martes. 30.07.2024
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Iker Jiménez.

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Desde que comenzó a emitirse en la Cadena SER el programa Milenio-3 (hace más de veinte años) y poco después su versión televisiva Cuarto Milenio, he seguido con cierta asiduidad ambos programas (sobe todo el radiofónico) por lo entretenido que me resultaba su abordaje de los fenómenos paranormales, la parapsicología, las psicofonías, las experiencias cercanas a la muerte, los ovnis, la vida extraterrestre y un largo etcétera. 

Dejo constancia de antemano de que no me siento cómodo al escribir este artículo, y si lo hago es debido a que mi interés fue cayendo conforme Iker Jiménez incorporaba a sus programas ciertas temáticas que poco o nada tenían que ver con el misterio. Un ejemplo sustancial lo encontramos en la opinión de marcado sesgo conspiranoico al propagar presuntos entresijos relacionados con la pandemia del Covid.

Quiero dejar claro que defiendo el derecho de cada cual —incluyo aquí a los presentadores y colaboradores de los medios de comunicación— a expresar su opinión sea cual sea su tendencia ideológica. Cada mañana de lunes a viernes suele suceder que una misma noticia es analizada por Àngels Barceló y Carlos Herrera desde una perspectiva diametralmente opuesta, algo que considero consustancial a la libertad de opinión y de expresión que, por suerte para muchos, aunque no para todos, disfrutamos en nuestro país. Igualmente asumo como un logro positivo que el humor de El Gran Wyoming y el de Pablo Motos sean tan divergentes en su enfoque, algo que veo como una muestra de lo lejos que ha quedado aquella censura franquista que tan de cerca conocí.

Pero vayamos al tema que me anima a escribir este artículo. En marzo de 2020, Iker Jiménez se puso al frente de un nuevo programa televisivo llamado Horizonte, inicialmente dedicado casi en exclusiva a la pandemia que por aquel entonces nos cambió la vida a todos. En Horizonte no sólo participaban médicos y epidemiólogos sino también expertos en todos los ámbitos en los que el Covid estampaba su impacto más allá de la salud pública. Pues bien, a partir de Horizonte comenzó a caer en picado mi credibilidad en un Iker Jiménez que prestaba menos atención a los ovnis y daba pábulo a teorías conspiranoicas que interpretaban la pandemia a la ligera y sin atenerse a metodología científica. 

En el pasado reciente nunca se me ocurrió censurar a Iker Jiménez cuando alentaba a aceptar la existencia de los ovnis, ni tampoco por conferir un rango de verdad absoluta a la telepatía, las premoniciones, la levitación, las psicofonías, la influencia de los extraterrestres en la historia de la humanidad, y así un sinfín de fenómenos cuya difusión sólo pretendía entretener a la audiencia sin hacer daño a nadie. No obstante, mi postura fue distinta cuando a raíz de la pandemia, este comunicador de labia fácil propagó argumentos alejados de la metodología científica al promocionar hipótesis conspiranoicas que creaban duda e incertidumbre en unos momentos difíciles en que lo prioritario era vencer a un virus que estaba diezmando a la humanidad. Pondré como ejemplo el desatino de Iker Jiménez cuando 9 de agosto de 2021 dejó constancia en Horizonte de su sorpresa ante el hecho de que la mayoría de los pacientes hospitalizados con Covid en España estuvieran vacunados. «Debo ser muy tonto, porque no lo entiendo» dijo el presentador a través de un mensaje negacionista y antivacuna.

Afortunadamente lo peor de la pandemia fue atenuándose con el paso del tiempo, sin embargo Iker Jiménez mantuvo en antena el programa Horizonte —en la actualidad aún sigue— incorporando nuevas temáticas en los contenidos a través de tertulias sociopolíticas con colaboradores de talante conservador en su mayoría. Así como la pandemia propició la salida de Iker Jiménez del armario de los extraterrestres para incorporarse en el de los antivacunas y ciertas teorías conspiranoicas acerca del origen del Covid, en la actualidad Horizonte sigue sin hablar de ovnis y dando la palabra a colaboradores y tertulianos mayoritariamente críticos ante temas como el lenguaje inclusivo, la ley trans, el aumento de las violaciones y su vinculación con la inmigración masiva. 

Iker Jiménez juega a ser imparcial. Es hábil y recurre a consignas del tipo: «no soy de izquierdas ni de derechas» o «aquí se escucha a todo el mundo»

Iker Jiménez juega a ser imparcial. Es hábil y recurre a consignas del tipo: «no soy de izquierdas ni de derechas», «aquí se escucha a todo el mundo» o «aquí damos voz a todas las opiniones pero nos cuesta mucho tener gente progresista en el programa». Sin embargo se le ve el plumero en situaciones como la sonada participación en Horizonte de Javier Nicolás en diciembre de 2022, un personaje a quien Iker Jiménez presentó como historiador especializado en el III Reich y máster en Sociología y Ciencias Humanas, silenciando que sobre ese dechado cultural y de virtudes recaía la acusación de haber formado parte de CEDADE, un grupo de ideología nazi negacionista del Holocausto. Como consecuencia de la entrevista hubo protestas y acusaciones a Horizonte por blanquear el nazismo.  

Le reconozco a Iker Jiménez (y a quien sea) su derecho a ser de derechas, de izquierdas, mediopensionista o lo que más feliz le haga. Pero al mismo tiempo reivindico el mío a dejar de seguir unos programas televisivos que de los temas paranormales pasó a propagar teorías sobre la salud pública opuestas a los criterios científicas, así como dar pábulo a noticias surgidas de bulos, todo ello con una fingida neutralidad a expensas de formular preguntas camufladas de dudas, con un tono tendencioso y s expensas de posicionarse en un segundo plano y mirar a otro lado mientras los invitados y colaboradores profieren disparates.

El día que Iker Jiménez salió del ovni