martes. 16.04.2024
PP
Sede del PP en la calle Génova de Madrid.

Si hay alguien que me siga en este medio habrá comprobado que me suelo dedicar a temas intrascendentes. Nadie busque en mis colaboraciones, no ya algo sobre el sentido de la vida, ni siquiera sobre la importancia estratégica del estrecho de Ormuz. No. Lo mío son temas de los que la humanidad podría prescindir perfectamente de mi opinión.

Hoy, por ejemplo, quiero hablarles de la sede central del Partido Popular, esa que reside en la calle Génova de Madrid y que el PP consideraba que era la madre de todas sus corrupciones, por lo que había previsto cambiarla por otra que no tuviera fantasmas del pasado. Y así lo anunció.

Pero hoy, después de siete meses, esa nueva sede ni está ni, francamente, se la espera. Y, además, no se sabe nada de ella. Y yo, me pregunto, ¿qué ha sido de la nueva sede del PP?.

Según he leído en la prensa, no debo ser el único que se preocupa de estas cosas. Alguien más lo ha hecho y le ha preguntado al propio PP quien ha respondido que lo están haciendo en un proceso "transparente y riguroso".

Bueno, pues será riguroso, pero no parece que sea muy transparente cuando, ni los que se lo han preguntado, ni yo mismo, que me preocupo por chorradas como esta, nos hemos enterado de nada. La verdad, es que no debemos de ser muchos los que nos interesamos por donde va a tener que ir Pablo Casado cuando sale por las mañanas para ir a trabajar. Y no me extraña. Primero, porque hay gente que sabe de la oquedad de algunos discursos políticos, por lo que, cuando el PP dijo lo del cambio de sede, les debió sonar a música celestial.

Segundo, porque el refranero español está muy presente en la cultura popular y recuerda cosas como "donde irá el buey que no are", "aunque la mona se vista de seda, mona se queda" o "el hábito no hace al monje". Así que, el que el PP se cambie de sede no significa, deben pensar, más que un cambio de dirección en las tarjetas de visita de sus miembros, cosa que no es algo digno de que preocuparse.

Y tercero, y sobre todo, porque desde que Pablo Casado decidió exorcizar a su partido, ha llovido en Madrid lo suficiente como para que piense que la sangre no llegará a la urna.

Por eso, Pablo Casado, el autor de esa ocurrencia, ha debido cambiar de criterio. Quizás, porque tema que, si el PP se va de Génova 13, a lo peor Abascal compra el edificio para trasladar allí la sede de VOX. Eso sería malo, muy malo, para el PP ya que, dada la confluencia ideológica que puede haber entre los votantes de VOX y muchos, muchos, de los del PP, a lo mejor, esa sede de Génova 13 es fundamental para fidelizar una parte importante de ese voto.

Pero podría ser peor la cosa. Podría ser que, quien comprase la sede de Génova fuera la Comunidad de Madrid de Isabel Diaz Ayuso. Podría poner ahí alguna consejería, como la de Presidencia, Justicia e Interior, por su proximidad a la Audiencia Nacional o, incluso, el chiringuito de Tony Cantó que, aunque de momento no cuenta con mucho personal, conviene prever con tiempo las necesidades futuras. En todo caso, ni en sus peores sueños podría Pablo Casado ver salir a Diaz Ayuso por el famoso balcón para arengar a las, sus, masas incondicionales.

Y, al final, pensarán Casado y Egea, eso de la corrupción no es para tanto. Todavía mantienen una parte importante del electorado que piensa que Pedro Sánchez es peor que la corrupción por lo que, sopesando pros y contras, puede que no sea tan necesario como en un momento de pánico habían pensado.

Pero, por si acaso, por si siguieran adelante con su idea del traslado de sede, y ante la dificultad de encontrar otra, el PP parece estar probando la solución itinerante. De momento, con su convención, que se está celebrando en la modalidad de bolos por provincias (con perdón). Pero, si eso cuajara, no me extrañaría que terminaran adoptando una sede itinerante como lo fue la corte de los Reyes Católicos.

¿Terminarán también adoptando aquel famoso lema: "Isabel y Pablo tanto montan, montan tanto"?.

Pablo no se termina de ir de casa