domingo. 30.06.2024
goliardos

—Estáis todos invitados a unos orujos y a unos vinos mañana por la tarde, les dijo el tabernero a los clientes y a amigos. Marcus os invita. Vendrán también unos goliardos que andan por la zona.

Casi al anochecer, al día siguiente, fueron entrando vecinos que saludaron alegrándose de compartir un rato con sus amigos y socios del astillero.

También llegaron los monjes errantes, amigos de Marcus.

—Cuando entró Marcus, el tabernero preocupado, lo llamó aparte y le dijo:

—Ten cuidado Marcus, hay un eclesiástico que anda por la zona.

—Y que quiere, le preguntó.

—No lo sabemos, pero viene acompañado de seis acémilas.

—Serán para cargar todas sus pertenencias, dijo Marcus.

—Y sus ropajes, dijo el tabernero. También viene con sus sobrinos, continuo, y viene también con una señora.

—Debe de lavarle los ropajes, volvió a decir el tabernero, creo que se llama Alupretia.

—También viene acompañado de un tal Xermanxito, que es un sacristán, continuó el tabernero.

—El eclesiástico, creo que se llama Don Ambrosio de Osuna y de Mendoza, siguió. Lo llaman también O´Lixeiro, dijo el tabernero.

—Ten cuidado Marcus, esto no me gusta nada. Hay que tener cuidado con los del Santo Oficio.

—Ya sabes que los eclesiásticos te achacan una herejía rápido, con tal de quitarte las tierras.

Marcus se preguntaba que querría y porque andaba por la zona, podía ser un obispo.

—Durante unos minutos le preocupó y estuvo pensando en ello, pero luego le dijo al tabernero.

—No vamos a alterar la fiesta que tenemos preparada, dijo Marcus.

—Marcus y los goliardos pasaron al interior de la taberna, y se sentaron junto a la chimenea y los amigos y vecinos y entonaron la siguiente canción:

—“Por Dios, por Dios, por Dios, por el perpetuo socorro”, decía un goliardo.

—“Por María santísima”, decía otro.

—“Kirie leison”, gritaba otro.

—“Tráiganos más vino tabernero”, decían a coro los goliardos.

—“Un pellejo de buen vino”, decían mientras iniciaban sus risas.

El tabernero les llevó pellejos de vino y bandejas con trozos de asado de cordero recién salido del horno, cuyo olor impregnaba la taberna de buenos humores. Después atizó el fuego, puso más troncos de leña en la chimenea, y encendió unas antorchas y unos candiles.

Se fueron acercando más amigos y vecinos, que pedían también su orujo y un trozo de asado, y se sentaban junto a la chimenea

Los goliardos iniciaron los cánticos en honor a la gallina:

—“Ma que cosa e una gallina”, decía uno de los monjes, simulando una voz cascada.

—“Gallina e il nuomo de un huomo que diche no al matrimonio

—“Y Marcus ¿e una gallina?

—“No, Marcus non e una gallina

—“Marcus e un gallo

—“Ma perqué Marcus e un gallo

—“Perque tutil le jorni, tuti le noti pelea con la sua ragazza

—“Y cual e il resulatato de la sua pelea

—“Il resultato de la pela, e Maldin

—“Y el obispo O´Lixeiro, ¿e un gallo?

—“No, el obispo O´Lixeiro non e un gallo

—“O´Lixeiro e una gallina

—“¿Ma perque O´Lixeiro e una gallina?

—“Per que none jorni, none noti, pelea con none ragazzi

—“Capitto

De nuevo los goliardos, solicitaban la presencia del tabernero:

—“Por Dios, por Dios, por Dios, por el perpetuo socorro”, decía uno de ellos.

—“Por María santísima”, decía otro.

—“Kirie leison”, cantaba otro.

—“Tráiganos más vino tabernero”, decían a coro los goliardos.

El tabernero les llevó mas vino.

—¡Maldo! —Le decían los monjes errantes al hijo de Marcus, invitándolo a subir al barril.

Y de un salto se subía.

—“Que sí, que sí, que eso es así

—“Que no, que no, que es de otra manera

Y se bajaba muerto de risa, a refugiarse con los amigos de su padre.

—Y los goliardos lo llamaban de nuevo: «Maldo, un zapateado en el tonel.»

—Maldo subía de nuevo de un brinco y cantaba divertido.

—“Si zorro era el padre

—“Zorro era el hijo

—Entre risas y chanzas de los presentes, un goliardo les dice a sus compañeros: «Ahí van los cánticos al padre prior.»

—Uno de los clérigos goliardos, disfrazado de prior, muy anciano, con alucinaciones, demencia, sin dientes, envejecido y con arrugas muy marcadas, decía cuando simulaba estar postrado antes de morir:

—“Quiero salir a la calle

—“¿Para qué padre prior?

—“Para buscar una doncella

—“¿Y para qué padre prior?

—“Para jodella, y jodella, hasta que no sea más doncella

—“Acuéstese, padre prior, por Dios, por Dios

—¡Maldo!, le decían los goliardos.

Y subía de un brinco al tonel a echarse un zapateado.

—“Que no, que no, que eso no es así

—“Que sí, que sí, que eso es de otra manera

—“Si zorro era el padre, zorro era el hijo

Y corría divertido a refugiarse entre las piernas de sus amigos, que se reían.

—Maldo, cuéntanos la historia de O´Lixeiro, le decían los Goliardos.

Maldo, saltando al tonel, zapateaba mientras los goliardos y algunos vecinos cantaban.

—“Esta es la historia de un hombre corajudo

—“Esta es la historia de un hombre valiente

—“Esta es la historia de un gran hombre

—“Esta es la historia de una lengua que chupaba una orejilla

—“Esta es la historia de un hombre con una gran lengua

—“Esta es la historia de un gran lenguatero”.

—“Esta es la historia de O´Lixeiro”.

—Maldo, otro zapateado, decían los goliardos.

—“Si zorro era el padre

—“Zorro era el hijo”, decía el chico con gran regocijo.

—Un goliardo simulando ser un hombre muy rústico y con pocas luces, les dice: «Os voy a contar las confesiones de O´Lixeiro.»

“ O´Lixeiro, llega con seis acémilas, al monasterio para ser oído en secreta confesión”.

—Habla con el de la puerta, y dice que quiere confesión.

Llega un fraile a confesarlo.

—“Me confieso ante Dios todopoderoso, señor eclesiástico

—“¿De qué te acusas?

—“He fornicado”, dijo O´Lixeiro, compungido, de rodillas en el confesionario.

—“Pero ¿cómo haces eso?”, le dijo el deán.

Se hizo el silencio.

—“¿Cuál ha sido?”, inquirió el deán, que había visto las acémilas.

—Con todas, con todas, respondió O´Lixeiro

—También con “La Bernarda”, volvió a contestar.

—“¿La Bernarda? ¿La Bernarda?, dijo el confesor.

Pero O´Lixeiro, pero O´Lixeiro, si esa es la más fea”, le decía.

—“Lo se padre, pero es la que me gusta

—“No lo vuelvas a hacer, no lo vuelvas a hacer”, dijo irritado el deán.

—“Perdone, disculpe, no sabía que era la suya

Los Goliardos de nuevo: «Maldo, un zapateado.» Y Maldo subía al tonel.

—“Si zorro era el padre

—“Zorro era el hijo

Y se marchaba corriendo divertido. De nuevo el goliardo rústico, simulando ser un obispo:

—“¿De qué te acusas O´Lixeiro?

—“Que forniqué

—“¿Y cuántas veces?”, le preguntó el confesor.

—“Muchas, padre

—“¿Y con cuál?”, le preguntó el cura con apremio.

—“Con la Bernarda”, contestó Don Ambrosio de Osuna y de Mendoza.

—“¿Con la Bernarda?”, le pregunta el cura.

—“¿Con la Bernarda?”, volvió a inquirir el obispo.

—“Así es”, le contestó el de Osuna.

—“¿Pero, cómo haces eso, O´Lixeiro?

—“¿Por qué padre?

—“Porque esa no es la tuya

—“Disculpe padre prior

—“Márchate de aquí, pervertido

El goliardo prior simulaba salir del confesionario como una exhalación para escorrerlo, y darle de madrazos.

—O´Lixeiro conseguía huir, y simulando estar preocupado e intranquilo porque no tenía la absolución se fue a otro confesionario y de nuevo empieza con su confesión:

—“Vengo a acusarme, padre

No tuvo respuesta, y de nuevo inicia la retaíla de sus pecados.

—“Vengo a confesarme padre, he fornicado

—“Pero O´Lixeiro, pero O´Lixeiro, a mí que hostias me dices, si yo soy el carpintero

—Y así el carpintero que lo conocía, enterado de sus desvaríos y ardores amorosos, salió riéndose del confesionario que estaba arreglando, y le dijo con sorna:

—“¿Con cuál?”, le preguntó riéndose.

O´Lixeiro, se alejó raudo del confesionario, pues reconoció a su interlocutor.

—O´Lixeiro, simulo  no quedarse a gusto con la confesión,y sin la absolución, y necesitado de esta y de consuelo fraterno, vio a un monje y se dirigió a él, para preguntarle si lo podía confesar.

—“Pasa por aquí”, le dice el fraile, que se percató que necesitaba del ejercicio del santo sacramento.

—“Confieso que he pecado”, le dijo al monje.

—“¿En qué has pecado?”, le preguntó.

—“Que he fornicado”, le dijo al fraile.

—“¿Y con quién?

—“Con todas, y con la Bernarda también, padre.

Estoy muy arrepentido y me voy a quitar”, le dijo al monje, así de esta manera, para que no lo escarneciera.

Después de unos minutos de silencio, y mientras el monje discernía y se acicalaba la barba con la mano izquierda, le respondió:

—“¿Pero por qué te vas a quitar O´Lixeiro?

¿Por qué te vas a quitar?”, le volvió a decir.

—“No tienes porque hacerlo, le decía el monje.

No lo hagas, si es la que te gusta a ti.

Sigue con ellas y con la Bernarda

—“Gracias padre, ahora ya me quedo más tranquilo

—“Ego te absolvo in nomine patre et filium et cum spiritu tuo

De nuevo los goliardos, solicitaban la presencia del tabernero:

—“Por Dios, por Dios, por Dios, por el perpetuo socorro

—“Por María santísima

—“Kirie leison

—“Tráiganos más vino tabernero

—El tabernero les repuso su frasca de vino y los goliardos iniciaron los cánticos en honor al abad O´Lixeiro. Uno de los clérigos se arranca cantando:

Esta es la historia de O´Lixeiro

Esta es la historia de un hombre que quería subir.

Esta es la historia de un hombre que no podía subir.

Esta es la historia de un hombre que fue aupado.

Esta es la historia de O´Lixeiro

—Los dos monjes cantan:

Esta es la historia de un hombre que era del supremo.

Esta es la historia de un hombre que era juez del supremo hacedor.

Esta es la historia de un hombre que prevaricaba.

Esta es la historia de un hombre que así fue aupado.

—Los tres clérigos continúan los cánticos a O´Lixeiro

Esta es la historia de un opuseiro.

Esta es la historia de un hombre que daba halos e IDUS.

Esta es la historia de un hombre que mandaba en los perros.

Esta es la historia de un hombre que era un perro.

—Después los goliardos iniciaron los cánticos en honor a Alupretia:

Esta es la historia de Alupretia la Lavandera.

Esta es la historia de una mujer piadosa.

Esta es la historia de una mujer rezadora.

Esta es la historia de una mujer dócil.

Esta es la historia de una mujer sumisa.

Esta es la historia de una mujer temerosa de Dios.

Esta es la historia de una mujer que lavaba y lavaba.

—Esta es la historia de Alupretia, la gallina, decían los monjes:

Esta es la historia de una gallina.

Esta es la historia de una estúpida.

Esta es la historia de una mujer estúpida como un gallina.

Esta es la historia de Alupretia.

Esta es la historia de una lavandera.

—La última, dijeron los goliardos, en honor al felón Xermanxito el Salmonidas:

Esta es la historia de un hombre que no quería sacar patatas.

Esta es la historia de un hombre que no quería sacar nabos.

Esta es la historia de un hombre que no quería limpiar establos.

Esta es la historia de un hombre que solo quería dar halos e IDUS.

Esta es la historia de un hombre de corto recorrido.

Esta es la historia de la alferecía del felón Xermanxito.

Esta es la historia del felón Xermanxito.

Esta es la historia de un complejo de inferioridad.

Esta es la historia del felón que necesitaba medirse con los demás.

Esta es la historia de Xermanchito que no consiguió nada en la vida.

Esta es la historia de un hombre que engañaba a las baldosas.

Esta es la historia de un hombre que no pisaba la raya.

Esta es la historia de un hombre que no pisaba la raya de las baldosas.

Esta es la historia de un aupado.

Después de haberse reído con las ocurrencias de los goliardos, y de haber comido y bebido, el tabernero les dijo ya muy de noche, que tenía que cerrar la taberna, para irse a descansar.

Don Ambrosio de Osuna y de Mendoza alias O´Lixeiro, no se presentó por la taberna, donde le cantaron la vida los monjes errantes. Tal vez sus secretos.

Canciones Goliardas