Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Es un palacio de principios del siglo XX que, cuando fue construido, se encontraba alejado del casco urbano pero que, actualmente, se encuentra plenamente integrado en la ciudad.
Jesús Martínez Verón ha dicho que “es el mejor ejemplo de eclecticismo zaragozano entre 1885 y 1920. Constituye, por entidad y calidad en la ejecución, una de las mejores residencias burguesas levantadas en Aragón”.
El palacio se edifica en el antiguo barrio de Montemolín
El palacio fue encargado al arquitecto Félix Navarro, uno de los más prestigiosos de la época. El proyecto data del año 1901. El palacio se edifica en el antiguo barrio de Montemolín de Zaragoza.
Se finalizó en el año 1908 pero nunca fue habitado, ya que fue un encargo para disfrute del matrimonio formado por Miguel Larrinaga de Luzárraga y Asunción Clavero. La pareja residía en en la ciudad inglesa de Liverpool y tenían dos residencias de vacaciones en San Sebastián y Málaga. Su objetivo era retirarse aquí, pero ella murió en el año 1939 y el palacio se puso a la venta en el año 1942.
Giesa fue la empresa que compró la parcela incluido el palacio, construyendo su fábrica en los terrenos adyacentes. Actualmente se conserva con el nombre de Schindler, e instaló sus oficinas de la empresa en la casa.
Al poco tiempo la parcela se pone de nuevo a la venta, siendo los compradores los Hermanos Marianistas quienes lo usan como colegio residencia. Finalmente la compró Ibercaja en el año 1993, su actual propietaria, que la restauró dándole uso como centro de fondos documentales.
La decoración del inmueble alude al mar y al comercio marítimo, ocupación de los Larrinaga
La decoración del inmueble alude al mar y al comercio marítimo, ocupación de los Larrinaga. Los materiales usados son específicamente aragoneses: piedra, ladrillo y cerámica.
Ramón de Larrinaga fue un importante naviero vasco y fundador de “Olano, Larrinaga & Compañía” que murió en el año1888.
Ramón de Larrinaga y su esposa Telesfora de Luzárraga tuvieron cinco hijos: Félix el mayor, que vivía con él en Liverpool, Anselma, María, Miguel que fue quien compró los terrenos y ordenó construir el palacio y Domingo.
Al morir Ramón y habiendo muerto anteriormente Telesfora, los cuatro últimos eran menores de edad quedando bajo la tutela de varios de sus tíos, Miguel A. de Luzárraga y José de Larrinaga. Éstos trataron de que tuvieran una educación perfecta para que se encargaran de la empresa de su padre en el futuro.
Su hijo Miguel de Larrinaga que tenía por entonces quince años y vivía en el País Vasco le obligaron a estudiar Derecho para poder hacerse cargo de la empresa de su padre.
Viajará a Zaragoza para ello y allí conocerá a la que será su esposa y su gran amor: Asunción Clavero, nacida en Albalate del Arzobispo en a provincia de Teruel y se dice que la conoció durante una misa en El Pilar.
Una vez terminada la carrera, viajará a Liverpool, en donde se casará ese mismo año con Asunción. Se hace con el poder de la empresa de su padre en el año 1898, pese a no ser el mayor de los hermanos. La empresa pasa a llamarse “Miguel de Larrinaga Steamship Co. Ltd”.
Tras tres años allí, en el año 1900 decide viajar a Zaragoza para adquirir un terreno en donde, un año después, iniciará la construcción de un palacete llamado "Villa Asunción". Éste, quiere que sea su nido de amor maduro donde vivan a la jubilación de Miguel, cerca de la tierra que vio nacer a Asunción.
La mala salud de ella no permitió que se consumara ese futuro idílico. Roto, y con pocas ganas de volver a una tierra que no era la suya, después de la Guerra Civil, en 1942, vende el terreno a la empresa Giesa, con el palacio incluido sin enseres ni mobiliario.
¿Cómo es el palacio?
El palacio se levantó en el interior de una gran finca. Posee el edificio una superficie de 676 metros cuadrados y una altura de 14 metros. Entre los materiales utilizados en su construcción predomina la piedra y el mármol, combinados con el ladrillo y otros nuevos materiales de la época como el acero, hierro o vidrio.
Dicho edificio consta de cuatro fachadas con torres en sus ángulos. Tiene planta cuadrada y sus dependencias se distribuyen en torno a un espacio central cubierto con cúpula.
Entre los materiales utilizados en su construcción predomina la piedra y el mármol
El interior del palacio se estructura en cuatro plantas: sótano con dependencias auxiliares; planta baja; con despacho, comedor principal, y el salón francés; la zona privada de la familia y la capilla en la planta superior y el ático que alojaba las habitaciones del personal de servicio.
En la parte posterior se construyó un mirador acristalado en forma de exedra. Las torres no cobijaron ninguna dependencia especial, tan solo fueron espacios abiertos. A ellas se accedía desde el interior y desde la galería de la fachada principal.
Todo el espacio interior se decora mezclando elementos de estilo plateresco, barroco y rococó, realizados en diversos materiales. De forma singular, dos de las habitaciones principales contaron con una gran chimenea en piedra decorada con motivos renacentistas. También la capilla estuvo decorada con esmero. Contó con preciosas vidrieras en sus vanos y cuidados pavimentos en madera.
El exterior del edifico destaca por su gran fachada principal y las cuatro torres de las esquinas, que sobresalen en altura. La fachada principal se divide en dos grandes galerías abiertas por arcos. Sobre las galerías se aprecia una cubierta tranqueada y el remate octogonal de la cúpula.
Para decorar su exterior se utilizó azulejería y elementos decorativos en piedra realizados por el escultor Carlos Palao. Las torres se cubren también con azulejos realizados a la cuerda seca. La fachada principal es la más decorada y en ella destaca, sobre todo, el mural cerámico que preside la arcada superior, inspirado en el comercio naval.
Los elementos decorativos fueron realizados por el escultor Carlos Palao. El mural cerámico de la fachada principal podría ser obra del ceramista cordobés Enrique Guijo Navarro, según los estudios realizados para la restauración del palacio en 1996.
El Palacio Larrinaga es uno de los últimos ejemplos de las grandes residencias privadas de la ciudad de Zaragoza
El Palacio Larrinaga es uno de los últimos ejemplos de las grandes residencias privadas de la ciudad de Zaragoza, ya que, a partir de los años 30 del siglo XX, la construcción de estos palacios decae a favor de otros modelos menos ostentosos.
Actualmente el Palacio Larrinaga es propiedad de Ibercaja, que propició una restauración integral del edificio, consolidando y limpiando las estructuras, así como restaurando maderas, cerámicas y yeserías para devolverle su esplendor ornamental. Es la sede del Patronato Cultural de Ibercaja y acoge el Centro de Documentación de Ibercaja Zaragoza, así como varias bibliotecas adquiridas por la entidad. También dispone de un restaurante.
BIBLIOGRAFÍA
Espada Torres, D. M. “Félix Navarro Pérez: La regeneración arquitectónica zaragozana”. 2014. Repositorio digital Universidad de Zaragoza.
Espada Torres, D. M. “El Palacio Larrinaga: Una joya escondida de Zaragoza”. 2015. Revista ArtyHum nº18.
Martínez Verón Jesús. “Arquitectura aragonesa. 1885-1920. Ante el umbral de la Modernidad”. 1999. Zaragoza.
Martínez Verón, Jesús. “Arquitectura aragonesa: 1885-1920. Ante el umbral de la modernidad”. Zaragoza.
Rabanos Faci, C. “Historia crítica de la arquitectura aragonesa del siglo XX ”. 1995. S.A.A. XLVII. Zaragoza.
Fatas, Guillermo. “Guía histórico-artística de Zaragoza”. 1982. Delegación de Patrimonio Histórico Artístico, Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza.
Iraburu ElizondoI. Martínez Verón, J.
“Los cuatro viajes del palacio de Larrinaga: un recorrido por la historia y la arquitectura del edificio con más leyenda de Zaragoza”. 2000. Ibercaja, Obra Social y Cultural, Zaragoza.
