La victoria de Boris Johnson demuestra la mistificación de la democracia, su falseamiento y lo fácil que es manipular al pueblo con los medios tecnológicos que hoy disponemos.
Una vez extraída la momia de las entrañas de Guadarrama, tendremos que analizar con toda serenidad y razón la herencia que nos dejó aquel régimen ominoso y la forma de pasar de página definitivamente.
Hoy sería imposible una huelga como la de la Canadiense, aquella que consiguió en abril de 1919 la promulgación de la primera ley del mundo que consagraba la jornada de ocho horas como única para todo el Estado.
El pueblo, la clase trabajadora dejó de ser importante, ahora lo imprescindible es buscar apoyos mediáticos y financiación para que esa nomenclatura pueda subsistir y sucederse más allá de las vidas de quienes hoy la componen.