NOCHES DEL BOTÁNICO

Santiago Auserón y La Academia Nocturna: intimismo y desconexión en Noches del Botánico

Fotos: Vicente I. Sánchez

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Cantante, compositor, escritor, filósofo... no son pocas las facetas que definen a Santiago Auserón, también conocido como Juan Perro. Una muestra más de esta versatilidad fue el concierto que ofreció en el Festival Noches del Botánico, como parte de su nuevo proyecto: La Academia Nocturna. Esta banda está compuesta junto a Viçenc Solsona, Isaac Coll, David Pastor, Gabriel Amargant y Pere Foved. "Ya sabéis que la juventud da para muchos proyectos. La sabiduría nos persigue, pero nosotros somos más rápidos", bromeó el exlíder de Radio Futura al inicio del concierto, intentando preparar al público para lo que estaban a punto de presenciar.

Pero, ¿qué es La Academia Nocturna? Según la información del concierto, este proyecto “revisa algunas de las mejores canciones de su carrera al frente de Radio Futura y como Juan Perro, desde una perspectiva novedosa, dotándolas de atmósferas inéditas donde el jazz, el rock, el rhythm and blues y el soul se fusionan con sones caribeños y la tradición lírica española”. Esta definición nos sirve como una primera aproximación, aunque el concierto en el Botánico fue una experiencia difícil de encasillar y no siempre fácil de conectar.

A sus 69 años, Santiago Auserón es un artista que siempre ha huido de la simplicidad, buscando constantemente nuevos retos que le permitan crecer profesional e intelectualmente. La Academia Nocturna es sin duda un paso más en su búsqueda de nuevos sonidos y oportunidades. Aunque abraza con placer los sonidos afrocubanos, donde el soul y el blues se fusionan, personalmente lo definiría como un ejercicio de estilo en el que Auserón busca una etapa más intimista, alejándose de los éxitos de su primera etapa. Esto puede decepcionar a quienes esperaban escuchar los éxitos más conocidos de Juan Perro o Radio Futura, ya que el concierto se centró principalmente en su último disco, Libertad (2022), con temas como "Quemando caña", "Collar de cuentas" y "Gibara".

Santiago Auserón se mostró muy locuaz durante las extensas dos horas de su concierto, explorando su faceta filosófica con reflexiones variadas, como su concepto del cine caro y pobre, sus habilidades para transmitir telepáticamente sus nuevos éxitos, o la reflexión de “La ley del camino” (también de su disco Libertad), donde explica la diferencia entre robar y aprovechar el camino. Sin embargo, se mostró algo desconectado del público, que pedía insistentemente canciones como "Escuela de Calor", "Veneno en la piel" y "Corazón de tiza", temas que nunca llegaron a sonar.

Santiago Auserón

La propuesta de Santiago Auserón es tan interesante como, en ocasiones, ardua para el espectador. No tanto por su concepción minimalista, como bien sentenció Auserón en un momento al pedir a sus músicos que la música fuera "tan lenta y pausada que doliera", sino porque a veces genera una clara desconexión con la audiencia. Esta desconexión se hizo evidente en varios momentos del concierto con un público que quería disfrutar pero que no acababa de entrar en el recital. Personalmente, creo que a la banda le falta más recorrido para darse a conocer y una mayor definición en su registro.

Esta dualidad se confirmó cuando, ya en la recta final del concierto, Santiago Auserón interpretó algunos temas de Radio Futura, logrando que el público despertara y comenzara a bailar. "El puente azul", "Semilla negra" y "El canto del gallo" fueron los temas que realmente conectaron con la audiencia, transformando el recinto en una fiesta en la que todo el mundo coreaba alguna estrofa. Aun así, el cantante zaragozano siguió ignorando las peticiones de "Veneno en la piel", optando por cantar una versión bastante peculiar de "La estatua del jardín botánico", casi en solitario y con un ritmo y tono cuestionables.

Las conclusiones sobre la propuesta de Santiago Auserón y La Academia Nocturna son complejas. Si bien es un proyecto muy personal en el que el cantante se rodea de una gran banda y explora sonidos soul interesantes, hay una desconexión clara entre lo que el público espera y lo que el artista ofrece. Encontrar un equilibrio será crucial para el futuro.

Salif Keïta

No quisiera terminar estas líneas sin mencionar el concierto que Salif Keïta ofreció al inicio de la sesión en el Botánico. El cantante, instrumentista y compositor maliense presentó un espectáculo extraño, bello por momentos, pero extremadamente caótico en su mayor parte. A sus 74 años, Salif Keïta es considerado la Voz de Oro africana y uno de los cantantes más influyentes del continente. Sin embargo, esta popularidad es cuestionable, ya que también es un ferviente defensor del último golpe militar en Mali, argumentando que la democracia no es buena para África.

Durante su actuación en el Botánico, se mostró perdido y desorientado en varias ocasiones, necesitando sentarse en el escenario y retirarse antes del final, dejando a su banda convertir el concierto en una gran fiesta. Aunque este legendario cantante albino no esté en su mejor momento, su música africana de estilo musulmán sigue siendo maravillosa, y temas como "Madan" o "Africa" mantienen su capacidad de trascender. Queda la reflexión sobre si presentarse en estas condiciones ayuda o perjudica su legado musical.