jueves. 04.07.2024
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@JoseMariaManz18 |

Los efectos adversos del cannabis están mediados principalmente por el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo del cannabis. Se sabe que el efecto del THC sobre la función cerebral es el resultado de su unión al receptor cannabinoide tipo 1 (Cnr1) en las terminales presinápticas, modulando así la función cognitiva. Sin embargo, estudios recientes han puesto de manifiesto la importancia de la expresión de Cnr1 en los astrocitos en la mediación de los déficits cognitivos inducidos por el THC. Curiosamente, Cnr1 también se expresa en la microglía, que desempeña un papel fundamental en la poda sináptica durante la maduración del cerebro y en el control de la función social y cognitiva. La implicación patológica de la microglía en diversos trastornos psiquiátricos de origen neurológico ha ganado una atención significativa en los últimos años. Sin embargo, el papel de la microglía en la mediación de los efectos cognitivos adversos de la exposición al THC sigue sin explorarse.

El consumo de cannabis en la adolescencia se asocia con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y anomalías cognitivas

El consumo de cannabis en la adolescencia se asocia con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y anomalías cognitivas. La contribución del consumo de cannabis al riesgo de trastornos psiquiátricos parece estar modulada por la vulnerabilidad genética a la psicosis en el contexto de la interacción gen-ambiente (GxE). Por lo tanto, existe una necesidad insatisfecha para determinar los mecanismos convergentes por los cuales la exposición adolescente al cannabis interactúa con la susceptibilidad genética a los trastornos psiquiátricos, produciendo en última instancia psicopatología y deterioro cognitivo en la edad adulta. La duplicación de ~600 kb (punto de interrupción 4[BP4]-BP5) en 16p11.2 (16p11dup) es una variación en el número de copias (CNV) que aumenta de forma reproducible el riesgo de una serie de defectos cognitivos presentes en los trastornos psiquiátricos.

Los estudios preclínicos han demostrado que el modelo de ratón 16p11dup exhibe anomalías conductuales en los dominios cognitivos, así como anomalías en la estructura dendrítica de las neuronas piramidales y en las sinapsis GABAérgicas de la corteza prefrontal (CPF), un área críticamente involucrada en las funciones sociales y cognitivas. No obstante, aún no se ha investigado el potencial GxE en el modelo 16p11dup.

En un estudio con ratones diseñado para explorar el impacto del principal compuesto psicoactivo de la marihuana, el THC, en los cerebros de los adolescentes, los investigadores de Johns Hopkins Medicine dicen que encontraron cambios en la estructura de la microglía, que son células inmunitarias cerebrales especializadas, que pueden empeorar la predisposición genética a la psicosis esquizofrenia.

Hay una creciente evidencia del riesgo para el desarrollo cerebral en los adolescentes que fuman o comen productos de marihuana

Los hallazgos, publicados en la edición del 25 de octubre de la revista Nature Communications, se suman a la creciente evidencia del riesgo para el desarrollo cerebral en los adolescentes que fuman o comen productos de marihuana.

Sabemos que el THC es psicoactivo, y su concentración en las plantas de marihuana se ha multiplicado por cuatro en los últimos 20 años, lo que representa un peligro particular para los adolescentes que están genéticamente predispuestos a trastornos psicoactivos, incluida la psicosis esquizofrénica.

Las células microgliales son un subconjunto especializado de células inmunitarias llamadas macrófagos residentes en el cerebro que se encuentran en el sistema nervioso central. Desempeñan un papel directo en la comunicación entre neuronas, la respuesta inmunitaria y el desarrollo saludable del cerebro. En la adolescencia, las células microgliales desempeñan un papel fundamental en la maduración del cerebro relacionada con la función social y cognitiva mediante la poda de sinapsis y la secreción de transmisores químicos.

Los investigadores de Johns Hopkins sospecharon que los cambios estructurales que interfieren con ellos podrían alterar el cableado del cerebro y el sistema de mensajes en los cerebros aún en desarrollo de los adolescentes.

Para probar su idea, los investigadores utilizaron ratones modificados genéticamente con una mutación que imita un riesgo genético de trastornos psiquiátricos en humanos, junto con ratones normales como grupo de comparación. Los ratones portadores de la mutación muestran cambios en el cerebro con o sin THC, específicamente en las áreas responsables de la emoción, el aprendizaje y la memoria.

Durante la adolescencia de los ratones, los animales de los grupos genéticamente alterados y normales fueron tratados con inyecciones únicas diarias de THC o con solución salina benigna. Después de 30 días de inyecciones, los ratones recibieron tres semanas de descanso antes de que se realizaran pruebas de comportamiento para evaluar su desarrollo psicosocial.

Las pruebas incluían las relacionadas con la detección de olores, el reconocimiento de objetos, la interacción social y la memoria. Los investigadores también utilizaron tinción fluorescente para medir el número y la morfología de las células microgliales en los cerebros de los animales.

Los resultados mostraron que los ratones expuestos al THC tenían un aumento de la apoptosis microglial (muerte celular programada), y la reducción en el número de microglía en los ratones con la mutación genética y el THC fue un 33% mayor que en los ratones normales con THC.

La reducción microglial estuvo particularmente presente en la corteza prefrontal del cerebro, que es responsable tanto en ratones como en personas de la memoria, el comportamiento social, la toma de decisiones y otras funciones ejecutivas.

Debido a que las microglías están involucradas en la maduración de las neuronas cerebrales, una disminución en las sanas puede resultar en mayores casos de señalización y comunicación celular anormales, dicen los investigadores. Los ratones genéticamente alterados a los que se les administró THC en el estudio obtuvieron una puntuación un 40% más baja en memoria social que sus contrapartes a los que se les administró solución salina.

Este tipo de estudio es fundamental en este momento porque la marihuana se está volviendo más común, y apenas estamos comenzando a comprender cómo afecta a las células inmunitarias del cerebro.

Los resultados de los estudios de ratones modificados genéticamente no se pueden aplicar directamente a lo que sucede en un cerebro humano. Pero los estudios en animales sugieren que puede haber efectos negativos y duraderos del consumo de marihuana durante la adolescencia.

Los investigadores dicen que el siguiente paso para estos estudios es determinar exactamente cómo la anomalía microglial afecta la función neuronal a nivel molecular. Desde una perspectiva clínica, esperan utilizar estos hallazgos para explorar cómo la exposición a la marihuana contribuye a la psicosis esquizofrénica y otros trastornos psiquiátricos.

Por último, compartir esta reflexión de Daniel Pennac:

"En la sociedad donde vivimos, un adolescente instalado en la convicción de su nulidad es una presa”.

Cannabis y psicosis en adolescentes