sábado. 20.07.2024
Louis Gaston Adrien de Ségur
Louis Gaston Adrien de Ségur

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

@Montagut | Dentro de la línea de pensamiento antimasónico del siglo XIX, se enmarcaría la teoría del supuesto interés que tendría la Masonería en procurar que ingresaran en la misma, príncipes y nobles para explotarlos. Esta teoría fue explicada por el prelado y escritor francés, Louis Gaston Adrien de Ségur, conocido como Monseñor de Segur (1820-1881). Sería uno de los protagonistas del pensamiento contrarrevolucionario francés del siglo XIX. Gaston de Ségur escribió el libro, Los francmasones: lo que son, lo que hacen, lo que intentan, y que fue traducido al castellano, y publicado en Sevilla en 1870, es decir, en pleno auge de la Masonería española.

En el capítulo XVIII desgranó su teoría que aquí nos interesa. Para ello, emplearía una supuesta notificación secreta de la policía romana de tiempos de León XII (Este papa reinó entre 1823 y 1829). Al parecer, en dicha notificación se aludía “Alta-Venta”, por lo que más que Masonería nos parece que estaría hablando de Carbonería, donde existían las Ventas como unidad de organización, y además, estaríamos hablando de una época donde la Carbonería estaba muy presente en Italia. En todo caso, en el texto de esta supuesta notificación secreta se decía que dicha “Alta-Venta” deseaba que se procurase que ingresaran en las logias masónicas “cuantos más príncipes y ricos se pueda”. Había que adular a los que ambicionaban popularidad en estos medios, es decir, había que “comprarlos” para la Masonería. Un príncipe que no esperaba reino alguno era una oportunidad para la Masonería, y abundarían. Esos “pobres príncipes” trabajarían a favor de la Masonería creyendo que trabajaban para ellos, es decir, había que manipularlos.

Aunque las sociedades secretas parecían libres, dependían realmente de las disposiciones de la clase alta, y no se podrían desarrollar sin su apoyo

Después el prelado aludía a la obra Historia de la Francmasonería de Feder, donde, al parecer se decía que, aunque los príncipes no podían contribuir a la “construcción del templo masónico, y aunque hubiera que sufrir la vista de sus insignias brillantes en sus vestidos”, eran muy útiles para la Masonería por sus riquezas y su influencia, es decir, un nuevo aporte sobre el carácter instrumental de los príncipes y ricos para la Masonería. Y eso último sería muy importante porque, aunque las sociedades secretas parecían libres, dependían realmente de las disposiciones de la clase alta, y no se podrían desarrollar sin su apoyo. Todo eso era calificado por nuestro prelado como una verdadera burla al mundo.

Y por esos medios se habían dejado captar muchos príncipes inadvertidos, así como los ricos.

Pero esos príncipes nunca alcanzarían los altos grados o en el gobierno de las logias. Así nuestro autor decía que esos “augustos huéspedes” de la Masonería la conocían, pero menos que otro cualquiera. A ellos se les ocultaba el “fin y el espíritu verdadero”. Conocían los estatutos, pero esos estatutos se hacían para engañar a los incautos. Ocurría, en ocasiones, que los príncipes sospechaban y amenazaban con suprimir la Masonería, pero pronto se calmaban sus inquietudes.

En conclusión, la Masonería emplearía a estos príncipes y poderosos como instrumentos para sus fines, como estamos viendo en esta tesis de un reconocido antimasón. No tendría ningún respeto hacia los mismos, ya que había que terminar con ellos, “anonadarlos”, decía el libro.

Aviso a príncipes y gobernantes del antimasonismo en el XIX