sábado. 24.08.2024

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Día a día, por el Atlántico o el Mediterráneo no cesan de llegar pateras con vivos- y hasta con muertos a bordo- reivindicando su derecho a existir a vida o muerte. ¿Tendrán ese derecho, o tendremos que poner a prueba leyes y conciencias de todos para saber hasta qué punto un ser humano tiene derecho a vivir cualquiera que sea su condición? ¿Tiene derecho? Un lector generoso puede pensar en abstracto que sí, que por supuesto, pero ¿piensan lo mismo políticos y jueces? Podría preguntar si piensan lo mismo los obispos, pero a la vista está que no les vemos manifestarse por las calles a favor de los migrantes como lo hicieron cuando les convino durante la presidencia de Zapatero.

Números crecientes

Se nos dice, con la frialdad objetiva de una noticia más, que en el mar han muerto intentando llegar a España y tan solo en el último año unas cinco mil personas (que se sepa), y que la emigración ha aumentado un 66 por ciento y subiendo. La guardia de fronteras practica devoluciones en caliente aunque eso no sea legal, sí, pero ¿y qué?... Después de la inolvidable masacre de Melilla sin consecuencias políticas ni judiciales ya nos dimos cuenta de los principios cristianos, legales y democráticos de nuestros políticos. Cristianos y demócratas, por supuesto: de democracia plena, misas cuando toca y concertinas afiladas.

Después de la inolvidable masacre de Melilla sin consecuencias políticas ni judiciales ya nos dimos cuenta de los principios cristianos, legales y democráticos de nuestros políticos

Pero si estos políticos y otros de su mismo parecer y principios hipócritas, piensan que esto es un fenómeno controlable con vallas y guardias, están muy equivocados y más les valdría idear la manera de repoblar la España vaciada con miles de los que llegan en lugar de encarcelarlos en CIES o andar discutiendo, como si se tratase de alguna mercancía deteriorada, a cuántos niños y adolescentes que se les “colaron” puede acoger cada Autonomía, o qué hacer con los mayores y ancianos.

Qué vergüenza da todo esto a cualquier persona cristiana, demócrata, espiritual de cualquier rama y a la buena gente en general. ¿Quién de buen corazón podría imaginarse que niños hambrientos, embarcados en una patera por padres desesperados por salvarles de la muerte, se iban a encontrar -si es que no mueren ahogados- despreciados por los políticos españoles y europeos, encarcelados en CIES, abandonados a su suerte o devueltos en caliente a una muerte de la que huían como niños-as soldados o esclavos?

Un lento y perseverante tsunami humano

Hace mucho que los políticos del tres al cuarto que padecemos deben saber en Occidente y en Europa que el movimiento migratorio ya es imparable. Y deben saber que la media de edad de los que llegan anda por menos de veinte años, mientras la media de edad de los occidentales europeos o españoles es más del doble (44,4) según la Eurostat, la oficina estadística Europea. Caravanas de jóvenes desesperados y desesperadas se han puesto en marcha hace años de modo creciente en África y América latina. Caravanas de niños con sus familias o solos, mujeres embarazadas, jóvenes y adultos de todas las edades, vienen obstinadamente hacia Europa y Estados Unidos, los culpables colonialistas de su miseria extrema, donde aspiran a vivir sin miedo, sin epidemias, sin hambre, sin violaciones, sin explotación, con seguridad, con alimentos, con techo donde cobijarse, con trabajo que les permitan vivir, hospitales donde curarse y escuelas donde aprender.

Caravanas de jóvenes desesperados y desesperadas se han puesto en marcha hace años de modo creciente en África y América latina

Los súper-ricos banqueros, industriales, comerciantes de alto nivel, dueños de latifundios, de minas y perforaciones petroleras, forman una pequeña parte - dicho con toda la ironía posible- de una Internacional de la Bondad Mundial. Y estos reyes Midas, ¿por qué les niegan algo tan elemental a los hijos de la miseria que ellos causan en su país de origen hasta el punto de que han de jugarse la vida simplemente para escapar a vivir? ¿Será que los Midas del mundo carecen de conciencia activa, que son infrahumanos y zombis espirituales y narcisistas? ¿O será algo más?

 Pues sí; parece un asunto político de primer orden: una programación de biopolítica mundial real puesta en práctica ante la evidencia de que han llegado al límite de su capacidad de crecer mientras se niegan a abrir la mano para cambiar el modo de producción y distribución injusta de las riquezas de lo producido y las que guardan en sus paraísos fiscales evadiendo impuestos y de muchos otros modos. Por ello han llegado a la conclusión de que la población del mundo es excesiva.

Al parecer sobran viejos, niños y adolescentes que son gente que o no produce pero consume recursos, o que no se sabe qué hacer con ellos

Que la población del mundo es excesiva lo dijo Bill Gates, rico de primera división e hijo de un seguidor activo del doctor Mengele en los campos de exterminio de la Alemania nazi y luego anunció el una pandemia y acertó. Y no hace mucho, la señora Lagarde del FMI nos vino a decir que sobran muchos viejos en Europa. Y también acertó, porque vinieron el Covid, las vacunas y los muertos en las residencias de ancianos junto a las vacunaciones con productos de ensayo también en niños y el resultado de muchos muertos –silenciados todos– por los efectos secundarios de esa supuesta vacuna en todas partes. Al parecer sobran viejos, niños y adolescentes que son gente que o no produce pero consume recursos, o que no se sabe qué hacer con ellos, como ocurre con tantos niños y niñas sanos y sanas hambrientos de vida y pobres en África y América Latina decididos a conquistar su derecho a vivir.

Regreso entonces a la pregunta inicial: ¿Tienen ese derecho? Y si la respuesta es sí, tenemos nuestro propio derecho a exigir que desaparezcan las fronteras, las concertinas, y todo impedimento para ejercerlo. Tendremos derecho a exigir a nuestras autoridades que acojan a todo el que llegue y lo reubiquen no en CIES sino, por ejemplo, en la España rural vaciada para que la llenen de vida renovada y le den impulso a todas esas riquezas naturales que existen ahí y están desapareciendo por culpa del abandono de los gobiernos. Ahora o nunca: es hora de renovar la España rural. Es hora de abrir los brazos y de invertir en proyectos en esa España en lugar de esos 26 mil millones trescientos cuarenta y un mil en el 2.023 para el presupuesto de Defensa (datos de La Marea) que tienen que ver muy poco con el presupuesto para derechos sociales y Agenda 2030 de cerca de 6 mil millones. Números y conciencia no se corresponden si la respuesta al derecho a vivir es que sí. Y no podemos callarnos.

El tsunami del sur es imparable