domingo. 29.09.2024
Jean Jaurès

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  “Libertad para los espíritus y justicia social para los hombres”


@Montagut | En esta pieza queremos hacernos eco de la conferencia que el diputado socialista francés, figura fundamental en socialismo galo e internacional, Jean Jaurès dio en Bruselas en la primavera de 1894, y que conocemos a través de las páginas de Las Dominicales del Libre Pensamiento en su número del primero de mayo de ese año.

El tema fundamental de aquella conferencia era demostrar la relación entre el socialismo y la libertad, habida cuenta, como el conferenciante explicó, que se consideraba que el primero era la negación de la segunda. Pero, además, quería explicar todo eso fuera de las fronteras francesas para remarcar el carácter internacional del socialismo, justo en un contexto en el que obreros belgas, tachados de socialistas, eran expulsados de Francia.

Precisamente, Jaurès avisaba que mientras se expulsaba a los trabajadores belgas a los obreros franceses se les encerraba. Todo esto había conseguido unir a las distintas facciones del socialismo francés. En ese momento se estaba intentando promover el enfrentamiento entre los trabajadores de distintos países, por lo que ante el internacionalismo de los capitalistas había que plantear el de los obreros como medio para terminar con las luchas entre trabajadores de distintos países. A la internacional de la explotación había que contraponer la internacional de la emancipación. Pero esta internacional no era contraria a la autonomía de las naciones ni a su propia existencia. Jaurès aprovechó para hacer una reflexión histórica sobre la unidad de la Humanidad. Al llegar a la Revolución francesa recordó que intentó lo mismo, pero bajo la defensa de la libertad dejó sin tocar las desigualdades sociales.

Cuando el socialismo hubiera conseguido la justicia social habría libertad para todos para encontrar las fórmulas del desenvolvimiento humano

Pero, y en consonancia con el internacionalismo, había que luchar por la paz, pero para ello había que terminar con la lucha de clases por la supresión de éstas. Ese era el fin del socialismo.

Así era, el socialismo pretendía acabar con los enfrentamientos, el cese de las guerras, siempre en la búsqueda de la mencionada unidad humana, y que no se había conseguido por la existencia de los antagonismos económicos, dando a unos la propiedad de los instrumentos de trabajo y del producto del mismo.

Los socialistas no querían la dominación de unos pueblos sobre otros, ni la existencia de ningún César dominador.

El socialismo era internacionalista pero respetuoso con la soberanía nacional de cada país, con las peculiaridades históricas de cada uno. Así, por ejemplo, la organización se había desarrollado en Inglaterra a partir de las Trade-Unions, mientras en Bélgica imperaba el “viejo espíritu del compañerismo” frente a la tradición republicana francesa. En suma, el socialismo se reafirmaba en su diversidad. Una vez emancipada la Humanidad los pueblos permanecerían.

Habría un mundo de naciones libres con el mismo soplo de bienestar, pero sobre la “diversidad de los jardines”.

El socialismo pretendía acabar con los enfrentamientos, el cese de las guerras, siempre en la búsqueda de la mencionada unidad humana

Del mismo modo que solo el socialismo podía realizar la libertad de los pueblos, solamente el socialismo podía ofrecer la libertad de los productores en el orden económico. Los adversarios del régimen colectivista afirmaban que sería fatal para la libertad del trabajo, la libertad del consumo y la iniciativa individual. Pero Jaurès se preguntaba si en el sistema económico imperante había realmente libertad de trabajo para quien tenía, con el fin de sobrevivir, que someterse a las condiciones de quien le contrataba. En el contrato no había igualdad. La sociedad obligaba al hombre a trabajar sino quería ser expulsado o perseguido.

Pero, además, una vez impuesta la obligación del trabajo le había obligado a buscarlo. Si encontraba trabajo pasaba a ser explotado por un capitalista, si no lo conseguía era perseguido. Pero tampoco había libertad de consumo. En realidad, solamente existía la libertad de consumo del producto del trabajo de los proletarios.

Los socialistas eran acusados, como hemos aludido, de intentar terminar con la iniciativa privada o individual, pero Jaurès se preguntaba si realmente existía en el sistema, donde imperaban dos oligarquías, la política y la económica, ambas de una clase. La iniciativa individual no estaba en un trabajador explotado horas y horas en un telar, en una mina o en una fundición porque, además, el obrero no era admitido en la dirección de las empresas, siendo no más que una máquina humana agregada a la de metal.

Los adversarios del socialismo afirmaban también que los socialistas querían llenar el mundo de administradores y funcionarios, pero ya la burguesía lo estaba haciendo en el proceso de concentración capitalista

Los adversarios del socialismo afirmaban también que los socialistas querían llenar el mundo de administradores y funcionarios, pero ya la burguesía lo estaba haciendo en el proceso de concentración capitalista.

Los socialistas no pretenderían suprimir la libertad privada. En la proclamación de la soberanía económica de la nación no iba implícita la supresión del poder económico del individuo. Lo que se pretendería era eliminar la explotación del hombre por el hombre, siendo reemplazada por la soberanía de la nación. Los socialistas buscaban la libertad completa del pensamiento contra la acusación de que pretenderían amordazar todas las conciencias. Lo que sí era cierto es que los socialistas tendrían ideas esenciales. Eran las siguientes:

- la nación debía ser soberana en lo económico. Había que reconocer los servicios que el capitalismo había ofrecido a la sociedad, pero se había llegado a un momento en que se había hecho muy caro el pago de sus servicios.

- el capitalismo se sustituiría por una sociedad colectiva, que haría pagar menos caro mayor cantidad de servicios.

Cuando el socialismo hubiera conseguido la justicia social habría libertad para todos para encontrar las fórmulas del desenvolvimiento humano.

Mientras tanto habría dos fórmulas: libertad para los espíritus, y justicia social para los hombres.

Socialismo y libertad en Jaurès