BIOPIC

'The apprentice': Trump, el rey al desnudo

'The apprentice' desnuda al Trump más machista y rancio contando sus orígenes a pocas semanas de las elecciones presidenciales estadounidenses.

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Ainhoa Mela | @ainhoacriticas

Que la vida de Donald Trump sería llevada algún día al cine era algo de sobra conocido. No en vano esta parece haber sido escrita y diseñada por el guionista más loco de Hollywood.

Hijo de uno de los grandes empresarios inmobiliarios neoyorquinos, su hambre de dinero y fama le llevó en los años 80 a convertirse en toda una celebridad con un imperio de hoteles y casinos que no pocas veces le llevaron a la bancarrota. Momentos trágicos que acabarían con la carrera de cualquiera, menos con la de Trump que parece siempre resurgir de sus cenizas y emprender el vuelo en una travesía que ya le ha llevado a la Casa Blanca una vez y que puede que lo vuelva a hacer el próximo 5 de noviembre.

Y es precisamente esa aparición del presidente más polémico de Estados Unidos en la vida pública neoyorquina de los años 80 la que el iraní Ali Abbasi recoge en su película “The apprentice”; una película en la que todo parece ridículo si no fuese porque se siente tan real.

Con un formato 4:3 y unas cámaras convertidas en testigos del proceso de creación de un animal de presa sin escrúpulos, “The apprentice” parece olvidarse por momentos de su condición de película para asemejarse más a uno de esos realities de televisión de los que el propio Trump ha sido protagonista en alguna ocasión.

Pero no sólo el formato cuadrado contribuye a esta apariencia de telerealidad fingida. Y es que al trabajo técnico debemos unir el de Sebastian Stan, un actor principal que demuestra una vez más que es todo un camaleón. A los amantes de la pequeña pantalla, este actor de origen rumano ya nos sorprendió con su alocada, pero precisa encarnación del también polémico ex marido de Pamela Anderson Tommy Lee en la serie “Pam y Tommy”. Y en esta ocasión, el actor no desaprovecha en regalarnos una de esas actuaciones que no sólo destacan por ser buenas sino tambien inteligentes.

Poco del Trump que conocemos vemos al inicio de una interpretación que gana en gestos calcados, tics y expresiones conforme avanzan los minutos; una de esas interpretaciones que decepcionaría yendo de menos a más si no fuese por lo intencionado y lo inteligente que resulta esa elección. Y es que Setastian Stan construye el personaje de Trump delante de los ojos del espectador. Desde un chico normal de familia bien hasta el magnate del autobombo y el oportunismo, Stan va añadiendo capas hasta acabar recreando casi al milímetro a un personaje con unos ademanes muy característicos y bien conocidos por todos.

Pero hay algo, o mejor dicho, alguien que al actor de origen rumano le impide brillar. Y es con su encarnación de Roy Cohn, el polémico abogado estadounidense que se convirtió en maestro de Trump en sus inicios, Jeremy Strong, conocido por su papel de Kendall Roy en la clamada serie “Succession”, se convierte en uno de esos secundarios que en algunas películas consiguen robarse parte del protagonismo.

El actor podría aparentemente tenerlo sencillo y es que, al contrario que Stan cuyo personaje es de sobra conocido y su interpretación por tanto pasada por la lupa de cualquier espectador, Roy Cohn, al menos para el público general, es del todo desconocido. Y eso que ya en 1992 Frank Pierson, director de películas como “Presunto Inocente” llevó a la gran pantalla la vida del polémico abogado con la película “Ciudadano Cohn”.

Pero el riesgo de caer en la caricatura para Jeremy Strong era infinito; porque si la historia y la personalidad de Trump parecen insólitos, la de su maestro no se queda atrás.

Pero, como en la vida, también en la película ambos actores se retroalimentan y forman un tándem perfecto reflejando el patetismo y lo absurdo de esos hombres de negocios machistas, homófobos y sin escrúpulos en una perfecta master class de cómo llegar a la cima pisando cabezas. Algo que resulta irónico hasta que el espectador se acuerda de que las terribles enseñanzas del maestro han llevado al aprendiz a la Casa Blanca. Un hecho del que “The apprentice” tampoco se quiere olvidar a pesar de que muchas décadas le faltarían a Sebastian Stan para llegar a ser presidente de Estados Unidos.

“Ataca, niégalo todo y nunca admitas la derrota”. Ese es el mantra que Roy Cohn repite constantemente al joven Trump en un claro un augurio de en lo que podría resumirse con posterioridad el mandato del polémico presidente que en la actualidad tiene causas judiciales pendientes por alentar una insurrección ciudadana al negarse precisamente a admitir su derrota en las elecciones de 2020.

Con toda su crudeza y ridiculez, “The apprentice” llega para dar luz a los episodios más oscuros de la vida de un hombre siempre más preocupado por su imagen que por la mujer que tiene al lado. Y es que a poca gente le sorprenderá la masculinidad rancia de quien piensa que los hombres nunca lloran. Pero en una polémica escena, “The apprentice” no tiene miedo a recrear la, por muchos olvidada, acusación de violación que la primera mujer del magnate aseguró haber sufrido en el salón de la fastuosa casa rococo que Trump construyó a su mayor gloria a manos de un marido incapaz de aceptar el rechazo de una mujer.

Y es que si algo demuestra “The apprentice” es arrojo con ciertos toques de originalidad. Llena de primeros planos y cámaras que persiguen de cerca al joven Trump haciéndose grande por las calles de Nueva York, llega a la gran pantalla la película que Trump no quería que llegase a ver la luz; una película irónica, voraz y despiadada de los inicios de una historia que se sigue escribiendo y que puede tener un nuevo capítulo en unas pocas semanas.