miércoles. 14.08.2024
Michael Candelario ha creado la bodega más nueva de la isla: ‘Candelario’
Michael Candelario ha creado la bodega más nueva de la isla: ‘Candelario’

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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Cuando el volcán de La Palma comenzó su erupción en septiembre de 2021, el mundo entero volvió a situar esta maravillosa isla canaria en el mapa, redescubriendo su belleza natural y única. Sin embargo, más allá de sus impresionantes paisajes y paradisíacas calas escondidas, La Palma también es tierra de vinos. Sus viñedos prosperan en su suelo volcánico, a altitudes que van desde los 200 hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar, dando lugar a unos caldos únicos que reflejan la esencia de esta tierra resiliente. Hoy en día, la denominación de origen La Palma es reconocida en todo el mundo.

En la zona noroeste de la isla, a casi dos horas de la capital y alejada de las rutas turísticas habituales, se encuentra el pintoresco pueblo de Puntagorda. Situado a 722 metros de altitud, llegar hasta este pequeño enclave es toda una experiencia: el camino atraviesa increíbles barrancos, estrechas carreteras y montañas inmensas que permiten comprender la naturaleza volcánica y salvaje de esta isla. Puntagorda tiene muchos atractivos, pero nosotros hemos venido por uno muy especial: la bodega más nueva de la isla, y posiblemente de toda Canarias. Su nombre es Candelario.

Michael Candelario acaba de crear su propia bodega y apuesta por un modelo totalmente único y personal

Utilizando variedades autóctonas como el Vijariego Blanco, Albillo Criollo y Listán Blanco para los vinos blancos, y Negramol, Listán y prieto para los tintos, Michael Candelario, un joven palmero de 23 años, nos recibe rodeado por viñedos. Michael acaba de crear su propia bodega y apuesta por un modelo totalmente único y personal. Es el ejemplo de esa España rural que no se avergüenza de su legado, y que, lejos de huir a las grandes ciudades, busca recuperar sus raíces y preservar su herencia cultural.

Mi familia siempre se ha dedicado a la agricultura y la vitivinicultura. Siempre tuvimos viñedos, y recuerdo cómo, con 9 años, veía a mis padres y a mi abuelo hacer vino. En aquella época, no realizaba las labores del campo porque era demasiado pequeño, pero sí pisaba la uva”, cuenta Michael. “Mi abuelo hacía vino para consumo propio, y recuerdo como si fuera ayer el primer día que me dejó probarlo. Entonces comenzó a gustarme, y en 2015 empecé a experimentar y a hacer mi propio vino. Lo presenté a un concurso local y gané un premio. Eso me animó mucho, así que comencé a comprar maquinaria, desde depósitos y prensas hasta una bomba...”.

Michael nos relata cómo, en 2019, decidió dar el salto definitivo y se trasladó a Tenerife para estudiar el Grado de Técnico Superior en Vitivinicultura, donde se enamoró totalmente de esta profesión. Lejos de buscar nuevos horizontes laborales, regresó a Puntagorda y comenzó un arduo proceso que lo ha llevado a crear la bodega más joven de la isla, Candelario.

Estamos empezando, y a día de hoy contamos con una producción de unas 1.660 botellas de tinto y otras 1.405 de blanco. Es una producción muy pequeña, pero creo que tenemos una gran calidad. Es vino fermentado en barricas de roble francés.

Es el ejemplo de esa España rural que no se avergüenza de su legado, y que, lejos de huir a las grandes ciudades, busca recuperar sus raíces y preservar su herencia cultural

Trabajamos a pie franco y cultivo las viñas siendo lo más respetuoso posible con el medio ambiente y sin usar herbicidas. Intento intervenir lo menos posible en el entorno. Si un año no acierto, pues no acierto. Lo importante es que sé adónde quiero llegar y lo que quiero conseguir. Por ejemplo, siempre he fermentado con levaduras naturales. Y, sobre todo, lo fundamental es la cata durante todo el proceso.

Ha llegado el momento de probar su vino, y Michael nos ofrece primero un vaso de su vino blanco. Desde el primer sorbo, entendemos que no estamos ante una bodega más, sino ante un viticultor que busca diferenciarse mediante la calidad y la exclusividad. Con notas suaves y un marcado recuerdo al mar, se trata de un vino poderoso, de esos que se disfrutan con un buen queso o pescado. La impresión continúa al degustar su tinto, sin duda el buque insignia de esta joven bodega que está dando sus primeros pasos.

Me gusta hacer vino de calidad, pero sobre todo me gusta vivir en esta zona”, confiesa Michael Candelario. “Estoy impulsando una región que está en declive generacional y corre el riesgo de despoblarse. Hay muy poca gente de mi edad que se dedique al campo, y menos al vino. Quiero mantener el patrimonio, no solo de mi familia, sino de mi pueblo. Es un trabajo que requiere mucho esfuerzo y pasión”.

Poesía y amor por los viñedos y el buen vino: este es el legado familiar que Michael Candelario ha recibido y que ahora defiende bajo el sello “Candelario”

La cata termina con una sorpresa: Michael nos ofrece un par de vinos de una barrica que tiene medio escondida en su bodega. “¿Podéis distinguir a qué sabe este vino?”, nos pregunta. Apenas mojamos los labios, percibimos un curioso toque ahumado que le da al vino una personalidad única. “Lo hice con la uva que resistió al incendio que arrasó una parte de Puntagorda en 2023. La idea es que el vino tenga memoria y también nos conecte con la naturaleza. No lo voy a comercializar, pero creo que es algo divertido y que nos ayuda a conectar con nuestro entorno”.

Entre vino y vino, Michael nos sorprende con una revelación que nada tiene que ver con el vino: su abuelo, Adrián Candelario Martín, fue un gran defensor y practicante de la Décima Cubana, un tipo de estrofa compuesta por diez versos octosílabos. Publicó varios libros, entre ellos “Décimas de Adrián Candelario”, un ejemplo de poesía rural y social que narra sucesos, enseña cómo vuelan las grajas, cómo se plantan las semillas, cómo se engaña al vino y a las tormentas; cómo se ama a una mujer; cómo se olvida.

Poesía y amor por los viñedos y el buen vino: este es el legado familiar que Michael Candelario ha recibido y que ahora defiende bajo el sello “Candelario”. Un vino de calidad que nos recuerda la importancia de proteger nuestro patrimonio cultural. 

Michael Candelario: la nueva promesa del vino en La Palma