Una opinión muy generalizada es la de presentar el triunfo del neoliberalismo como algo inevitable. Tal inevitabilidad no fue tal. La acción gubernamental fue clave.
Abundan personas que alardean de ser de izquierdas, aunque luego sus actuaciones contradicen de pleno a sus palabras.
En estos últimos años estamos constatando los ataques brutales e indiscriminados hacia los trabajadores, no solo desde la derecha, sino también desde la izquierda socialdemócrata.
La sensibilidad ciudadana hacia el político corrupto depende muchas veces de sus filias o fobias políticas, sin que tenga la corrupción un reflejo adecuado en los procesos electorales.
Los medios de comunicación tanto privados como públicos dan una visión sesgada, parcial e interesada de los acontecimientos políticos.
El próximo gobierno, sea el que sea, tendrá que llevar a cabo unos duros ajustes, como consecuencia del incumplimiento del déficit público en 2015.
El Gobierno de Rajoy ha hecho caso omiso a las 42 recomendaciones que la ONU le hizo en el 2014 sobre las víctimas del franquismo.
A los paraísos fiscales ningún gobierno quiere enfrentarse, a pesar de que están en el mismo centro de la crisis financiera, presupuestaria y democrática.
“Con carácter urgente manifieste usted al Gobierno francés que México está dispuesto a recoger a todos los refugiados españoles residentes en Francia”.
La actual contrarrevolución política, social y económica es clara. Alemania llegó más tarde a lo que se ha llamado la Gran Divergencia o Gran Desigualdad, con la implantación del neoliberalismo.
Hoy se sigue la hoja de ruta política perfectamente marcada. Los planteamientos del neoliberalismo siguen plenamente vigentes.