jueves. 15.08.2024
Salvador Illa preside la primera reunión de su nuevo Govern

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Ha sido una semana pletórica de emociones, esperanzas, incertidumbres. Que si ERC aguantaría o se achantaría de nuevo provocando unas elecciones anticipadas de las que ellos serían las primeras víctimas, que si la investidura de Salvador Illa sería posible y con ella el inicio de una nueva etapa que pusiera a Catalunya en la senda de la racionalidad tras década y media delirantes, que si el siniestro fuguista de lujo podría sabotear y abortar la investidura y la apertura de un nuevo horizonte en Catalunya, mientras se magrea a escondidas con el PP, que si Illa podría gobernar pese a que los apoyos de su investidura, ERC y Comunes, no serán parte del Gobierno catalán, al menos en una primera fase, que si estos socios se comportarían, dentro y fuera del Gobierno, como fuerzas política mayores de edad o como gamberros adolescentes, que si lo bueno que está sucediendo en Catalunya se proyectaría también en positivo para hacer posible la culminación de la legislatura en España y la aplicación de los temas más sociales y progresistas del programa del Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez… En fin, un sin vivir de semana.

Pero, afortunadamente, todo se ha ido resolviendo bastante mejor de lo que yo pensaba. Lo que me ha hecho acuñar en algún artículo-relámpago, de eso de 30 o 40 palabras, la expresión “no será fácil, pero será…”. Es decir, caminamos con horizonte abierto pero ni todas las nubes ni todas las incógnitas están despejadas.

Salvador Illa, ante los miembros de su Gobierno, los situaba en un marco ideológico en la doble órbita de la socialdemocracia y el humanismo cristiano

En el momento de tomar posesión los 16 consejeras y consejeros nombrados por el Presidente como Gobierno de Catalunya (un Gobierno de coalición no explícita que denota la inteligencia política y el talante integrador de Salvador Illa), éste pronunció un discurso ante los miembros de su Gobierno recién posesionado en el que los situaba en un marco ideal, o ideológico si se prefiere, en la doble órbita de la socialdemocracia y el humanismo cristiano. ¡Caramba!. Me sonaba tanto ese binomio que me decidí a escribir estas líneas que son, una vez más, una incursión de urgencia por las dos terceras partes de mi vida militante. Verán:

La Carta Fundacional de la USO fue escrita a finales de los 50 y publicada, en forzosa ilegalidad, en 1961. Su autor principal fue el compañero Eugenio Royo (qepd), digan lo que digan quienes desconocen. Sigo sosteniendo que es un texto perfectamente vigente, en fondo y casi en forma, pese a haber llovido sobre ella y sobre todos nosotros y nuestro país más de 60 años.

En dicha Carta, las señas de identidad de la USO eran la Autonomía frente a los partidos, los empresarios, el Estado, las confesiones religiosas, el carácter democrático, clasista y solidario, la vocación unitaria del sindicalismo en la CSDT (Central Sindical Democrática de Trabajadores), con expreso rechazo al sistema capitalista y a cualquiera otro de signo totalitario, fascismo o comunismo, abierta a toda la Clase Trabajadora en el respeto a su natural diversidad.

El horizonte ideal de la USO que establecía la Carta Fundacional era la Democracia Socialista, con libertades, pluralismo político, economía mixta, autogestión en el sector público, papel clave de la educación pública de calidad, solución a los desequilibrios y desigualdades interregionales, política exterior a favor de la paz y la coexistencia pacífica, rechazo a la política de bloques, etc.

Pese a ser el autor de la Carta, el inolvidable Eugenio, y algunos dirigentes de aquella remota etapa fundacional, militantes procedentes de la JOC (Juventud Obrera Cristiana), la Carta Fundacional resaltaba en varias ocasiones el carácter aconfesional y laico de la USO. A mí, que no había estado en la JOC, sino en una fugaz militancia juvenil en el PSUC, me resultaba poco comprensible aquel celo aconfesional de los compañeros de la USO, en su mayoría cristianos de los buenos, “coño, los comunistas pierden el culo por pillar cristianos para el partido o para CCOO, y nosotros que tenemos la marca nos la cogemos con papel de fumar…”, pensaba yo.

Me resultaba poco comprensible aquel celo aconfesional de los compañeros de la USO, en su mayoría cristianos de los buenos

En fin. Tengo mucho interés en que reparen que la Carta Fundacional de la USO, a la que me he referido muy por encima, está escrita hace casi 65 años. Afirmo, sin orgullo ni arrogancia, que la USO, no sólo fue la primera central sindical creada tras la guerra en el interior del país, fue también precursora de planteamientos y horizontes sindicales y sociopolíticos altamente innovadores.

A la largo de su dilatada, apasionada y tormentosa trayectoria vital (tengo la impresión que hace ya tiempo que ni siente ni padece), la USO ha sufrido no pocos traumas y desgarros. En casi todos los casos, los promotores de los mismos achacaban a la USO supuestas ambigüedades ideológicas para adornar reales aspiraciones de prosperidad y poder personal, dicho sea todo con el debido respeto a quien lo merezca y con ausencia radical de rencor porque es el más inútil de los sentimientos por cuanto pretende imponerse al paso inexorable del tiempo. Desde esa distancia, recuerdo algunas cosas que eran en cierto modo atracos ideológicos a la Carta Fundacional de la USO sin que hubiera la menor necesidad de ello. Reparo sólo en tres: 1) Aquella jaculatoria del “socialismo autogestionario”, que no se sabía ni qué era ni en qué consistía, y que nos “regaló” un sindicato francés al arranque del proceso democrático, sindicato al que su origen cristiano, al parecer, lo apremiaba para ser lo más de izquierdas posible, 2) Aquella otra de “El socialismo -el PSOE sin infantería sindical- es nuestra unión …”, es decir, que algo tan natural como que un grupo de dirigentes de la precaria USO se pasara a la potente UGT había que formularlo poco menos que como la teoría de la relatividad, 3) “Nos vamos de la USO de Zaguirre a CCOO, y antes la destruimos a poder ser, porque éste la está llevando a la UCD de Adolfo Suárez…”. O sea, entraban en un sindicato de férreo control comunista entonces y una vez allí serían la “corriente socialista autogestionaria”; algo que sigo sin saber qué es ni en qué consiste, pero que al comunismo no le pega mucho.

Gracias, Salvador Illa, compañero, al ubicar al Gobierno de Catalunya que presides en ese binomio ideal socialismo-cristianismo

Y así sucesivamente.

Yo siempre tuve, y tengo, la Carta Fundacional de la USO como guión, programa, catálogo de certezas discutibles, horizonte ideal y, también, arma y refugio en las grandes marejadas internas y externas en las que me ha tocado navegar, y sobrevivir, en casi 60 años de militancia, una buena parte de ellos en responsabilidades muy altas. En esa extensa carrera que cabría calificar de marxista por cuanto, rememorando a Groucho Marx, me llevó de la pobreza a la más absoluta miseria, han sido centenares y centenares de veces que he tenido que explicar la historia de la USO y el valor de su Carta Fundacional en cursos, mítines, conferencias, artículos, publicaciones regulares de la USO dedicadas a explicar qué era y qué quería.

Y siempre concluía igual: “La USO es un sindicato y un sindicalismo basado en la Autonomía, es decir, afirmamos el derecho de la Clase Trabajadora a organizarse, a pensar y actuar por sí misma, incluido su derecho a equivocarse y rectificar, a diferencia de las vanguardias iluminadas que no se equivocan nunca … Por último, la USO se inspira y se funda según su Carta Fundacional en los mejores valores del humanismo social-cristiano, de forma implícita en su Carta y en su historia, y en los mejores valores del socialismo democrático, estos sí, explicitados en su Carta Fundacional …”

Gracias, Salvador Illa, compañero, al ubicar al Gobierno de Catalunya que presides en ese binomio ideal socialismo-cristianismo. Gusta y emociona escucharlo después de tantos años y ahora, felizmente, como militante de los dos referentes e instrumentos de ese binomio: los sindicatos de clase y solidarios y el partido socialista.

Cristianismo y socialismo democrático