jueves. 03.10.2024
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Emma Vizán |

Después de recibir excelentes críticas en el Festival de Sitges 2021 con su película de horror claustrofóbico Caveat, el director irlandés Damian McCarthy regresa al festival con Oddity, una cinta que lo consolida como una figura destacada en el género del terror y que, sin duda, encantará a los amantes de lo fantástico.

Oddity es una de esas películas que abrazan con pasión el cine de género, dando como resultado una historia de terror clásico

Oddity (que significa "rareza" o "extrañeza" en inglés) es una de esas películas que abrazan con pasión el cine de género, dando como resultado una historia de terror clásico en la que no faltan elementos icónicos como la casa encantada, los fantasmas, un asesino, sangre a borbotones e, incluso, una médium. Uno de los aspectos más interesantes del guion y la dirección de McCarthy es su atmósfera opresiva, oscura y asfixiante, lograda casi por completo en un único escenario: una casa aislada en el campo, que permite explorar a fondo las claves del terror y los miedos más primigenios. Este es un gran ejemplo de cómo aprovechar al máximo una producción de bajo presupuesto, que dispone de apenas un par de localizaciones.

En la sección Panorama de Sitges, Oddity nos presenta a una médium ciega y vendedora de curiosidades (Carolyn Bracken), que sigue llorando la muerte de su hermana gemela, fallecida un año antes. La protagonista posee ciertos poderes sensoriales y sobrenaturales, ya que, además de poder comunicarse con el más allá, es capaz de leer objetos y descubrir la historia de quienes los portaron. Por otro lado, la trama incluye a un psiquiatra (Gwilym Lee) especializado en pacientes con graves trastornos mentales, uno de los cuales ha sido acusado de asesinar brutalmente a su esposa.

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En el fondo, Oddity es una historia de venganza y casas encantadas, y cuando esto se revela, la película realmente despega. Tras un prólogo fascinante en el que se insinúa que algo le ha ocurrido a la esposa del psiquiatra, pero sin aclarar cómo ni quién fue el responsable, comienza una narrativa llena de tensión que crece progresivamente. Dos elementos clave en la historia de McCarthy se vuelven protagonistas: por un lado, la misteriosa casa, enorme y en constante reforma, que casi se convierte en un personaje más y genera un miedo constante; por otro, un inquietante maniquí de madera, obsequio de la médium al psiquiatra, que actúa como una presencia perturbadora.

Aunque McCarthy no lo presenta explícitamente, este maniquí evoca la figura del gólem clásico: un coloso de madera o piedra que, según la tradición, podía cobrar vida para defender a los judíos, pero que fácilmente escapaba del control de su creador, provocando catástrofes. Oddity utiliza este recurso de manera innovadora e inesperada.

En definitiva, Oddity es una película poderosa y enigmática, poblada por personajes extraños y con una atmósfera en la que parece que en cualquier momento puede suceder algo inesperado. McCarthy toma una historia de fantasmas y venganza relativamente clásica, y la reinventa con una estética mucho más actual y atrevida, llena de referencias pop que conectan perfectamente con el público contemporáneo. Sin duda, una cinta a reivindicar.

Damian McCarthy sorprende con 'Oddity', una nueva joya del terror