Aunque Syriza se parece más a IU, le gusta ser el Podemos griego
Los griegos evidencian de su similitud con IU y aspiran a ser como Podemos porque lo contemplan como caballo ganador...
Los líderes y militantes de Syriza se sienten hermanos gemelos de Podemos, aunque lo cierto es que el partido que, presumiblemente, ganará los inminentes comicios griegos es una coalición de partidos de izquierdas exactamente igual que sucede con Izquierda Unida en España
Los líderes y militantes de Syriza se sienten hermanos gemelos de Podemos, aunque lo cierto es que el partido que, presumiblemente, ganará los inminentes comicios griegos es una coalición de partidos de izquierdas exactamente igual que sucede con Izquierda Unida en España, una formación de la que Syriza es un calco tanto ideológico como organizativo. Sin embargo, los griegos reniegan de la realidad y evidencian de su similitud con IU y aspiran a ser como Podemos porque lo contemplan como caballo ganador. A tal efecto, leía hace unos días en El País las declaraciones de un militante de Syriza: “No, no, no… ¡nos gusta más Podemos porque quien va a ganar [en España] es Podemos, no IU”. Qué curioso que el programa de IU haya servido de modelo (casi a golpe de fotocopia) a Podemos y sin embargo que bien deben haber hecho sus deberes en la recién nacida formación para conseguir lo que han conseguido en apenas unos meses.
Hay que reconocer la excelente campaña de medios y de movilización popular que han llevado a cabo Pablo Iglesias y sus compañeros durante el último año, canalizando y rentabilizando el desencanto de las clases medias y bajas al sustraer los votos (y casi fagocitar el partido) de IU, hundir (aún más) al PSOE y propiciar que un considerable porcentaje de votantes de la derecha se decante por la abstención o proyecte confiar su próximo voto a Ciudadanos o a UPyD.
Igualmente, es un hecho que el PSOE ha ayudado a Podemos al cederles (por dejadez de funciones) el portaestandarte de la defensa de los derechos de las clases desprotegidas, confiados como han vivido hasta ahora los del puño y la rosa, instalados en un cómodo bipartidismo.
Y puestos a agradecer, sería injusto no reconocer el gran mérito que el PP ha tenido en la fulgurante ascensión de un carismático personaje con coleta que, en muy pocos meses, se ha convertido de desconocido y resultón tertuliano de La Sexta en firme candidato a la presidencia del Gobierno de España.
El próximo domingo 25 de enero de 2015 hablarán las urnas en Grecia y muchos en España se verán en la tesitura de poner sus barbas a remojar, o bien reconocer, quien sabe, que un cambio radical es posible como Podemos preconiza. Y mientras tanto, a una prudente distancia, la Europa rica contemplará los toros desde la barrera y el poder financiero y empresarial se mantendrá a la expectativa, como siempre hace.
Tal vez, por ahora, lo único cierto sea que el bipartidismo está tocado de muerte y que Grecia se ha convertido en un oráculo, un espejo, o aun mejor en una bola de cristal que anunciará, reflejará y predecirá el futuro de un país que, según Mariano Rajoy, ha salido ya de la crisis.
Todo pinta muy raro y quien esto escribe, cada vez tiene menos claro como acabará una situación que hace años se les fue de las manos a quienes tenían que resolverla o nunca debieron permitir que sucediera.