domingo. 30.06.2024

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Laura Ayar

Oh qué noche la del jueves en Alma Occident Festival en el parque de Enrique Tierno Galván. Incluso para los que no hemos seguido su trayectoria es de justicia decir que estos chicos (ya mayorcitos) se han ganado su puesto en la historia de la música rock para siempre. Desde que se formaran como banda en Londres, allá por 1967, han estado sembrando las bases del hard rock y metal modernos. Todos sonaron perfectos, tanto el cantante y letrista Ian Gillan como el bajista, Roger Glover, el batería Ian Anderson

Una banda con historia. Desde sus inicios influenciados por el gran Elvis Presley hasta su evolución a un rock más duro la banda ha creado clásicos como Highway Star Smoke on the Water (canciones que abrieron y cerraron la primera parte del concierto respectivamente). A propósito de la última una bonita presentación para una canción con historia. Estrenada en 1972 como parte del álbum de estudio Machine Head sus letras están basadas en hechos reales, relativos al incendio que tuvo lugar en el Casino de Montreaux, en Suiza. En el concierto pudimos sentir esa necesidad de escapar del fuego a través de las imágenes de vídeo proyectadas en la gran pantalla central detrás del escenario. Fue alucinante.

Ojalá los nuevos grupos aprendan de ellos y no tiren tanto de divos y vuelvan al rock auténtico que aún tiene tanto que decir 

La playlist. Casi una hora y media de puro rock del bueno donde además de las mencionadas canciones número 1 y número 11 de la primera gran parte del concierto sonaron temas tales como No need to Shout (con soporte lector en la pantalla por si no conocíamos las letras) o Into the Fire. Maravillosa primera parte que no terminó con el Thanks Madrid, bye de Gillan sino que continuó durante tres canciones más (Hard Lovin´Man, Hush y Black Night) en los bises.

Catorce maravillosos temas para un público de todas las edades que vitoreaba y disfrutada como yo misma. Rock que bebe de todas las fuentes, incluso del country. Había que estar allí para vivirlo.

Sin florituras innecesarias. Sin artificios ni florituras casi una hora y media de buena música con el único soporte de las 3 pantallas (además de la grande situada en el centro las dos laterales a ambos lados del escenario) y muchos buenos solos de instrumentos tales como la armónica de Gillan el teclado de Anderson… ojalá los nuevos grupos aprendan de ellos y no tiren tanto de divos y vuelvan al rock auténtico que aún tiene tanto que decir.

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