El ecosistema Ciencia y acción Política se fortalece

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Todo ecosistema es un conjunto de vectores interactuantes cuya acción recíproca genera un estado que transita del caos al equilibrio cuando se dan las condiciones necesarias para acentuar su estado de reposo frente a la ebullición. Hay que decir que también puede recorrer el camino inverso, del orden estable a la informalidad agitadora. La relevancia del ecosistema depende de su predictibilidad, que su comportamiento sea previsible prefigura una especie de tranquilidad o bondad deseable, el cambio climático que provoca continuas alteraciones del clima es un claro ejemplo de lo que decimos. La estabilidad no depende exclusivamente de su robustez o de su madurez, es cierto que la vigencia vital del sistema le confiere características de durabilidad, pero la eficacia o sostenibilidad a futuro del ecosistema depende más bien de la acción compenetrada de los elementos o vectores que la componen. Un ecosistema es virtuoso cuando la acción interna de los elementos que lo forman tiende a reforzar los lazos entre ellos.

Promover que tanto la ciencia como la política tiendan a actuar de manera sincronizada en beneficio de ambas y por tanto del todo social

Y esto es lo que está ocurriendo con el ecosistema que se ha generado entre Ciencia y acción Política en España. Ambos, ciencia y política, forman el par de fuerzas que hacen gravitar todos los elementos presentes en el mismo, a saber: especialidades científicas, tecnologías, innovaciones, avances y teorías se articulan con el proceso de toma de decisión política, la soberanía y la representatividad, los marcos administrativos y el conjunto jurídico institucional. Si a esta geografía ecosistémica añadimos el soporte que aportan las instituciones representativas de ambas esferas, esto es universidad, academia y centros especializados por el lado de la ciencia y parlamento, comunidades y ayuntamientos por el lado de la acción política, tenemos el perfecto retrato del ecosistema de ciencia para la acción política.

El ecosistema de acción mutua y recíproca entre la Ciencia y la Política no hace sino crecer y fortalecerse continuadamente

Provocar que este cuadro de vectores actúe de modo armonioso requiere de una cierta intencionalidad, esto es la de promover que tanto la ciencia como la política tiendan a actuar de manera sincronizada en beneficio de ambas y por tanto del todo social. A esto se dedica la Asociación Científica conocida como Ciencia en el Parlamento (CeeP) que ya ha puesto en marcha la oficina de apoyo a la acción parlamentaria (oficina C) adscrita al Parlamento que focaliza sus esfuerzos en trasladar a los diputados la posición de la ciencia sobre cualquier temática requerida, presentación no dogmática destinada a que sea el sujeto parlamentario (representante de la soberanía popular) quien decida utilizar en su proceso deliberativo la información ofrecida por la ciencia.

Además de la oficina C del Parlamento, se ha creado la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico (ONAC) adscrita a la presidencia del gobierno por decisión del poder ejecutivo, esto es por parte del gobierno, con voluntad de que su actividad vaya desplegándose por distintas áreas de la administración del Estado. A ello debe sumarse la acción bilateral ciencia administración de las comunidades autónomas que ya se dan en Cataluña, Valencia, Extremadura y otras localidades, las acciones piloto de centros como el CSIC y FECYT y las participaciones puntuales de Diputaciones y de otros actores sociales.

La Comisión Europea proclama allá donde tiene voz que se emule el modelo español de ecosistema ciencia para el apoyo a la toma de decisiones políticas

De este, relato que podría ampliarse con el señalamiento de las decenas de encuentros que desde Ciencia en el Parlamento están promoviéndose entre miembros de la comunidad científica y de las organizaciones y partidos políticos, se deduce que el ecosistema de acción mutua y recíproca entre la Ciencia y la Política no hace sino crecer y fortalecerse continuadamente. No ha sido cosa fácil ni fruto de la casualidad, ha requerido una extraordinaria convicción generada en el seno de ambas partes y una cierta guía o catalización que tiene su origen en el activismo de Ciencia para la Sociedad. 

El mundo de la ciencia y el mundo de la política parecen celebrar este su encuentro en un entorno de limpieza y fair play que abanderan ambas partes y que por ello no recibe sino impulso y estímulo solo recortado por los requerimientos de cada momento. Tal haz de fuerzas andan cohesionadas y son tales las necesidades recíprocas que el ecosistema lógicamente se beneficia, crece y se fortalece. Hasta el punto que la Comisión Europea a través del Joint Research Center (JRC) proclama allá donde tiene voz que se emule el modelo español de ecosistema ciencia para el apoyo a la toma de decisiones políticas.

 Agniezka Gadzina responsable de la unidad de Ciencia y Democracia en la toma de decisión política informada en la evidencia del JRC, ha estado en Madrid estos días para volver a repetir halagos y consejos de imitación de ecosistema español.