica, pero historia. Lo que ahora se llama relato.

Anda, ahora, un nuevo Agamenon tratando de entrar en La Moncloa, por tierra, mar y aire, sin conseguirlo. Cree que Pedro Sánchez ha raptado el poder a sus legítimos propietarios, la derecha, y trata de rescatarlo, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. No me atrevo a poner nombre a ese actual Agamenon porque, quizás Feijóo, puede hacer, más que de Agamenón, de Aquiles, aquel héroe al que fueron a buscar a la isla de Esciros, pensando que su concurso era esencial para tomar Troya. Para el papel de Agamenon todavía no se ha cerrado el casting ya que hay varios pretendientes desde Madrid a Andalucía.

En estos, ya, siete años, no han conseguido tomar la Moncloa aunque, sí, como en el caso de Troya, muchas otras ciudades y comunidades autónomas. La liga de derechas que han constituido Partido Popular y VOX se han tenido que conformar con la pedrea del sorteo pero sin poder acceder al premio gordo del Gobierno de España. Y, eso que han hecho de todo, por supuesto, sacar más votos, aunque en cantidad insuficiente, que el PSOE, ir a Europa para anunciar que España se rompe, poner medallas a renegados de la justicia social, y cualquier cosa que sirviera para, como dijo su gurú, que cada uno haga lo que pueda. Hasta Feijóo ha hecho algo que nunca hubiera hecho Aquiles con Héctor, decirle a Pedro Sánchez que se rinda.

Pero, en la derecha española debe haber alguien que ha leído a Homero o, en su caso, les gusta el cine y son admiradores de Brad Pitt y se les ha ocurrido una idea: hacer un artilugio de madera e introducirlo en el palacio de La Moncloa. Si les sirvió a los aqueos, ¿porqué no les puede servir a ellos?

Lo que han construido de madera ha sido un caso judicial. Ya se sabe que, en ese terreno, la derecha española se mueve como pez en el agua

Así pues, lo que han construido de madera ha sido un caso judicial. Ya se sabe que, en ese terreno, la derecha española se mueve como pez en el agua. Bueno, en realidad se podría decir que los peces se mueven en el agua como la derecha española en el terreno judicial, pero hagamos honor a la frase hecha. El caso es que, a base de corta y pega de rumores en digitales y algún periódico, han redactado una denuncia y la han presentado, naturalmente, ante el juez natural para que, este, proceda. Como digo, naturalmente, éste ha procedido. Despacito, que es de lo que se trata, va llamando a testigos que, después, los trasforma en investigados, se pasa por donde se pasa los informes de la Guardia Civil, y declara, innecesariamente, el secreto del sumario para, poco después, anular esa declaración. Y digo innecesariamente porque, a lo que parece, el sumario es, de por sí, tan secreto que los investigados no saben de qué se les acusa.   

Con esa mimbrera, cual caballo de Troya, la derecha española se han metido en la Moncloa. Y ahí tenemos a su señoría, acompañado de un grupo de fuerzas especiales, expertas en grabaciones, interrogando al presidente del Gobierno de España convertido en simple marido de una señora casada, precisamente, con el presidente del Gobierno de España. Y, así, esperan poder abrir las puertas de la Moncloa por las que entre el grueso de su ejército, acusando al presidente, a su Gobierno y a su partido de ser el epítome de la corrupción en España.

Hay quien ha criticado la instrucción del juez Peinado bajo los baremos de un procedimiento judicial, y está bien el hacerlo, ya que, al fin y al cabo, se debería tratar de eso, algo que comprende la investigación, la recopilación de elementos probatorios y las medidas de aseguramiento que el caso requiere. Pero, a estas alturas ya debieramos saber qué, esta película, va de lo que va y, en ella, Peinado tiene el papel que tiene.

De cómo convertir un juez en un caballo de madera