jueves. 03.10.2024

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Miguel Ángel Leija | @CinemaCuarenten

“A la naturaleza no le gustan los monstruos y se deshace de ellos mediante soluciones naturales. El monstruo más monstruoso es el monstruo con buenos sentimientos.”

Con esta contundente reflexión, Fiódor M. Dostoievski nos invita a sumergirnos en una obra frenética y muchas veces olvidada dentro de su bibliografía por motivos desconocidos ya que lo decimos desde ahora: El Eterno Marido es una novela fundamental dentro de la producción del escritor ruso.

Recuperada por Alba Editorial este mismo año, con traducción a cargo de Fernando Otero Macías, nos encontramos con la oportunidad perfecta para conocer el inesperado reencuentro entre Velchanínov, un hombre culto y escéptico que atraviesa una crisis existencial, y Trusotsky, el “eterno marido”, un viudo recientemente afligido.

El punto más destacado de El Eterno Marido es el manejo de los diálogos. Dostoievski construye conversaciones envolventes que crean una atmósfera atrapante

Velchanínov descubre que Trusotsky es el esposo de una mujer con quien mantuvo una relación amorosa en el pasado. Este encuentro fortuito desencadena una serie de situaciones cargadas de tensión y confrontación psicológica. A medida que avanza la trama, ambos personajes se ven envueltos en un juego emocional complejo, marcado por los celos, la culpa y una lucha silenciosa por el dominio moral y espiritual. La historia profundiza en sus obsesiones y debilidades, explorando cómo el pasado influye inexorablemente en el presente y cómo las acciones de cada uno impactan en el otro de maneras inesperadas y profundas.

Como nos tiene acostumbrados en sus grandes obras, Dostoievski explora la complejidad de la naturaleza humana, trascendiendo la simple dicotomía del bien y el mal. Sus personajes no son héroes ni villanos en el sentido tradicional; son seres humanos moldeados por circunstancias a menudo fuera de su control, que revelan cómo las situaciones —sean o no resultado de sus propias acciones— pueden transformarlos de maneras inesperadas y, a veces, inmerecidas.

Esta obra es una lectura indispensable para quienes deseen adentrarse en el universo dostoievskiano y comprender mejor las intrincadas facetas del alma humana

El punto más destacado de El Eterno Marido es el manejo de los diálogos. Dostoievski construye conversaciones envolventes que crean una atmósfera atrapante, manteniendo al lector en una constante tensión a lo largo de sus 225 páginas. La interacción entre los personajes es tan intensa y bien elaborada que avanzar en la lectura se convierte en una experiencia tan emocionante como inquietante: voltear la página produce escalofríos ya que con estos personajes todo puede pasar. Esta habilidad para generar expectación y temor sobre lo que pueda acontecer es comparable a la encontrada en El Último Encuentro de Sándor Márai. 

Como ya comentamos, este libro no se trata de una creación menor en el repertorio del autor. Y es cierto: aunque El Eterno Marido pueda estar un escalón por debajo de monumentos literarios como Crimen y Castigo, Los Hermanos Karamazov o Los Demonios, esto se debe principalmente al espacio que estas últimas ofrecen para extensas reflexiones y un desarrollo más profundo de los personajes. Sin embargo, la intensidad y emotividad presentes en esta novela demuestran que es una pieza mayor dentro de la bibliografía de Dostoievski, inspirada además en pasajes de su propia vida.

En definitiva, esta obra es una lectura indispensable para quienes deseen adentrarse en el universo dostoievskiano y comprender mejor las intrincadas facetas del alma humana. Su capacidad para mantenernos al filo de la emoción y la reflexión es testimonio del genio literario de Dostoievski, y una invitación abierta a descubrir —o redescubrir— una novela que, sin duda, merece un lugar destacado en la literatura universal.

'El eterno marido', de Fiódor M. Dostoievski