Tras el fracaso de la estrategia negociadora seguida por el Gobierno de Tsipras, la idea del Plan B se ha independizado por completo de su sentido original.
Sánchez pretende escenificar una ruptura nítida con la gestión de los recortes llevada a cabo por Rajoy sin llegar a romper con la austeridad impuesta por Europa.
Los países del sur de la eurozona se encuentran en un callejón de muy difícil salida, dada la dificultad para aplicar las políticas presupuestarias que necesitan.
No puede haber soluciones pactadas si los partidos no entienden el nuevo reparto de poder y las nuevas limitaciones a su actuación que han decidido las urnas.