sábado. 29.06.2024
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Pablo D. Santonja | @datosantonja

Si eres ávido lector, como yo, conocerás la sensación genuina de coger un texto que te atrapa y no te permite soltarle hasta que lo acabas. Esto es lo que pasó con “Fuerza, notas desde un centro de rehabilitación”, de Ferrán Vidal

Nos encontramos ante una novela gráfica atípica editada por Norma Editorial, que juega entre las líneas de la ilustración y el periodismo, que cuenta una historia cruda, real y muy necesaria.

Este relato comienza con una advertencia del propio autor e ilustrador de este atípico y especial trabajo: el 90% de lo que sigue es real. El 10% restante ha sido inventado para poder contar el 90% que es real. Y con ello, se postula la metafórica jarra de agua fría que pende sobre tu cabeza al comenzar el relato con “Bienvenidos a Ciudad Cualquiera”. A partir de ese momento, se abre ante tí un exhaustivo trabajo que dibuja un cuadro perfecto de la realidad que se vive en un CAS.

Para los que no conocen la terminología, un CAS es un Centro de Atención y Seguimiento a la Drogodependencia.

El autor nos cuenta, desde una perspectiva de narrador involuntario, la guerra invisible que viven millones de personas en su lucha contra las adicciones. y contra sí mismos, con una prosa seca y contundente que no cae en ningún momento en una visión morbosa ni victimista. Lees lo que es, ni más, ni menos. Y trágalo como puedas.

En este libro vas a encontrar testimonios reales encubiertos por seudónimos que muestran la realidad que se vive en estos centros, mostrando las adicciones desde un punto de vista casi analítico que deja amplio margen a la reflexión, necesaria, del lector. Y cubre tanto la vida de los asistentes al recurso como el personal laboral que allí convive, con la magia de que al ser “Ciudad Cualquiera” este relato se puede situar en tu barrio, sin ningún tipo de problema.

Tras una larga y candente conversación con el autor, este trabajo se podría reducir en una frase: deja de leer este artículo, vete a la librería, y compra “Fuerza”.

Pero si aun sigues aquí te puedo contar que el libro recoge casi 5 años de vivencias personales del autor, donde narra la realidad de adicciones, recaídas, y trabajo personal.

Como remarca el autor, no se recrea en lo victimista de la situación, pero deja claro que no cae en el humor que pudiera crear ciertas situaciones, planteando realidades en las que no hay espacio para la alegría. “Cuando se abrazan, no es un abrazo de alegría, es más de comprensión y apoyo” comenta Ferran.

Ferran va allá donde va con una libreta a cuestas, pasó las horas dibujando las caras de los usuarios del CAS hasta que lo mostró a Jordi Borras (Comic Hunter) que le impulsó a ponerle texto y nombre a estas vidas reales. A partir de ahí fue rodado hacia la publicación actual. “Cuando me puse a crear la estructura del libro, ya me quedaba dibujar muy poco”, “con los que había más confianza me acercaba y le comentaba la idea de escribir un cómic” con la idea de reivindicar y mostrar una realidad lejos del preciosismo de las redes sociales, que se mantiene oculta a los ojos del ciudadano. Un relato humano. “Nos presentan (las redes, medios de comunicación, música, cine y series) la droga como algo guay y divertido como algo antisistema que es atractivo. Quería buscar todo lo contrario”, afirma contundente.

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El libro también aborda temas como la intervención ante la prevención del consumo de drogas, planteando que muchas veces la propia negación es la que incita al consumo. “Si muchas veces vieran de verdad lo que se cuece en un centro de estos… Que preguntaran, que vieran la realidad… Los dejas ahí sin profesores, ni trabajos. Los dejas ahí y que vean a la gente”.

Como afirma Ferran, la droga es muy transversal, no es exclusivo de ambientes marginales, para caer en las drogas solo necesitas tener una vida dura, una vida de la que necesitas evasión, consuelo y alivio. Y eso no distingue entre barrios empobrecidos y barrios más vanidosos.

“El índice de éxito no lo pueden medir ni ellos, hay gente que lleva 25 años en el centro, y siguen metiéndose. Allí “surfean la ola”, como dicen”. Surfear la ola es desengancharse, volver a caer, volver a limpiarte, volver a caer, haciendo de la recaída una parte fundamental del proceso de sanación.

En un momento álgido del relato se cuenta la historia de Juan Carlos, y su historia de superación, con frases demoledoras como “ahora con 44 años estoy empezando a vivir”. “Hay gente que se pincha toda la vida”.

Y a través de retratos personales, Ferran consigue crear una ventana a la intimidad de este tipo de situaciones, dibujando un marco muy personal pero a la vez extrapolable a cualquier región, donde la lucha contra las adicciones está, nunca mejor dicho, a pie de calle.

Esta novela es, indirectamente, un grito a la vida, y a vivirla. Un altavoz donde se muestran realidades de personas cuyo objetivo final es recuperar aquello que les hace humanos, el control sobre sí mismos.

La maravilla de esta novela es que ese 10% que es mentira, y no desvelaré en este artículo, da sentido y credibilidad al otro 90%. La única forma que tiene pues, para conocerla, es seguir a este autor, buscar su trabajo, y zambullirse sin chaleco salvavidas, dejando que la deriva, real y fría, nos lleve hasta la verdad. 

Ferran Vidal, Fuerza, un trabajo especial y único.

Ferrán Vidal nos muestra su 'Fuerza'