HISTORIA DE LA MASONERÍA

Sobre la masonería y los judíos en la visión de un masón belga

Cartel de la Exposición antimasónica de 1941: el judaísmo controlando al comunismo (Iósif Stalin) y a la masonería (Winston Churchill). Wikipedia

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Boletín Oficial del Grande
Oriente Español (26/10/1910)

@Montagut | Esta pieza plantea las opiniones de A. Sluys sobre la relación entre la masonería y los judíos, en la Conferencia Masónica Internacional de Bruselas, que organizó el Gran Oriente de Bélgica, en los días 9, 10 y 11 de septiembre de 1910. En la misma intervino nuestro protagonista con un discurso sobre la libertad de conciencia y la francmasonería universal. En otro trabajo ya abordamos parte de este discurso, y no descartamos regresar al mismo por la variedad de cuestiones que trató al respecto y que vienen de un destacado miembro de la masonería europea.

Efectivamente, Sluys fue gran maestre adjunto del Gran Oriente de Bélgica, y que fue, además, un protagonista en la educación en su país, ya que fue director honorario de la Escuela Normal de Bruselas, presidente de la Liga Belga de Enseñanza y también de la Unión Nacional para la defensa de la Instrucción Pública.

En el siglo XVIII aún era muy potente la animadversión contra los judíos y la masonería no les había permitido entrar en sus templos

Sluys afirmó que la francmasonería había tenido que luchar contra los prejuicios fuertemente arraigados en la conciencia de los pueblos por la acción de la “cultura dogmática”. Una de las consecuencias de esa intolerancia habría sido el odio de los cristianos hacia los judíos, y expuso las matanzas acontecidas en la Baja Edad Media, y cómo la Iglesia Católica había seguido glorificando esos hechos durante el siglo XIX a través de procesiones públicas, como la del Sacramento de los Milagros, que anualmente recorría las calles de Bruselas.

En el siglo XVIII aún era muy potente la animadversión contra los judíos y la masonería no les había permitido entrar en sus templos, pero las cosas cambiaron en la siguiente centuria. En 1845, el conde de Zetland planteó esta cuestión en la Gran Logia de Inglaterra con motivo de haberse negado la Gran Logia de Berlín a recibir en calidad de visitadores a varios judíos portadores de diplomas regulares expedidos por logias inglesas, es decir, según esta afirmación ya había judíos en la masonería británica. Veinte años después se trató ya en la masonería alemana. Así pues, hubo Grandes Logias que no impidieron su entrada como la Gran Logia Ecléctica de Francfort y la Gran Logia El Sol de Bayreuth. Por su parte, las Grandes Logias Los Tres Globos y Real York y la Amistad, ambas de Berlín, enviaron circulares a sus talleres (logias) en las que se prevenía para que en lo sucesivo solo debían tener en cuenta para recibir a los hermanos que se presentaran como visitadores, los certificados de buena conducta expedidos por sus logias respectivas, sin interesarse por el culto que cada cual profesara.

Lo que nos interesa del texto de Sluys es que afirmaba que en el “siglo XIX las protestas contra el ostracismo, contrario a los principios de la Orden, se manifestaron en todas partes”, es decir, que negar la entrada a los judíos iba contra los valores propios de la masonería.

Hemos consultado el número del 26 de octubre de 1910 del Boletín Oficial del Grande Oriente Español.