lunes. 29.07.2024
INCAA
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).

Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna

 

Josefina Raynaud |

La industria audiovisual argentina ha sido testigo de profundas transformaciones a lo largo de los últimos años, y con una fuerte influencia en cambios tecnológicos y fluctuaciones en el panorama económico y político. Previo a la llegada de Javier Milei al poder, este sector estaba afrontando desafíos considerables como, por ejemplo, la urgencia de actualizaciones en lo que refiere a la tecnología y la dependencia de los subsidios por parte del Estado. Con la asunción del nuevo presidente, las políticas culturales y económicas propuestas por su administración prometieron reconfigurar el marco en el que opera la industria audiovisual, lo que generó tanto expectativas como incertidumbres entre los trabajadores del INCAA y los actores. El siguiente artículo se propone examinar detenidamente el estado en que se encontraba la industria antes de su mandato y analiza los impactos de las nuevas políticas  implementadas durante su gobierno.


Durante el gobierno anterior, el cine argentino experimentó un gran apoyo por parte del Estado. Este respaldo se manifestó a través de subsidios, incentivos fiscales y programas de fomento a la producción cinematográfica.

El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) desempeñó un papel crucial, proporcionando financiamiento y promoviendo la diversidad cultural en las producciones nacionales. A través de estas políticas, se generó un aumento significativo en la cantidad y calidad de películas argentinas. Esto permitió que muchas de ellas obtuvieran reconocimiento internacional y premios en festivales de cine (Las ganadoras del Óscar El secreto de sus ojos, La historia oficial, etc.).

El INCAA en particular, lideró un papel central en el crecimiento de la industria. Pero todo empeoró a partir de múltiples denuncias que empezaron a llegar sobre arreglos turbios y falta de transparencia en la asignación de fondos.

El instituto fue acusado de favorecer a ciertos cineastas y productores, lo que produjo un ambiente de amiguismo y corrupción. Estas prácticas lo único que hicieron fue generar desconfianza y críticas por parte de la comunidad cinematográfica como, por ejemplo, que el acceso a los recursos no siempre se basaba en méritos artísticos, sino en conexiones personales y políticas.

Un ejemplo muy claro de ese ambiente corrupto es cuando un cineasta quería hacer una película que cuestionaba al gobierno, o al relato peronista que persiste en el imaginario social. Lo que hacía el instituto en estos casos, es poner trabas para que la película no se haga empezando por no financiarla. Tal es el caso del director argentino Diego Recalde y su película documental King Perón el rey de los gorilas. Donde hace una parodia del mandatario y participan personajes históricos del peronismo y antiperonismo, que le cuentan al público en general, entre otras cosas, porque es el rey de los gorilas. El film no contó con el apoyo del INCAA porque no se consideraba “políticamente correcto”.

Además, el excesivo enfoque en las subvenciones estatales llevó a que muchas producciones pasaran a depender del financiamiento público. Esta dependencia limitó la capacidad de la industria para desarrollar una base financiera más sostenible a largo plazo. También se argumentó que algunos proyectos financiados no lograron tener un impacto significativo en términos de taquilla o influencia cultural, lo que cuestionaba la eficiencia y efectividad del uso de los recursos públicos.

Uno de los casos más notorios fue el de la malversación de fondos en el INCAA, cuando se descubrieron irregularidades en el manejo de los recursos destinados a la producción cinematográfica. Las investigaciones revelaron que se desviaron fondos a proyectos ficticios como la telenovela “Mamá Corazón” que iba protagonizar la actriz Andrea del Boca, para la que el Estado otorgó una suma de 36 millones de pesos y jamás salió al aire. También hubo funcionarios que utilizaban su posición para beneficiar a familiares y amigos. Les buscaban un puesto dentro del instituto y estos cobraban una suma importante de dinero sin haber ido a trabajar. Estas prácticas no solo erosionaron la confianza en el INCAA, también privaron a muchos cineastas legítimos de la oportunidad de financiar sus proyectos.

Con la llegada de Javier Milei al poder, la situación del cine argentino ha experimentado cambios significativos

Con la llegada de Javier Milei al poder, la situación del cine argentino ha experimentado cambios significativos. El enfoque liberal del nuevo gobierno ha resultado en una reducción considerable del apoyo estatal a la industria cinematográfica. Las políticas de Milei buscan reducir el gasto público, lo que ha llevado a recortes en los subsidios y financiamientos que estaban destinados a la producción de películas nacionales.

Este cambio ha generado incertidumbre entre los cineastas y productores, quienes se ven obligados a enfrentar mayores desafíos para financiar y llevar a cabo sus proyectos. La dependencia del mercado y la necesidad de atraer inversiones en el sector privado han incrementado la presión para producir películas con un potencial comercial más alto, lo que podría limitar la diversidad y la exploración de temáticas más arriesgadas o artísticas.

A pesar de estos desafíos que surgen ante el cambio de gobierno, el talento y la creatividad de los cineastas argentinos continúan siendo una fuerza impulsora en la industria. Algunos han encontrado nuevas formas de financiamiento a través de plataformas de crowfunding, que se define como un sistema de financiación online que prescinde de los intermediarios financieros como bancos, para obtener el impulso económico a través de donaciones de usuarios cuya motivación puede ser altruista y/o a cambio de algún tipo de recompensa relacionada con el proyecto. Además de las colaboraciones internacionales, lo que ha demostrado la adaptabilidad y resiliencia del cine argentino. Sin embargo, la falta de apoyo estatal ha incrementado la desigualdad dentro de la industria, favoreciendo a aquellos que tienen mayor acceso a recursos y redes internacionales, dejando afuera a los cineastas emergentes en una posición más vulnerable y con menos oportunidades de crecimiento.

La administración de Milei y el nuevo presidente del INCAA Luis Pirovano, han defendido estos recortes argumentando que es necesario eliminar el gasto público excesivo y fomentar una industria cinematográfica más competitiva y autosuficiente. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por personalidades famosas y trabajadores del sector cultural que lo consideran un problema grave, para las producciones de contenido que se realicen de ahora en adelante.

La última medida del presidente que generó un gran rechazo por parte de la comunidad audiovisual fue eliminar por decreto la cuota de pantalla para el cine argentino, es una medida que perjudica a la industria porque era lo que garantizaba la exhibición de las películas nacionales en las grandes cadenas de cine si alcanzaban una cantidad mínima de espectadores, como por ejemplo Cinemark, evitando que sean aplastadas por los tanques de Hollywood que acaparan las salas. Además, afecta gravemente a aquellas películas medianas y pequeñas que contribuyen a la diversidad e identidad de nuestro cine.

Para ir cerrando, realizar una comparación entre el gobierno anterior y el de Milei revela cómo las políticas públicas pueden tener un impacto profundo en la industria cinematográfica. Por un lado el apoyo estatal puede fomentar la diversidad y la innovación, pero por el otro puede conllevar problemas de transparencia, corrupción y dependencia financiera. La falta de financiamiento público puede obligar a la industria a tener que adaptarse a nuevas realidades de mercado, aunque a costa de la diversidad y el riesgo de una mayor concentración de oportunidades.

En última instancia, el futuro del cine argentino dependerá de la creatividad e innovación de sus realizadores para enfrentar estos cambios y continuar produciendo obras que muestren la complejidad y la riqueza cultural del país. El principal objetivo será encontrar un equilibrio entre el apoyo estatal y la  independencia financiera para garantizar una industria cinematográfica vibrante y sostenible, que continúe siendo un espejo de la identidad argentina y una voz que nos representa en el panorama cultural a nivel global.

Cine y crisis: la industria audiovisual antes y durante el gobierno de Milei