Ya no
18 de agosto de 2020 (16:54 h.)
Él levantó la mano airada, como tantas veces. Se hizo ola, rozó el cielo oscurecido y se desplomó en la nada. La mirada de ella no era playa. Tras las córneas de sílice y nácar, un acantilado de mujeres lo observaba, diminuto y miserable.