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¡Qué cara tienes! 'El rosto y sus máscaras'

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Torres-Remírez | @jostorresremrez

Del libro 'El rostro y sus máscaras. Variaciones y constancias', de Mario Satz

Dicen que la mentira que más se repite es la respuesta “estoy bien” ante la insistente pregunta “¿qué tal estás?”, sin embargo, antes siquiera de abrir la boca, ya vamos mintiendo por la vida. Sonreímos a la gente que nos cae mal, ponemos rosto hierático en nuestro puesto de trabajo, contenemos muecas de risa cuando estamos en publico o incluso escondemos nuestra pena. La cara es el espejo del alma, pero nos ocupamos de ocultarla, de no dejar ver nuestro verdadero rostro. Y eso ha dado lugar a multitud de confusiones. Por ver a una persona siempre sonriendo pensamos que no le ocurre nada, o a uno que está concentrado creemos que es un borde. Incluso llegamos a decir que la gente tiene dos caras. Tan popular es esto último que hasta un villano de DC se llama justamente así, Dos Caras. El rostro es algo importantísimo en nuestra vida, pero no le damos el papel preponderante que debería tener.

El académico Mario Satz aborda a través de su investigación la evolución del rostro en distintas culturas

Ante tal pasividad de la sociedad de nuestros días, el académico Mario Satz ha intentado ponerle remedio a través de su investigación sobre la evolución del rostro en distintas culturas. Y es que puede parecer algo baladí, pero ¿a cuántas cosas no les damos el peso que de verdad tienen por ser algo habitual y normal en nuestro día? Al igual que el aire no tiene ningún precio por su abundancia, no significa que no tenga valor. Lo mismo ocurre con nuestro rostro. El valor de lo que transmitimos con él es incalculable.

La labor de Satz es un trabajo vital. Muchos escritores o ensayistas creen que por trabajar durante muchos años conseguirán una obra que les dé eco en el tiempo, y no se dan cuenta de que lo importante es la calidad de la obra. La minuciosidad en la investigación de Mario Satz acompañada con una narrativa divulgativa, provoca que este libro sea la obra más relevante dentro de la producción literaria del autor. No es un demérito hacia sus poemas o hacia el resto de ensayos, sino que es una constatación de la gran calidad del estudio. Un estudio que va de lo etnográfico a lo universal.

Satz consigue que desde relatos y algún que otro dato histórico completar la historia del rostro, una labor tan ardua como homérica. Como bien expone el autor al final, no es un trabajo que parta de la nada, sino que lo hace sobre la labor de antropólogos que todos conocemos, tales como Lévi Stauss, Caro Baroja, Heródoto o López de Munain. Quizás poner toda la bibliografía, por tangencial que hubiera sido su aportación, sería generar otro libro, pero para los que hemos devorado este ensayo, nos hubiera gustado. Como ven, pongo esta clase de críticas porque sino sería una reseña demasiado amable con el autor.  

Una pequeña observación para el lector, quizás el tema del rostro no sea uno de los que más le apasione, sin embargo, al realizar el autor un estudio en profundidad de la evolución cultural de este tema, es un libro de historia, con la historia que no aparecen en los ensayos sobre historia. Y me refiero específicamente al capítulo sobre Al-Ándalus. Es cierto que el capítulo, al igual que el resto de capítulos es corto, no más de cinco páginas, pero muestra una visión novedosa de esa parte de la historia de España más olvidada o eludida. En este país hay dos clases de personalidad respecto a la historia, los que creen que saben y los que no les importa no saber. De los segundos, no digo nada. Respecto a los primeros, hay algunos que aún se preocupan por ampliar sus horizontes de sabiduría, y esta parte es para ellos. Descubrirán cosas que nadie jamás les habrá dicho.

Por último, también me permito poner el foco en dos capítulos inquietantes. No tanto por lo que dicen, sino por descubrir una verdad escondida a plena vista. El primero de ellos es el que trata sobre el carnaval de Venecia ¿Nunca se percataron de que las máscaras tienen un extraño signo vital más allá de las vacías cuencas oculares? Miren bien una de esas máscaras venecianas y sean sinceros con ustedes mismos: ¿piensan que les están devolviendo la mirada?

El segundo de los capítulos dignos de un programa entero de cuarto milenio es el penúltimo. Las máscaras mortuorias. Mientras que las anteriores perturbaban, estas últimas son una evidencia de nuestro deseo de inmortalidad, pero a la vez una reafirmación de nuestra humanidad.

Quisiera explayarme más, pero para ello debería hablar con el autor y debatir con él su obra. Cosa que también querrán ustedes al acabar el ensayo.