La política europea de criar cuervos para espantar inmigrantes a toda costa e impedir un repunte del populismo xenófobo ha provocado una deriva de difícil solución.
Si los españoles o los europeos no somos capaces de acoger por humanidad a los inmigrantes o refugiados, que sea por lo que nos van a reportar económicamente.
Este abrazo es un símbolo del amor que debería existir entre los seres humanos, sobre todo cuando no se conocen ni tienen nada en común más que la toma de consciencia del sufrimiento del otro.
Mientras que el resto de España se encontraba confinada, estos migrantes temporeros de la fresa eran contratados como “trabajadores esenciales” pero estaban bajo pésimas condiciones y desatendidos.