jueves. 08.08.2024
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Algunos miramos las estrellas y la luna desde abajo, otros creen estar arriba acompañándolas y otros no las miran directamente. La diferencia entre las personas soñadoras y humildes, las personas realistas y las personas egocéntricas y envidiosas.

Una persona que tiene un buen corazón, aunque tropiece con situaciones o personas que no son de su total agrado, continúa hacia delante con una sonrisa. Aunque desde abajo la luna y las estrellas parezcan lejanas, cada día estás más cerca de ellas con la actitud y perspectiva que mantienes cuando las miras. La noche está creada para ti, para mirar más allá, para entender y entenderte.

Por otro lado, existen esas personas que son como un ancla cuando estás a punto de navegar. No impiden que nades, pero lo hacen más difícil. Al igual que vivimos con las emociones que nacen del corazón, también con los sentimientos que nacen de una noche nublada donde las estrellas están siendo tapadas, la luna apenas muestra un poco de su sensibilidad y llega entonces la rabia y la envidia del por qué algunos ven ese cielo estelar y otros no.

Son personas vacías. Personas que no se han parado a pensar que, si ven la vida de otra manera, no necesitarán lo que otras personas de su alrededor tienen. Porque ser como uno es, es de las mayores riquezas de la vida; aventurarse a conocerse cada día, caerse y volverse a levantar, vivir y sentir. Pero estas palabras, ellos no lo conocen. Solo quieren que caigas y verte en lo más profundo; así creen que se sentirán mejor, y así aparece el escudo de la egolatría y aparentan que están mejor que tú y están por encima de ti.

Te tapan los ojos para no ver el cielo estrellado. Pero, aunque te tapen los ojos, tú lo seguirás viendo y ellos no, porque para ver más allá no tienes que ser como los demás ni estar por encima de nadie, solo tienes que tumbarte en una explanada y cada día mirar más al cielo, porque en algún momento encontrarás a la luna sonriéndote y las estrellas acompañando. Aunque las personas que suelen tener este sentimiento, jamás conocerán lo que es.

Tristemente en tu vida tendrás que seguir combatiendo con gente que quiere tu mal, que quiere que caigas, que quieren estar por encima de ti o simplemente apagarte por completo. Habrá días que la carga será tan grande que no podrás, habrá días que solo querrás que nunca vuelva a ser de noche y no ver ese cielo; y dirás “¿por qué yo?”. Cuando en algún momento te hagas esa pregunta, contéstate: yo, porque lucho todos los días por mí, mi vida y mis sueños; yo, porque no sé mirar de otra forma el cielo; yo, porque soy diferente y me acepto tal y como soy.

Esas personas llevarán una carga toda su vida que ellos no saben, pero que será como una mochila repleta de piedras y que cada vez se irá llenando más y más. Pero eso no es tu problema y no es tu vida. Tú tienes que seguir brillando con tu esencia siempre. La noche siempre aparece cuando no hay nadie, la luz siempre aparece para alumbrar el camino, la luna no siempre está llena, y eso no es una complicación. Hay que quererse y valorarse en todos los procesos hasta que te sientas llena como ella y vuelvas a caer y de nuevo a completarte y, además, tendrás estrellas a tu alrededor; pequeños destellos ayudándote a seguir siendo luz, a perseguir tus sueños, a vivir sin importar qué, a guiarte con tu corazón e intuición.

Las otras personas continuarán viviendo de la misma manera, ¿sabes por qué?; porque esas personas tienen un sentimiento de soledad y baja autoestima que ellos no saben, y que si lo amplías se denomina maldad; y la maldad no conviene a alguien que está por encima de todo ello y, que con el corazón, puede dominar en qué momento puede ver el cielo de día y el cielo de noche.

Lidia Gutiérrez

La luna y las estrellas siempre están en el firmamento