lunes. 13.05.2024
pedro Sánchez
Pedro Sánchez en una imagen de archivo.

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Así no. Señor Presidente. "Caer está permitido. Levantarse es imprescindible". (Proverbio ruso)

Señor Presidente del Gobierno de España. No estoy de acuerdo políticamente con su posible dimisión. Por tanto no tengo ni la menor contradicción con apoyarle para que no dimita. Cosa que hago. Es mi caso el de una exigencia democrática, no el de fascinación personal por su liderazgo. No sé que hará usted mañana. Puedo entender y entiendo la hartura que le produce la dinámica política que vivimos porque también es la mía, que creo común a muchos españoles y no solo los que le han votado. Pero no creo tampoco que la denuncia de un grupo fascista con las manos sucias (de tinta, de corrupción y de sangre) sea el único motivo para el desbordar por sí mismo el vaso de ignominia en que estamos. Aunque tal vez sea solo esa famosa gota que produce derrame.

Esta situación no es nueva en nuestro país. Tiene una larga tradición que llega a aquel presidente de la primera república española con su "estoy hasta los cojones de todos nosotros", dicha en su último consejo de ministros previo a su dimisión. Pero también a aquel "daría años de vida por cien días de auténtico poder" expresada por el primer presidente de la restauración democrática Adolfo Suárez antes de su dimisión.

Es enorme la lista de dimisiones del poder, e incluso de la vida, por el dolor de España. Unamuno, Machado. Azaña y tantos otros la engrosan. Creo firmemente que en el ¡Basta ya! Imprescindible hay mensajes también más allá de la derecha española nacionalista. ¿Que cree Sr. presidente que sentían los que se batían en retirada con aperos y familias huyendo de la muerte perdiendo patria, familia y propiedad? ¿Que piensa que percibían los que sufrieron cárcel, fusilamientos, o destierro? ¿Cuantos de ellos perdieron profesion o penaron por la responsabilidad de "meterse en política" en un país donde la discrepancia lleva a la destrucción personal por efectos de siglos inquisitoriales? ¿Cree que no dudaron si les mereció la pena? ¿Cree usted que es el único que ha soportado violencia verbal e insidias, por confrontar con el monstruo de vileza de una derecha intransigente que no ha dudado en sumergirnos en tragedias abismalmente incomparables al daño que recibe su mujer y que nunca ha pedido perdón por ello? Esto y mucho más podría argumentarse.

Señor Presidente, usted tiene un contrato político con millones de españoles que no puede rescindir unilateralmente. Usted no debe dimitir. No tiene derecho a eso

Usted ha desafiado a esa España que considera a nuestra patria en propiedad. Usted ha iniciado un camino de construcción de una nueva comprensión de nuestra realidad territorial histórica. Usted ha formado por primera vez gobiernos de coalición desconocidos desde la Segunda República. Gobiernos, que por su composición ideológica, costaron incluso la vida a dirigentes conservadores democristianos del siglo XX como el italiano Aldo Moro, cuando eran sólo un proyecto. Usted no puede abandonar su propio camino. Usted confronta con líderes populistas de ultraderecha mundial que mueven sus delegaciones en su contra para desprestigiarlo. Desde los disfrutadores de fruta a las manos negras de la reacción y de la corrupción. Usted ha desafiado todo eso en una España aún anclada políticamente en los restos de dos siglos precedentes. Y paga un precio por ello que es infinitamente menor que algunos de los aquí citados.

Usted tuvo y tiene mi apoyo para esa política. Pero es mi derecho exigirle el cumplimiento de ese compromiso mutuo por mucho que le duela su familia. Porque es mucho mayor el dolor de España. Porque usted tiene un contrato político con millones de españoles que, como yo, le hemos votado apoyando ese desafío.

Soy un ciudadano que jamás he tenido cargo institucional ni orgánico en el PSOE. Y no crea que hablo sin causa. Conozco perfectamente las consecuencias de confrontar con ciertos poderes y pagar precios enormes por ello. Lo que incluye elementos transversales no sólo residentes en el hemisferio de lo que usted llama la "fachosfera". Por todo ello le exijo respetuosamente el cumplimiento del contrato que nos une. Se lo exijo a título personal porque tengo la mala costumbre de representarme solo a mí mismo. Usted, Señor Presidente no puede rescindir unilateralmente ese contrato. Usted no debe dimitir. No tiene derecho a eso. Porque no puede usted iniciar un proyecto de cambio de país y bajarse por su cuenta a ocho mil metros de altura justificándolo en su dolor personal. Que no sabe hasta dónde le comprendo pero que no acepto.

Así No.

Cordialmente.

Así no. Señor Presidente