viernes. 17.05.2024
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Nuñez Feijóo en el Congreso de los Diputados.

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La llegada de la extrema derecha a las instituciones, fruto de su pervivencia en instituciones mediáticas, judiciales, e incluso policiales, acaba por pervertirlo todo. Comienza por el lenguaje frentista, cuajado de mentiras y populismo dirigido a los más ignorantes. Sigue por la cobardía de las derechas tradicionales del PP y en nuestro caso en Navarra UPN, para enfrentarles con un discurso tradicional en la derecha europea; que es poner la democracia por encima de otras consideraciones. Y acaba trasladándose a la calle buscando como enemigos a quien piense diferente… Lo vamos viendo en las varias agresiones que se vienen produciendo a las puertas de las sedes del PSOE.

La política, era y debería seguir siéndolo, otra cosa.

Una forma de servir al pueblo.

Y la política en las distintas representaciones institucionales, debería estar siempre acotada en el tiempo. Que nadie pueda eternizarse en los puestos de representación popular.

Y eso a estas alturas está claro que, o se hace por Ley (me da igual que se acuerde en dos o en tres legislaturas el límite, yo defendería que fuese en dos) o seguiremos viendo hacer que, lo que debería ser un servicio público a la ciudadanía, se siga convirtiendo en una profesión; y que el objetivo de una parte importante de quienes ocupan los puestos de representación institucional, no sea otro, o desde luego sea lo más importante para ell@s, el de permanecer en los cargos.

Se lleva tiempo recorriendo un camino bastante peligroso para la convivencia y para las democracias sin que hasta la fecha a nadie haya parecido preocuparle esa deriva.

No es casual que Putin y Trump representen lo mismo: es decir, a ambos les sobra la democracia. Las extremas derechas que están proliferando en el mundo beben de esos vientos…

La isla que hasta ahora ha venido representando La Unión Europea, corre el riesgo de ser barrida si la ciudadanía no se moviliza y toma conciencia de los riesgos que tiene desentenderse y no acudir a las urnas.

Las próximas elecciones al Parlamento Europeo van a ser un claro termómetro de cuánto terreno pierden (perdemos) las democracias y los demócratas.

En junio volveremos sobre esta necesidad de análisis.

La extrema derecha mediática, judicial, y la enquistada en las propias policías, y representada por VOX en el Congreso de los Diputados y por una parte importante del Partido Popular, están tan crecidos que ya no se paran en barras

Cuando hace más de una semana publicaba en Internet, estas líneas con mi reflexión, no pensaba que me estaba anticipando a un acontecimiento como la reflexión que acabó planteando el Presidente Sánchez en España. Y es que, aunque lo hemos visto ya en bastantes casos anteriores (jueces que aceptaban denuncias con meros recortes de panfletos infumables y falsos) hasta el Tribunal Supremo hubo de manifestarse con una circular en la que expresaba criterio contra esa práctica y señalando la invalidez de abrir ninguna causa con meros recortes de prensa. Y eso que, hasta aquí, habían ido desacreditando a personas de partidos que no eran considerados "institucionales" se trataba fundamentalmente de personas vinculadas con Podemos, tachado de "anti-sistema" o de extrema izquierda, que cualquiera de las dos acepciones sirven y han servido para justificarlo todo; incluidas las manifestaciones de la extrema derecha a las puertas de la casa de Iglesias durante días y días, sin que se moviera ni la necesaria solidaridad ni una protección suficiente para alejarlos del portal de su vivienda (a pesar de habitarla con tres niños pequeños). La extrema derecha mediática, judicial, y la enquistada en las propias policías, y representada por VOX en el Congreso de los Diputados y por una parte importante del Partido Popular, están tan crecidos que ya no se paran en barras. Hablan de libertad sin sonrojo ninguno a pesar de ser los herederos del franquismo que amordazó a este País durante cuarenta años. Hablan de corrupción a pesar de ser corruptos confesos que sólo con la manipulación de algunos jueces, y bloqueando el órgano de control de la judicatura, han conseguido que muchos de sus dirigentes no estén en las cárceles. Es a todo eso a lo que debía haber llevado la reflexión que planteó el Presidente Sánchez. ¿Debe ser considerado como normal de nuestra Democracia que se bloqueen órganos judiciales por un partido corrupto (condenado por corrupción) y que eso no pueda revertirlo nuestro sistema democrático? ¿Debe considerarse normal que desde el Congreso un partido que se pasa por el forro todos los días la Constitución no reconozca la legitimidad de un gobierno salido del Congreso de los Diputados como impone nuestra Constitución? ¿No se jura respetar la Constitución al tomar el acta de Diputada/o, qué ocurre cuando no se cumple, nada? Quizás ha llegado el momento de poner algunas cosas en su lugar. A mí, la reflexión que planteaba el presidente, me lleva a la urgente necesidad de hacer algunas Leyes que corrijan estas disfunciones. A mí, la reflexión que debemos plantearnos los demócratas, los de derecha, centro e izquierda, es cómo podemos influir en nuestro País, en la Unión Europea y en el mundo, para hacer avanzar la Democracia frente a los retos de Trumpismo por el Oeste y los coincidentes que nos llegan desde el Este con Putin.

En lo concreto, desde nuestro País, en primer lugar, haciendo la reforma que resulte necesaria para que no sea posible bloquear a capricho y por intereses bastardos, el Consejo del Poder Judicial como órgano capaz de parar actuaciones como las que he comentado…

Desde el nivel europeo, participando en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, desde donde emanan ya casi el 50% de las leyes que nos afectan. Y dónde las extremas derechas europeas tienen puesto su objetivo para intentar destruir el proyecto común desde dentro.

Ya basta de trumpismo, si no ganan las elecciones asaltan el Capitolio allí, y aquí, bloquean los órganos que hacen que la Democracia funcione con normalidad y con control de la verdadera separación de poderes que plantea la Constitución. De forma que ello permita que jueces de extrema derecha se salten la doctrina del propio Tribunal Supremo y que no pase nada. Mientras Putin, poco a poco, recorre el camino inverso de lo que fuera la Perestroika. Eso tiene que acabar ya. Y a eso debería llevar también la reflexión que las sociedades democráticas debemos hacer en defensa de la Democracia. Porque es eso, o ver cómo terminan con la Democracia y las libertades desde los propios resortes que ésta les facilita a quienes quieren terminar con ella.

El peligroso momento que estamos viviendo