viernes. 05.07.2024
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@Montagut |

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Sidney Webb.

En julio de 1923 celebró su Conferencia anual el Partido Laborista en el Queen’s Hall de Londres. Pues bien, el intelectual y figura fundamental de la Sociedad Fabiana, Sidney Webb dejó de ser presidente del Comité Nacional del Partido, dejando paso a Ramsay MacDonald. Pues bien, Webb fue entrevistado por La Giustizia de Milán. El Socialista extractó dicha entrevista, dentro de esa preocupación que desarrolló el socialismo español sobre el laborismo como alternativa al comunismo ruso para transformar la sociedad. Debemos recordar, además que Webb fue elegido en 1922 diputado, y que en 1924 el laborismo alcanzó el poder por vez primera, asuntos que hemos tratado en estas páginas en más de una ocasión.

En esta pieza analiza el extracto publicado en El Socialista de dicha entrevista.

Al periódico socialista español le interesaron tres cuestiones del artículo original. En primer lugar, estaba el tema de las reparaciones al terminar la Gran Guerra. Sidney Webb explicaba que si el Partido Laborista estuviera en el poder se desmarcaría de la intransigencia francesa en este tema, considerando que había que aceptar la buena voluntad del pueblo alemán para reparar dentro de sus posibilidades o capacidades los daños causados en Francia y Bélgica, e indemnizar a las víctimas. Por amor a la paz el Partido Laborista abandonaría toda pretensión británica a las reparaciones y ejercería presión para la cancelación de los “débitos de guerra interaliada”.

Para Sidney Webb el Partido Laborista había alcanzado un extraordinario grado de unidad

Para Webb el Partido Laborista había alcanzado un extraordinario grado de unidad (el segundo tema abordado), al albergar en su seno todas las secciones del movimiento obrero y socialista (recordemos la peculiar constitución y composición del Partido Laborista, tan distinta a la del resto de Partidos), salvo la minoría comunista. Webb quería insistir en esa cuestión de la unidad y en relación con el Partido comunista, que, insistía, no tenía cabida en el seno del laborismo, y ninguna relación orgánica con el Partido Laborista “porque sus métodos y sus doctrinas” eran diametralmente opuestas a las laboristas. Además, Webb informa al periódico italiano que la Conferencia del Partido Laborista era la más numerosa en la Historia del partido, aunque reconocía que había una ligera disminución de cotizantes en relación al año anterior, pero eso era achacado, siempre según su opinión, al paro. En todo caso, la afiliación a las Trade-Unions era más del doble que la que existía antes de la guerra.

La última cuestión se refería a la madurez del laborismo para gobernar. En este sentido, Webb reconocía que el partido estaba en minoría, pero ya era la segunda fuerza política del país. En las elecciones de otoño del año anterior se habían alcanzado cuatro millones de votos, es decir, apenas un millón menos que los conservadores. Aludió a la victoria parcial del líder obrero Smillie, que hemos tratado en El Obrero, porque había supuesto un gran estímulo. Los resultados obtenidos animaban y podía considerarse que en un tiempo no muy lejano se podría conseguir la mayoría. Era cierto que Smillie había luchado en una circunscripción obrera donde se había ganado previamente, pero ahora se había avanzado mucho más en votos.

A la pregunta sobre si el laborismo estaba preparado para formar Gobierno, Webb contestó que la cuestión de la preparación era un tema muy debatido, especialmente entre los adversarios políticos. Los conservadores negarían la capacidad de los laboristas, profetizando las mayores catástrofes si llegaban a gobernar. Entre los liberales, al parecer, habría diversidad de opiniones. Unos consideraban que los liberales estaban todavía un poco “verdes”, mientras otros mostraban su simpatía hacia un Gobierno laborista, como habría manifestado, por ejemplo, Lord Haldane, estando, además, interesados en colaborar. Esta apreciación de Webb es interesante por lo que pasaría en 1924. Nuestro entrevistado tenía su propia opinión, como es lógico. Consideraba que en las filas laboristas había eminentes personalidades, como habían demostrado ya en los Comunes, en la oposición.

Hemos consultado el número 4496 de El Socialista, del día 7 de julio de 1923.

Sidney Webb y el laborismo