domingo. 30.06.2024
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¡Ya está bien de Pedro Sánchez! Lo que no han conseguido varias guerras civiles en España (sí, sí, varias, repasen la historia), ni una pandemia mundial, lo va a lograr Sánchez si no le ponemos coto. Ni siquiera la deriva de los continentes ha logrado la desmembración de España, cosa que está en el programa máximo del sanchismo y en camino de que se produzca. Por ello, urge tomar medidas.

Feijóo, viniendo del noroeste, como Pelayo, tiene la obligación histórica de reconquistar España. Y, en ello está. No sé si la providencia tiene algo que ver con esto pero, desde lo del arcángel San Miguel, no se ha visto nada igual en materia de combatir al maligno.

Primero lo intentó Feijóo por las buenas, pidiendo al presidente, a modo de "Váyase señor Sánchez", que convocara elecciones generales sucesivas hasta que le salgan las cuentas para que pueda hacer vicepresidente del Gobierno a Santiago Abascal. Pero Sánchez, henchido de soberbia, no se avino a razones.

Por eso, don Alberto, no habiéndolo conseguido por las buenas, ha decidido ir por las mejores. Incluso mentando la soga en la casa del ahorcado, ha sugerido la presentación de una moción de censura a Pedro Sánchez. Todo por la patria.

Pues bien, como politólogo que soy, os debo una teórica y os la voy a dar, sobre cómo hacer una moción de censura a Pedro Sánchez. Lo primero, para tirarse a una piscina, es comprobar que hay agua. Fundamental. Por eso, es adecuado, como ha dicho Feijóo, esperar a los resultados de las próximas elecciones europeas, no sea que tenga razón Tezanos, y la jodamos.

Si el resultado del 9-J le permite a Feijóo salir al balcón de Génova 13, debería hacerlo con Abascal y no con Díaz-Ayuso

Pero, si el resultado le permitiera a Feijóo salir al balcón de Génova 13 de las grandes ocasiones como si, a él, le acabaran de elegir presidente de la Unión Europea, debería usar ese balcón como trampolín. Y tirarse haciendo un doble tirabuzón carpado. Metafóricamente, claro, que este es capaz de hacerlo de verdad.

En ese caso, y para empezar, debería salir al balcón con Santiago Abascal en lugar de Isabel Díaz Ayuso. Para dar a entender, con ello, que ya cuenta con 170 votos en el Congreso de los Diputados. Conviene también que pongan la música muy alta para que no se oigan los gritos de Ayuso, Ayuso, Ayuso. No creo que los servicios municipales de Martínez-Almeida les pongan una multa por exceso de decibelios pero, si lo hacen, merecerá la pena con tal de que no se estropee el momento del éxtasis.

Pero aún le faltan 6 votos para ganar una moción de censura. Si no es posible un tamayazo, ya que, en términos aritméticos, y teniendo en cuenta que un tamayazo equivale a dos diputados, le harían falta tres tamayazos, es preciso probar otras vías. Sumar, Bildu o Esquerra serían suficientes, pero Feijóo, que es muy serio para estas cosas, no se puede exponer al cachondeo de sus interlocutores si se lo propusiera. El PNV, con 5 diputados, tampoco basta aunque le podrían servir si llevaran al diputado de UPN como palanganero. El problema es que ya le han dicho que no, por activa, por pasiva y por perifrástica mientras salga VOX en la misma foto. Por eso solo queda Junts, o sea Puigdemont.

Así pues, lo primero que debiera hacer es entrar en la página de Vueling para buscar billetes de avión a Bruselas o convencerle a dos Carles de que queden a medio camino, pero al otro lado de los Pirineos. La razón es que, con la prisa que tiene Feijóo en irse a vivir a la Avenida de Puerta de Hierro, no creo que quiera esperar a que termine por ser eficaz la Ley de Amnistía y pueda venir Puigdemont a España sin riesgo de que le detengan. Aquí empiezan los problemas para Feijóo porque, parte de esas circunstancias desfavorables para Puigdemont son debidas, precisamente, a Feijóo y sus correligionarios.

Porque, efectivamente, así como Sánchez ha sido el promotor de la Ley de Amnistía, Feijóo es la X de la campaña nacional para que esa Ley no se llegue a aplicar nunca. Y, ahora, le toca convencer a Puigdemont de que lo mejor que puede hacer en esta vida es convertir a Núñez Feijóo en presidente del Gobierno de España. Pues bien, cuando llegue a Waterloo, por supuesto, sin Abascal, el aspirante Feijóo debe desplegar su encanto para convencer a don Carles de algo que parece muy difícil.

Feijóo solo puede ofrecer a Puigdemont votos en contra, recursos de inconstitucionalidad y avisos catastróficos

Para empezar, lo normal es que Puigdemont le pida lo mismo que a Sánchez más dos huevos duros, precio mínimo por los antecedentes populares. Y no es lo malo lo de los dos huevos duros, cosa que, seguramente estaría dispuesto a hacer, no. Lo malo es lo mismo que le pide a Sánchez. Este, ya ha demostrado, en los años que lleva hablando con Esquerra que es capaz de mantener una conversación, salpicada, además, de indultos, amnistías, Rodalies o conmutaciones de deudas. Pero Feijóo solo puede ofrecer votos en contra, recursos de inconstitucionalidad y avisos catastróficos con origen en Cataluña.

Por eso, es imprescindible que le hable en catalán. Dada su escasa destreza en tal arte, lo mas probable es que Puigdemont no le entienda nada y base su comprensión en la cara de lástima que, seguramente, le pondrá Feijóo mientras le implora. Puede completar la entrevista llevándole un sobre con estampitas, aunque el carácter gironés de don Carles puede no hacerle muy receptor de ese recurso. Es igual, Feijóo no debe renunciar de antemano a ninguna posibilidad, ni siquiera a encomendarse a la Moreneta haciéndoselo saber a su interlocutor portando un escapulario ad hoc.

La cosa es difícil pero no por ello debe rendirse de antemano Feijóo y no presentar una moción de censura. Al fin y al cabo, más difícil lo tenía Ramón Tamames, y lo hizo. Es posible que Feijóo esté tentado de pensar que ir pá ná es tontería, pero no debe desfallecer. Como él y yo sabemos, tal como he dicho antes, todo por la patria.

(Excusatio non petita: si Feijóo, candidato perpetuo a la Presidencia del Gobierno puede decir chorradas, ¿por qué no voy a poder decirlas yo?).

Cómo hacer una moción de censura