jueves. 22.08.2024
Vicente Cutanda y Toraya: Una huelga de obreros en Vizcaya.1892. Madrid, Museo Nacional del Prado
Vicente Cutanda y Toraya: Una huelga de obreros en Vizcaya.1892. Madrid, Museo Nacional del Prado

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Catálogo de la exposición
Catálogo de la exposición

Cualquier conocedor de la historia del arte y más en concreto de la pintura y la escultura, al menos hasta avanzado el pasado siglo XX, fácilmente podría concluir que el objeto de la mayoría de los artistas se centraba en cuatro grandes temáticas: historias procedentes de la mitología clásica greco-romana; grandes acontecimientos históricos, batallas, acontecimientos trágicos o heroicos; exaltación de monarcas, miembros de familias reales, nobiliarias, militares o financieras; estampas religiosas de la Biblia, los Evangelios, el martirologio, milagros, los ángeles o los procesos de evangelización.

Por ello la vida cotidiana, los hechos que le ocurrían a la gente común o no existían o lo eran de forma secundaria o como meros comparsas de “los auténticos protagonistas” de la historia. Es cierto que ha habido excepciones como la pintura flamenca de los siglos XV y XVI y poco más.

Los hechos que le ocurrían a la gente común o no existían o lo eran de forma secundaria o como meros comparsas de “los auténticos protagonistas” de la historia

Las cosas empezaron a cambiar de la mano de la revolución industrial, de los avances técnicos o del transporte, de la irrupción de la clase obrera, de las transformaciones urbanísticas, de la aparición de nuevas (y no tan nuevas) formas de explotación humana (trabajo de la infancia, proliferación de la prostitución, miseria de los ancianos, extensión de nuevas enfermedades, siniestralidad laboral, procesos migratorios…etc.).

Primero en la literatura realista de mediados del siglo XIX, sobre todo en Gran Bretaña, Francia o España y después en el conjunto de las artes, incluida la recién descubierta fotografía, empezaron a tener creciente protagonismo esas nuevas realidades de la nueva sociedad capitalista.

Esos nuevos protagonistas de la pintura o la escultura, no tuvieron fácil abrirse espacio en los grandes museos, ocupados por amplias colecciones enmarcadas en las tradiciones artísticas, más aún con el impulso de los descubrimientos (y también los latrocinios) arqueológicos de la antigüedad, que deslumbraron al publico de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Las cosas empezaron a cambiar de la mano de la revolución industrial, de los avances técnicos o del transporte, de la irrupción de la clase obrera

Paradójicamente la mayor parte de las nuevas corrientes artísticas del siglo XX volvieron a ignorar esas realidades sociales, que habían ido emergiendo décadas antes.

De esta forma en los nuevos museos o en las ampliaciones de los existentes, que ya habían acogido al impresionismo, fueron abriendo poco a poco las puertas al cubismo, al arte abstracto, al surrealismo, dadaísmo, fauvismo, pop-art, expresionismo…

El caso de nuestro país ha sido un claro ejemplo al respecto.

Por ello resulta una gratísima e importantísima iniciativa la magna exposición del Museo del Prado bajo el elocuente titulo “Arte y transformaciones sociales en España 1885-1910”.

Casi 300 obras magníficamente organizadas, presentadas y explicadas: el trabajo (en el campo, en el mar, en la industria, el trabajo de la mujer); la educación; la religión; enfermedad y medicina; la muerte, accidentes laborales; la prostitución, la emigración; pobreza y marginación étnica y social; colonialismo; huelgas y reivindicaciones sociales. Más completo, imposible.

Mi recomendación es absoluta, con especial hincapié a los sindicalistas, activistas sociales y en general todas las personas interesadas en la historia reciente de España

Lógicamente la exposición incluye muchas obras (sobre todo pintura, pero también algo de escultura y fotografía) desconocidas para la inmensa mayoría del público interesado. Y entre los nombres que pueden resultar más conocidos tenemos a Picasso, Sorolla, Isidre Nonell, Ramon Casas, Juan Gris, Darío de Regollos, Gutiérrez Solana, Pablo Gargallo, Anglada-Camarasa, Ignacio Zuloaga, Julio Romero de Torres, Francisco Iturrino, Ricardo Baroja, Evaristo Valle, Joaquim Sunyer, Luis Jiménez Aranda…etc.

La exposición se complementa con un extraordinario catálogo de 448 páginas, por 30 euros, una verdadera ganga si tenemos en cuenta la calidad de su presentación, de los artículos en el contenido, de la muestra de casi todo lo expuesto.

La exposición se inauguró el 21 de mayo y estará abierta hasta el 22 de septiembre (¡¡¡ojalá la prorroguen!!!). Y lamento no haber escrito y publicado este articulo hasta ahora, desbordado física y sobre todo mentalmente por la agitada vida política de nuestro país (y de nuestro mundo), en los últimos meses.

Mi recomendación es absoluta, con especial hincapié a los sindicalistas, activistas sociales y en general todas las personas interesadas en la historia reciente de España. Tendrán la satisfacción no solo de disfrutar de estupendas obras de arte, sino también de ver lo que hemos conseguido avanzar en poco más de cien años, no sin dificultades, dolor y represión.

Arte y transformaciones sociales en España