@Pontifex

¿Se considera Benedicto XVI con influencia suficiente como para motivar presiones sociales capaces de transformar la actual deriva la humanidad? ¿Desea realmente hacerlo? ¿De no ser así, por qué finge ser esa su actitud? La eterna ambigüedad eclesiástica viene de brindarnos una perla insuperable de la taimada doblez vaticana. La redacción de agencia que acompaña el entrecomillado del Papa tampoco tiene desperdicio.

¿Se considera Benedicto XVI con influencia suficiente como para motivar presiones sociales capaces de transformar la actual deriva la humanidad? ¿Desea realmente hacerlo? ¿De no ser así, por qué finge ser esa su actitud? La eterna ambigüedad eclesiástica viene de brindarnos una perla insuperable de la taimada doblez vaticana. La redacción de agencia que acompaña el entrecomillado del Papa tampoco tiene desperdicio. Europa Press anuncia exactamente (sic) lo siguiente:"el Papa critica la mentalidad egoísta e individualista del capitalismo financiero no regulado”, por ello ha asegurado (?) que “para salir de la crisis se necesitan personas, grupos o instituciones que promuevan la vida”.¿Es posible asumir la voz de Dios en el mundo, y conciliar el sueño tras semejante impostura?

A comienzos de la década de 2000, el buen gobierno de George W.Bush levantó toda prohibición sobre la libre especulación de alimentos. A partir de entonces, los fondos de inversión encontraron una atractiva alternativa a los productos financieros, especulando con las materias primas más elementales para la subsistencia de la humanidad: maíz, trigo, arroz, soja.... En el Tercer Mundo, la libre especulación de estos alimentos supuso acaparar dichos stocks con la intención de sustraerlos del mercado, de retenerlos y hacerlos desaparecer hasta ver incrementado su precio en tres y cuatro veces su valor. Fondos como Goldman Sachs se hicieron de oro a costa de ver perecer millones de vidas que tenían en el trigo o el maíz, su único modo de subsistencia.

El tsunami neoliberal también desmanteló toda la regulación necesaria para la preservación del Bienestar en occidente. Bush salvó al mundo, incluso de la siniestra amenaza de Saddam Hussein. La guerra de Irak no era en realidad sino el precio a pagar a la industria de guerra americana tras haberle financiado el camino hasta la Casa Blanca. Asegurando a su ilustrado pueblo que Dios "se le aparecía por las noches"(1), el tejano emprendió su particular cruzada "contra el mal y por la libertad" mientras los muchachos del Pentágono no tardaban en descubrir todo tipo de abominables armas de destrucción masiva.

La masacre devastó un país de mayoría islámica, que sin embargo predicaba la laicidad. Gracias a un sátrapa como Saddam, en Irak los grupos musulmanes más radicales no tenían más remedio que demostrar su resignada capacidad para la tolerancia. Hasta un millón de cristianos, junto a otras confesiones menores, acudían a sus iglesias y convivían junto al resto de la población islámica. Saddam (financiado en su día por EEUU), era como otros tantos, un indeseable más de la geopolítica global, pero  lo cierto es que la vida en Irak resultaba bastante más digna que la vida en Irán o en Pakistán. Las mujeres iraquíes  disfrutaban igualmente de derecho a la salud, a la educación y al trabajo. Todo desapareció y la antigua Mesopotamia se erigió en protagonista del más reciente genocidio mediático de la historia moderna. De los cristianos iraquíes nunca más se supo, víctimas primero de la guerra; y luego de las tropas de Muqtada al-Sadr.

Quién sabe si por propiciar el saqueo global que puede conducir a Occidente a su destrucción económica y cultural; si por fusionar la banca tradicional de ahorro con el pornocasino global; si por ser el principal responsable de negar el alimento a millones de personas; por despenalizar el crimen internacional o en premio a las masacres de Irak o Afganistán, Benedicto XVI no quiso dejar marchar a George Bush sin antes rendir cuentas. Pero hete aquí que lejos de arrojar a los infiernos al hijo de Satán, el representante del amor de Dios en la tierra sólo buscaba "agradecer expresamente a Bush sus valores morales". (14/06/2008).

No condenar sin tapujos la delirante comprensión del mundo, casa en toda lógica con el estreno del Twitter papal, distinto a otros instrumentos de las RSS, como Blogs o Facebook, con espacio para la razón y la reflexión. "¿Qué hace un Papa?" le preguntaba un quirúrgico Fidel Castro a Ratzinguer el pasado mes de marzo... Desde una órbita política Twitter se utiliza entre otras cosas, para huir del análisis y del rigor; para propagar el rumor y las fuentes sin contrastar. En el caso de Benedicto XVI, la verdad tampoco podrá superar los 144 caracteres: si le diera por denunciar el hambre en el mundo o los desahucios; por condenar el concepto de deuda odiosa, los fondos de inversión o por excomulgar banqueros, excedería de inmediato el espacio disponible. Lo importante sigue siendo en consecuencia, no incurrir en el mal gusto, la demagogia o el populismo. Los tweets del Papa tendrán la extensión suficiente como para santificar nuestras fiestas y enviarnos sus más entrañables deseos.

(1) Aseveración a Bob Woodward en entrevista para su libro: Plan de ataque: cómo se decidió invadir Irak. También Sharm el-Sheij, diplomático palestino explicó tras una reunión con Bush en 2003 cómo afirmaba "estar movido por una misión divina": "Dios me dijo: George, ve y lucha contra esos terroristas de Afganistan". Y yo lo hice. Y Dios me dijo: "George, pon fin a la tiranía en Irak". Y lo hice. Y ahora, siento aún la palabra de Dios que me dice: da un Estado a los palestinos y seguridad a los israelis. Logra la paz para Oriente Próximo. Y por Dios, yo lo haré".  (La oca del señor Bush / Lluis Bassets).