domingo. 30.06.2024

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Ainhoa Mela | @ainhoacriticas

Para ser uno de los actores más longevos de la actualidad, la carrera de Anthony Hopkins (Reino Unido, 1937) parece una rareza. Y es que mientras muchos actores con su dilatada trayectoria han vivido en una montaña rusa con periodos de sequía profesional, el actor británico a sus 86 años puede presumir de haber estrenado en las últimas tres décadas al menos un proyecto cada año.

Dramas, ciencia ficción, películas históricas, series de fantasía; nada se le ha resistido al ganador de dos Oscars que en estos últimos años parece estar viviendo una nueva época dorada. Y es que desde que el actor se alzase con sus segundo Óscar en 2021 por su papel en la película “El padre” a Anthony Hopkins no han parado de lloverle papeles protagonistas. Este mismo año ya le hemos visto en “Los niños de Winton”encarnando a Nicholas Winton, figura destacada de la historia moderna británica por rescatar a numerosos niños judíos de morir a manos del régimen nazi antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. 

Con una película ausente de trama Anthony Hopkins y Matthew Goode invitan al espectador a la reflexión y al debate existencialista en “La última sesión de Freud”

Y ahora, tres meses después, podemos volver a disfrutar de la gran calidad interpretativa del actor británico en la película “La última sesión de Freud” que este 7 de junio se estrena en las salas de cine españolas. 

Adaptando la obra de teatro homónima de Mark St. Germain, el drama mezcla realidad y fantasía para explorar el encuentro entre el psicoanalista Sigmund Freud y el británico C.S Lewis, autor de obras tan conocidas como la saga “Las crónicas de Narnia”; dos hombres con orígenes distintos, en diferentes etapas vitales, dedicados a distintas profesiones y con dispares creencias religiosas.

Y es que precisamente esta reunión entre dos de las grandes figuras del siglo XX al inicio de la Segunda Guerra Mundial es la que sirve de pretexto para ofrecer al espectador conversaciones interminables que transitan entre diversos temas morales y filosóficos.

La existencia de Dios, la sexualidad y la moral o la propia naturaleza del ser humano; todas son cuestiones que generan un apasionante debate en una historia que no ha perdido su carácter teatral en su paso al cine.

Bloques de conversación, cada uno explorando una temática distinta, se suceden respetando los actos de una obra de teatro cuya esencia asoma sin pudor en un guion que confronta el Freud más liberal, pragmático y agnóstico con el pensamiento de un C.S Lewis dominado por unas fuertes creencias religiosas tan presentes en sus obras literarias.

Pero aun abrumado por tanto debate filosófico y tanto hecho histórico, el espectador encontrará la luz en dos actores protagonistas de excepción

Intensa y densa; esas son las palabras que podrían definir una historia que busca separar y hacer más llevaderas las conversaciones existencialistas con unos saltos temporales que repasan los momentos esenciales que marcaron la vida de los protagonistas y que la historia tampoco quiere dejar fuera.

Las vivencias de una primera guerra mundial en el caso del escritor que le dejaron traumas que salen a la luz al inicio de esta segunda contienda o el exilio del científico austriaco tras la toma de Viena por los nazis y la intensa relación con una hija que le profesaba una devoción casi enfermiza. Todo tiene cabida en una película que acaba sobrecargada de tramas al explorar no solo el pensamiento de las dos figuras ilustres que se reparten el protagonismo, sino también las vivencias personales que sustentaron sus pensamientos y argumentos.

Pero aun abrumado por tanto debate filosófico y tanto hecho histórico, el espectador encontrará la luz en dos actores protagonistas de excepción. Y es que a Anthony Hopkins en el papel de Sigmund Freud y a Matthew Goode en el papel de C.S Lewis no les falta tablas para adentrarse en enmarañados debates y acercar al espectador la personalidad y sobre todo los demonios de dos figuras dispares que ahora convergen en los cines en esta última sesión de Freud.

‘La última sesión de Freud’