jueves. 27.06.2024

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Joan Segovia | @JoanRohan

Terrores Nocturnos: Batman es un intento ambicioso de sumergirnos en los recovecos más oscuros y perturbadores de la psique de algunos de los personajes más emblemáticos de Gotham. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo por explorar nuevos territorios emocionales y psicológicos, la colección se queda corta en varios aspectos cruciales, ofreciendo una experiencia que, aunque entretenida, carece de la originalidad y el impacto que suele caracterizar a los personajes que en ella participan.

La primera miniserie, Knight Terrors: Batman, escrita por Joshua Williamson e ilustrada por Guillem March, se centra en el archiconocido trauma de Bruce Wayne: la muerte de sus padres. Si bien es un tema que resuena profundamente con el carácter de Batman, la historia no aporta nada nuevo. La exploración del Callejón del Crimen y las pesadillas recurrentes de Bruce se sienten como una repetición de historias anteriores, sin ofrecer una perspectiva fresca o innovadora. El trabajo artístico de March, aunque efectivo en crear una atmósfera de pesadilla, no logra salvar una narrativa que se siente reciclada y predecible.

No es un tomo imprescindible, pero los fans acérrimos del universo de Gotham encontrarán algo de valor en sus páginas

En contraste, Knight Terrors: Detective Cómics, escrita por Dan Watters y con el arte de Riccardo Federici, ofrece una exploración más rica y emocional del personaje de James Gordon. Aquí, Watters aprovecha los miedos y remordimientos de Gordon para tejer una narrativa que, aunque también toca temas familiares, lo hace con una sensibilidad y profundidad que realmente capturan la lucha interna del personaje. Federici complementa esto con un estilo visual impresionante y atmosférico, que eleva la historia a través de sus detalladas y sombrías ilustraciones. Sin embargo, pese a su ejecución, no deja de sentirse como una pieza complementaria que no logra destacarse por sí misma, lo que burdamente llamaríamos un relleno.

La verdadera sorpresa viene con Knight Terrors: The Joker, de Matthew Rosenberg y Stefano Raffaele. Colocar al Joker en una pesadilla de monotonía y rutina es una premisa fresca y divertida que explora el caos inherente del personaje de una manera nueva y satírica. La narrativa de Rosenberg está llena de humor negro y comentarios mordaces, mientras que el arte de Raffaele capta tanto la banalidad inquietante de un entorno de oficina como los momentos de locura del Joker. Esta historia se siente como un soplo de aire fresco dentro de una colección que, en su mayoría, se basa en terrenos ya conocidos.

ECC Ediciones ha hecho un trabajo competente al recopilar estos números en un solo tomo

En términos de edición, ECC Ediciones ha hecho un trabajo competente al recopilar estos números en un solo tomo, aunque el precio elevado para una edición en rústica puede ser un desincentivo para algunos lectores. La decisión de centrar las historias en estos personajes dejando de lado casi al completo la bat-familia puede dejar a algunos fans insatisfechos, dado que sus contribuciones podrían haber enriquecido el contexto del evento. Aunque podemos encontrar algunos de esto en las historias de los demás tomos de la saga Terrores Nocturnos, como en los números 30 y 31 de Nightwing, por ejemplo.

Terrores Nocturnos: Batman es una colección que ofrece algunos momentos destacados, pero en general se siente como una oportunidad desperdiciada. La falta de originalidad en la miniserie de Batman y la dependencia de tropos ya vistos limitan su impacto, aunque las historias de Gordon y Joker logran elevar ligeramente el conjunto. No es un tomo imprescindible, pero los fans acérrimos del universo de Gotham encontrarán algo de valor en sus páginas. Pese a eso, solo por la historia del Joker ya vale la pena tenerlo en nuestras estanterías.

'Terrores Nocturnos: Batman', miedo a la originalidad