domingo. 30.06.2024
Camille Chautemps, jefe de Gobierno durante la Tercera República francesa
Camille Chautemps, jefe de Gobierno durante la Tercera República francesa

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@Montagut | El 6 de febrero de 1934 es una fecha clave en la historia francesa de entreguerras porque en ese día los grupos de extrema derecha intentaron asaltar el poder en París, no consiguiéndolo al final. En todo caso, este hecho tendría dos consecuencias evidentes: el camino hacia la unidad de la izquierda a través de la fórmula final del Frente Popular, y la radicalización de la derecha. En esta pieza estudiamos la situación política francesa previa, para  en otro artículo analizar los hechos concretos del día 6, dejando para una tercera entrega el análisis de las consecuencias.

La Gran Depresión hizo profunda mella en Francia, afectando a la numerosa clase media del país. El poder político se vio desbordado por los problemas económicos y sociales, derivando en una evidente inestabilidad, ya que se sucedieron muchos Gobiernos entre 1932 y 1934. Esta situación se convirtió en un caldo de cultivo para que calara en determinados sectores sociales un fuerte rechazo al sistema parlamentario de la Tercera República al que se acusaba de inoperancia y de fomentar la mencionada inestabilidad gubernamental.

En ningún país europeo hubo un mayor acusado antisemitismo en la confrontación política desde finales del siglo XIX como en Francia

A esta situación, generada por la crisis económico-social, se unió la sucesión de una nueva etapa de escándalos. No era la primera vez que la Tercera República se veía afectada por los escándalos político-financieros. En el cambio de siglo se sucedieron muchos, sin olvidar el conocido como Affaire Dreyfus, pero era otro contexto distinto, con más estabilidad subyacente. Ahora los problemas económicos hacían intolerables estos asuntos. Los casos más importantes, sin entrar en muchos detalles, fueron los siguientes: el Caso Hanau, que afectó a los ahorros de muchas personas y que protagonizó Marthe Hanau; el Caso Oustric, que fue una quiebra fraudulenta del banquero Albert Oustric y que se llevó por delante al Gobierno de Andrés Tardieu por implicación de un ministro; y por fin, el Caso Stavisky, la gota que precipitó la  tensión. El escándalo estalló en diciembre de 1933 afectando a un  banco de Bayona y que se generó por los manejos del estafador Alexandre Stavisky, conectado con importantes políticos radicales, entre ellos un ministro del Gobierno de Camile Chautemps. Esos apoyos le permitían eludir, casi indefinidamente, su juicio. Pero Stavisky fue asesinado y el escándalo aumentó en la opinión pública porque se acusó desde la derecha al Gobierno de haber ordenado su asesinato. La extrema derecha aprovechó la ocasión para movilizarse. En este estado de cosas estalló un nuevo escándalo que provocó el fin del Gobierno de Chautemps, siendo sustituido por otro político radical, Édouard Daladier el 27 de enero de 1934.

Esta inestabilidad fue el pretexto para que la extrema derecha, como hemos apuntado, buscara un evidente protagonismo mediático y en la calle. Sus temas no son nuevos porque los sectores más radicales de la derecha francesa los habían empleado en el pasado, pero ahora resuenan con más fuerza. En primer lugar, se renueve el antisemitismo, una seña de identidad de este universo político desde los tiempos de Dreyfus. Seguramente, en ningún país europeo hubo un mayor acusado antisemitismo en la confrontación política desde finales del siglo XIX como en Francia, ya que el antisemitismo alemán debe vincularse más a la llegada y ascenso del nazismo. El antisemitismo se unió a un discurso xenófobo porque Stavinsy reunía dos condiciones que odiaba la extrema derecha: era judío y era extranjero, ucraniano, aunque naturalizado francés. El tercer pilar del odio de la extrema derecha era su antimasonismo. La masonería venía siendo acusada de manejar los hilos de la política contra los supuestos verdaderos franceses, y en este caso, se volvió a la carga porque Chautemps era masón. Todas estas ideas seguirán en el discurso de la extrema derecha y de gran parte de la derecha hasta la liquidación del régimen de Vichy.

La masonería venía siendo acusada de manejar los hilos de la política contra los supuestos verdaderos franceses

El Caso Stavisky fue la excusa perfecta más que para la extrema derecha, siempre contraria al parlamentarismo y la democracia, para la derecha que deseaba derribar al Gobierno que había surgido de las elecciones de 1932, y a los radicales que no tenían una mayoría estable en el parlamento.

En este clima irrespirable de tensión estalló el precipitante que provocaría las grandes manifestaciones parisinas. El Gobierno destituyó al prefecto de la policía, Jean Chiappe, un alto funcionario muy permisivo con la extrema derecha. La izquierda francesa consideraba que este personaje había estado implicado en el Caso Stavisky, pero la derecha opinaba que la destitución había sido una exigencia de los socialistas a cambio de su supuesto apoyo parlamentario a los radicales del Gobierno.

Seguiremos.

El enrarecido clima político francés entre 1933 y 1934