martes. 08.10.2024
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Imagen: ONU

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Naciones Unidas ha puesto el foco en la violencia que mujeres y niñas sufren en el ámbito del deporte. El informe de 2024 de la Relatora Especial, Reem Alsalem, es clarificador para identificar las “manifestaciones de violencia generalizadas, superpuestas y graves en todos los niveles”, con conclusiones tan relevantes como que el 21% de las niñas en todo el mundo ha sido víctima de abuso sexual durante su infancia deportiva.

Pero la violencia y la discriminación en el deporte se expresa también de otras muchas maneras, algunas profundamente arraigadas y que vulneran claramente los derechos humanos. “Mujeres y niñas siguen tropezando con dificultades para participar en el deporte en condiciones de seguridad, igualdad y dignidad, ya que continúan enfrentándose a la discriminación por razón de sexo y género, agravada por la discriminación por otros motivos, que se refleja en casos en los que sigue habiendo una impunidad generalizada”, señala la Relatora.

España actuó "con firmeza"

Según el informe, el acoso y el abuso sexual está muy extendido. Los vestuarios suele ser el lugar predilecto donde entrenadores y preparadores físicos abusan de la confianza que las deportistas depositan en ellos. Se han denunciado casos de abuso sexual en la gimnasia y el atletismo en EEUU; también en Canadá; en la Federación de Fútbol de Haití; en el equipo nacional juvenil femenino de baloncesto de Malí; en la Federación de Kárate del Camerún; en las federaciones de natación y tenis de Sudáfrica; en la Federación de Ciclismo de Ruanda; o en la Federación de Lucha Libre de India.

Pero también ejemplos en los que, según la Relatora, se ha actuado “con firmeza” a esas agresiones, como es el caso Rubiales por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso, y “la respuesta” que dieron tanto el Estado español como la Federación Internacional de Fútbol “a un contacto de carácter sexual no consentido con una deportista durante la ceremonia de entrega de premios de la Copa Mundial Femenina de 2023”, se dice.

El informe también cita las actuaciones de algunos países para “reducir las lagunas legales” y “velar por que el acoso sexual de las mujeres se tipifique como delito grave”, citando de nuevo a España al poner en marcha “numerosas campañas eficaces para combatir la violencia sexual. Resalta asimismo las sanciones establecidas en Francia, Chile o Chequia; el refuerzo de los métodos de denuncia confidencial en Austria o Eslovenia; la creación de tribunales específicos en El Salvador; códigos de conducta y ética como en Dinamarca o Irlanda; o actos de reparación como las disculpas que pidió Australia en 2021 a deportistas y sus familias que habían sufrido abusos.

Violencia física y psicológica

Las formas de violencia contra mujeres y niñas en el deporte son extensas y la violencia física figura como una de las más graves. Algunos ejemplos son la imposición deliberada del castigo corporal o los rituales de iniciación, como en el caso de Japón con la práctica denominada ‘taibatsu’ (castigo corporal), que ha causado lesiones de por vida a niños y niñas, llegando incluso a la muerte.

Relevantes son los casos de lesiones corporales graves cuando se da acceso a los varones a espacios deportivos exclusivos para mujeres, principalmente en disciplinas como el voleibol, el baloncesto y el fútbol. Se han dado casos donde se ha incluido a varones adultos en equipos de niñas menores de edad.

Entre las lesiones sufridas figuran dientes rotos, conmociones cerebrales con deficiencia neurológica como secuela y fracturas de piernas y de cráneo. En Carolina del Norte, una jugadora de voleibol sufrió una lesión grave cuando un hombre, compitiendo en su equipo, golpeó violentamente la pelota hacia ella, causándole una conmoción cerebral.

En un estudio que recoge este informe se afirma que, incluso en los deportes que no son de élite, “el hombre menos fuerte tenía más fuerza que la mujer más fuerte” y se indica que, de acuerdo con las mediciones, cuando los hombres y las mujeres tienen aproximadamente los mismos niveles de forma física, la fuerza media de los golpes de puño de los varones supera en un 162% a la de las mujeres.

La violencia psicológica es la segunda forma de violencia más documentada tras el acoso o abuso sexual

La violencia psicológica es la segunda forma de violencia más documentada tras el abuso sexual. Las deportistas son expuestas a humillaciones corporales, exclusión social, acoso verbal y cosificación. Las mujeres lesbianas, bisexuales y transgénero están especialmente expuestas a esta violencia.

Las consecuencias son dramáticas: trastornos alimentarios, ansiedad, depresión, pensamientos suicidas y disminución del rendimiento deportivo.

El acoso psicológico tiene muchas veces que ver con lo que en el informe se denomina ‘violencia en línea’, es decir, en redes sociales, donde las mujeres son objeto de amenazas, humillaciones y difusión forzosa de imágenes sexuales, o víctimas de discursos de ocio, racismo o misoginia. Deportistas que puedan tener un aspecto “masculino” son calificadas despectivamente de lesbianas y ridiculizadas. “A menudo se las humilla por su cuerpo, se las sexualiza, se les hacen proposiciones, sufren acecho y son objeto de ‘doxing’ y pornovenganza”, subraya el informe.

“Control sobre sus finanzas, explotación económica y sabotaje”

La Relatora también documenta en su informe casos de “violencia económica” derivada del hecho de que las deportistas reciben menos ingresos que los hombres. Según una encuesta mundial de 2017, el salario medio en el fútbol femenino es de 600 dólares. En Ecuador, los futbolistas pueden ganar hasta 100.000 dólares mensuales, mientras que las futbolistas ganan solo 400 dólares al mes. A esto se une el hecho de que generan menos ingresos a través de la publicidad por la “escasa cobertura mediática de sus competiciones”. En Filipinas, por ejemplo, las mujeres solo atraen entre el 2% y el 4% de la cobertura mediática en eventos deportivos, limitando sus oportunidades de promoción y patrocinios.

Las mujeres además se enfrentan al “control sobre sus finanzas, explotación económica y sabotaje” por parte de representantes, agentes o las propias organizaciones deportivas de muchos deportes de élite. Estos mismos “se aprovechan también de las imágenes de las deportistas sin darles una compensación adecuada”.

En muchas ocasiones, las deportistas no pueden acceder a oportunidades educativas o de empleo fuera de su carrera deportiva “al planificar deliberadamente las sesiones de entrenamiento” o “disuadirlas” de participar en otras actividades que les darían independencia financiera fuera del deporte.

En algunas regiones, la trata con fines de explotación sexual ha aumentado con la popularidad del fútbol femenino

Ejemplos más graves de vulneración de derechos humanos se dan en casos de trata de personas, especialmente en regiones donde el deporte femenino es mal visto, donde las mujeres están en mayor riesgo de ser víctimas de trata con fines de explotación sexual. Este riesgo ha aumentado con la popularidad del fútbol femenino.

Asimismo, se cita Afganistán para resaltar que, desde agosto de 2021, las deportistas se han visto obligadas a esconderse y abandonar su entrenamiento debido a la prohibición del deporte femenino bajo el régimen talibán.

Impunidad de los agresores

En sus conclusiones, Reem Alsalem, denuncia la falta de rendición de cuentas y la impunidad de los agresores sexuales que en muchas ocasiones han seguido trabajando en el deporte sin enfrentar consecuencias, a pesar de estar acusados o condenados por abuso. En Estados Unidos, en el 75% de los casos de abuso sexual en el deporte, los entrenadores permanecieron en sus equipos sin ser removidos de sus funciones.

El informe concluye con una serie de recomendaciones clave, como la necesidad de implementar políticas deportivas con perspectiva de género, reforzar los marcos legales que protejan a las mujeres y crear espacios seguros para ellas; así como un llamado a gobiernos, organismos internacionales y federaciones deportivas a promover un deporte inclusivo, donde las mujeres puedan desarrollarse en un entorno libre de violencia, acoso y discriminación.

Para la elaboración de este informe, la Relatora recibió más de 100 comunicaciones de las partes interesadas correspondientes y celebró consultas con expertos en las que participaron 50 personas. Entre otros, contó el trabajo realizado en España por la Asociación Para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP).

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