martes. 23.07.2024
Isabel Díaz Ayuso y el juez Juan Carlos Peinado
Isabel Díaz Ayuso y el juez Juan Carlos Peinado

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El juez que, sin despeinarse, quiere grabar un vídeo en La Moncloa porque le da la gana, con arreglo al ‘ganar con ganas’ de Ayuso. Al entorno de Ayuso le ataban sin piedad por ser ella quien es. Toda la familia se vio bajo sospecha, pero con su hermano de cebaron. Total por una comisión de nada cuando proliferaron los espontáneos en comprar material sanitario durante la pandemia. Su tajada fue discreta en términos comparativos, porque a todo hay quien gane y los proveedores del ayuntamiento se llevaron la palma. 

Estos héroes cívicos fueron puestos en la picota por gente de mala fe. Recordemos al ya olvidado efímero presidente del Partido Popular Pablo Casado, que se preguntó públicamente cómo podía haber quien intentara lucrarse con estas operaciones en medio de una situación sanitaria tan delicada. Lejos de darse las oportunas explicaciones, el problema fue quien las había cuestionado y el asunto se zanjó con la defenestración de quien había planteado una simple pregunta públicamente. Lo que se conoce como matar al mensajero. Nadie se acuerda ya tampoco del episodio protagonizado por el hermano de la presidenta madrileña. Como si no fuera libre de hacer lo que le diera la gana con ganas de ganar, según reza una de las consignas que ahornan los atriles utilizados por Ayuso para proferir sus incendiarios galimatías.

El juez que, sin despeinarse, quiere grabar un vídeo en La Moncloa porque le da la gana, con arreglo al ‘ganar con ganas’ de Ayuso

Desde la tribuna del Congreso Ayuso nos informó de lo mucho que le gusta la fruta, para explicarnos que no había mentado a la madre del presidente del gobierno. La ocurrencia le pareció tan graciosa como para utilizarla de modo sistemático e insultar con ese código al presidente del gobierno, alias el hijo de puta que okupa ilegítimamente La Moncloa. Ella se puede permitir afirmaciones inhumanas y recordarles a los familiares de los ancianos fallecidos en sus residencias que debían morirse igual por estar viejitos, lo cual debía justificar la prohibieron de trasladarles a los hospitales para que les practicasen allí el correspondiente triaje médico y se les administrara llegado el caso los paliativos que hubiesen aliviado un poco su agonía. Pero la seguidora de Milei no tiene mucha confianza en un desmantelado sistema sanitario y prefirió mantenerlos aislados en unas residencia que presenciaron la escabrosa muerte nada eutanásica de ancianos abandonados a un aciago desenlace.

El novio de Ayuso se ha hecho famoso por ser un defraudador confeso, de los que recurren a sofisticados juegos malabares financieros para no cumplir con sus obligaciones tributarias. Ayuso podría haberse desentendido del asunto, porque no le concernía directamente. Pero fiel a sí misma y al personaje diseñado por Miguel Ángel Rodríguez, Ayuso afirmó que los poderes del Estado atribulaban a su pareja para ir contra ella, siendo esto algo que no se le había pasado por las mientes a nadie más. Era víctima de otra persecución orquestada por una diabólica izquierda que no soporta sus triunfos electorales, no comprende que tales victorias justifiquen lo injustificables y le permitan ahorrarse tener que rendir cuentas en general, como si eso le granjeara una patente de corso y le diese bula para hacer de su capa un sayo, sin le da la gana tras ganar con ganas.

Esto pone del revés las reglas de juego del mundo jurídico y en jaque a la democracia

De repente todo el entorno de Sánchez se vio bajo sospecha. Su hermano, el suegro y sobre todo la mujer. La cosa está llegando bastante lejos. Juntando churras con meninas unos calumniadores de oficio han acudido a los tribunales aportando pruebas tan fundamentadas como recortes de ciertos medios digitales con mala prensa. De poco sirve que la UCO elabore informes donde no se aprecian indicios delictivos, al margen de que algunas cosas puedan resultar un tanto chocantes o poco estéticas. Hay un juez que, sin despeinarse, decide imputar a diestro y siniestro para realizar una investigación prospectiva por si las moscas. Aunque los maridos están exonerado de prestar declaración contra su mujer y su cargo le permitiría contestar por escrito, al juez le parece oportuno ir a La Moncloa para tomar declaración al presidente del gobierno.

Da igual que Sánchez diga una cosa u otra o decida no declarar. Ese vídeo sirve para sembrar la duda de que algo turbio esconde, al tener que demostrar su inocencia en lugar de acreditarse la presunta culpabilidad. Esto pone del revés las reglas de juego del mundo jurídico y en jaque a la democracia. Si no estamos ante un tonto útil, nos encontraríamos frente a un magistrado que podría estar abusando de sus funciones y acaso mereciera verse a percibido para preservar el crédito de una magistratura que puede sale muy dañada con este tipo de actuaciones desaforadas. El propio rector de la Complutense ha cambiado su cotización para con Ayuso. Fue quien paró los pies a una candidata izquierdista al ganarle las elecciones para el cargo, pero ahora es el cooperador necesario de chanchullos que rodearían a la cátedra dirigida por Begoña Gómez.

Dime de qué atacas a los demás y te diré quién eres, cabría decirle a la presidenta madrileña. Su narcisismo es homologable al de Trump y se hace pasar por una víctima siempre que puede. Los malos están contra ella porque no soportan sus éxitos y que predique una libertad sin ley a lo Milei. El caso de su novio, un defraudador confeso, se ve sepultado por una campaña contra el entorno de Sánchez, al que no han hecho mella los insultos e improperios vertidos en su contra desde un principio. Al perro zurdo que se alía con malas compañías no le hacen tambalearse los empeños de acoso y derribo. En realidad hasta el momento esas diatribas le van fortaleciendo, sea de propios o extraños. La mala noticia es que semejantes chiquillerías pretendan pasar por alta política y suplanten el resolver los auténticos problemas de la ciudadanía. Deberían abstenerse de hacer tantas niñerías, sus Señorías. Da un poquito de grima.

Los palos de ciego a lo Ayuso del juez Peinado