APUNTES DE HISTORIA

Democracia y socialismo en la España de 1927

El Socialista, núm 5826 (11/10/1927)

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@Montagut | En el contexto complejo y controvertido para el socialismo español que supuso la Dictadura de Primo de Rivera, y justo después de que la UGT rechazara por unanimidad participar en la Asamblea Consultiva, el periódico El Socialista sacó en octubre de 1927 una columna donde se proclamaba la fe en la democracia del socialismo.

El artículo, titulado “Nuestra fe en la democracia”, planteaba que era natural que los socialistas defendieran la democracia porque el socialismo era la “expresión más perfecta” de la misma.

El periódico obrero expresaba que el mundo estaba pasando una fase, calificada de interesantísima, de transición política. No había estabilidad y la situación se acomodaba a las circunstancias, pero haciendo siempre concesiones a las “aspiraciones populares”.

Estados donde se había sabido practicar el sufragio “con pureza” se habían engrandecido, y sus instituciones políticas se habían afianzado

Ante la desorientación general se detectaba una reacción por parte de los enemigos de la democracia contra el derecho al sufragio universal, pero se afirmaba que no podrían suprimirlo porque, siempre según el texto, el “ambiente social moderno” no lo permitiría. Pero, como bien sabemos, ese análisis falló. Muy poco después, estallando la crisis del 29, parte de Europa se precipitó hacia una intensificación del totalitarismo y hacia una crisis profunda de la democracia, con trágicas consecuencias para todos.

Los socialistas españoles eran conscientes del período histórico que había comenzado a finales del siglo anterior en relación con la incorporación de las masas a los sistemas políticos, es decir, del proceso de transición del Estado liberal al democrático que, es, en realidad, a nuestro juicio, con sus éxitos, pero, sobre todo, con todos sus problemas y fracasos la cuestión clave para entender la primera mitad del siglo XX hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Ni la democracia, ni el sufragio, ni el parlamento, ni las libertades eran los causantes del caos político al que había llegado el país

El artículo valoraba que aquellos Estados donde se había sabido practicar el sufragio “con pureza” se habían engrandecido, y sus instituciones políticas se habían afianzado, mientras que donde no se había dado dicho perfeccionamiento la democracia había sucumbido. Era una lección que no debía olvidarse. En clave española, el artículo señalaba que había sectores políticos de signo reaccionario que, al contrario, achacaban al sufragio la inestabilidad política a la que se había llegado. Pero el problema se encontraba, precisamente, en que en España el sufragio universal no había sido realmente tal, por obra y gracia de su adulteración, falsificación y corrupción, como bien se ha demostrado por la historiografía. Y eso confirmaría a juicio de los socialistas, su idea de que no eran ni la democracia, ni el sufragio, ni el parlamento, ni las libertades los causantes del caos político al que había llegado el país. Lo habrían sido, por el contrario, los partidos dinásticos de la Monarquía de Alfonso XIII, protagonistas, precisamente, de esa adulteración, y recordando que habían sido combatidos por los socialistas.

El artículo original puede consultarse en el número 5826 de El Socialista de 11 de octubre de 1927.