jueves. 04.07.2024
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Celín Cebrián | @Celn4

La propaganda de masas y la ética de la perversión nos han convertido en máscaras. Somos daguerrotipos de dominio público, los mismos que destruyeron las vanguardias y el cubismo. Por eso el individuo anda tan desdibujado y ya no es un fin en sí mismo. Somos un cartel, un eslogan. Tuvimos que esperar a que viniera Francis Bacon para que desentrañara al ser humano y le hiciera, en parte, recuperar su dignidad. Y para eso tuvo que desnudarlo, porque ese y no otro es el verdadero lienzo psicológico: el hombre a solas con sus sentimientos, con sus ideas, con todo…

Necesitamos una antorcha que ilumine lo desconocido. La calle no puede ser un laboratorio donde se desprecia al diferente. Todo lo contrario. Tenemos que igualarnos en la misma acera, en la hoja de un libro, bajo la lluvia, siguiendo los rayos del sol… No podemos darle la razón a esos chantajistas emocionales que, en cuanto se quitan el envoltorio y la corbata, sacan al psicópata que llevan dentro. Hay que señalar esas manos invisibles y perversas que han despreciado a la multitud. Hay infinidad de personas que han tenido que esconderse en el lado oculto de la luna por miedo a represalias. El diferente está ahí para ser aceptado sin reserva alguna. Eso es lo que en realidad nos define. La ciudad tiene que oler a libertad. Y el respeto se tiene que pasear por el asfalto para borrar así todos los errores de la Historia.

La ciudad tiene que oler a libertad. Y el respeto se tiene que pasear por el asfalto para borrar así todos los errores de la Historia

No quiero pensar lo que hubiera sido del ornitorrinco de vivir en un lugar diferente. Menos mal que el territorio en el que habita se extiende entre el este de Australia y la isla de Tasmania, porque, de no ser así, de haber elegido uno de esos 67 países en los que está penalizada la homosexualidad en todas y cada una de sus variantes, lo que ha venido en denominarse tercer género, ya sea gay, lesbiana, trans, bisexual, “queer” (raro)… lo hubieran aniquilado hace ya tiempo, simplemente por eso," por ser diferente": tiene la cabeza de pato, las patas de nutria, la cola de castor, pone huevos y es mamífero. Y también es el emblema de Nueva Gales del Sur. Y, por si preguntaran los necios, decirles que este animal no es la obra de ningún taxidermista.

Si, como afirmara Luis Cernuda en la “Realidad y el Deseo”, concretamente en esa parte titulada “Donde habite el olvido”, el amor lo inventaron los erizos, hemos de reconocer que la diversidad es la obra de arte llevada a cabo por el ornitorrinco. No me cabe ninguna duda. El tema es muy sencillo: no se puede tirar la dignidad a la papelera de un despacho. La Justicia se viste de gala para juzgar a gente desnuda. Y la gente responde, claro está. Ese es el desafío. Y este es el retablo de la realidad. Para acercarse a la verdad, se requiere sosiego. Y ya se sabe que el tiempo es una pizca de un todo.

Los unos y los otros somos todos