Cómo el Minimalismo Digital Está Transformando la Salud Mental y la Productividad en Distintas Generaciones

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La atracción de la imagen es muy poderosa. Resulta difícil retirar la vista de una pantalla de televisión, de un teléfono móvil o de un ordenador.  Las personas de setenta años o más han conocido tiempos en los que no había televisión en las casas y los ordenadores personales o teléfonos móviles con imágenes ni estaban ni se les esperaba. El cine triunfaba. Las salas se llenaban y las dos horas viendo imágenes que contaban una historia era la mayor atracción.

En este sentido la revolución vivida en los últimos 50 años no es equiparable a lo sucedido durante más de 20 centurias. Ahora recibimos impactos de imágenes en pantallas continuamente. Lo primero que hacemos al levantarnos es comprobar si alguien nos ha escrito por wasapp, facebook, gmail u otras redes sociales. Estas se multiplican hasta el infinito.  

Los líderes mundiales y los creadores de opinión publican diariamente un montón de mensajes… y no nos lo queremos perder. Queremos ser los primeros que nos enteramos de una noticia o leemos un artículo para lo antes posible reproducirla y enviarla a nuestros amigos o seres queridos.

Comprobamos si tenemos mensajes más de cien veces al día y al acostarnos lo último que hacemos es poner a cargar el teléfono para no quedarnos huérfanos de información al día siguiente. Compaginamos ver la televisión con tener el teléfono al lado y cerca la tablet o el ordenador de sobremesa.

¿Debemos continuar así? ¿Nos hace más felices esta sobrealimentación de imágenes y noticias o por el contrario aumenta nuestro nivel de preocupación, stress o nerviosismo?

Según un estudio realizado por Express VPN esta preocupación y dudas sobre el uso excesivo de la tecnología afecta de manera diferente a diversas generaciones de personas y está abriendo camino a las tesis del llamado minimalismo digital que consiste básicamente en ser capaz de controlar, ordenar y medir nuestro uso de la tecnología. No se trata de estar conectado todas las horas que estemos despiertos sino en utilizar las herramientas digitales de forma que mejoren nuestra calidad de vida.

Recuperar tiempo para nuestras aficiones preferidas (lectura, bricolaje, conversación, relajación, etc.) de forma que consigamos una vida más equilibrada y satisfactoria.

Necesitamos saber en tiempo real todo lo que ocurre en el mundo del deporte, de la política, de los ecos de sociedad… para no quedarnos atrás, para no parecer desinformado. Tenemos un elevado número de aplicaciones instaladas en el teléfono que nos envían continuamente alertas y notificaciones que nos sobresaltan sin parar.

Sin duda ordenar el caos de información, sin entrar al debate sobre cuáles son verdaderas y cuales son intoxicaciones y falsedades, es una tarea que debemos acometer.

Optimizar las herramientas que utilizamos, jerarquizar el tipo de contenidos que queremos conocer, establecer horarios específicos para consultar redes sociales o la mensajería es conseguir que nuestras costumbres digitales sean satisfactorias y trabajen a nuestro favor.

Hay algunas propuestas que se sugieren por los expertos que pueden acarrear más problemas familiares que solucionarlos. Decir que no se usa el móvil en el salón o en el comedor es fácil de decir pero la gestión diaria de esta decisión puede acarrear más enfrentamientos familiares que contribuir al buen clima entre las parejas o estas y sus descendientes.

Se está instaurando la “obligatoriedad” de la respuesta inmediata en cualquier grupo de wasapp o de mensajería colectiva. Si no contestas inmediatamente eres mal visto por los demás componentes del grupo. Si alguien no contesta inmediatamente o responde a cualquier acontecimiento con un párrafo en la red X, por ejemplo, ya es objeto de duda y las acusaciones de no tener claro el asunto o ser cómplice de lo que sea te empezaran a llover obligándote a pronunciarte lo antes posible. Grandes errores, falta de maduración de las ideas, precipitación en la toma de decisiones puede llevar a muchas personas, e incluso a partidos políticos y países, a situaciones de enfrentamiento no deseadas.

Por todo ello es conveniente hacer un uso racional, ponderado y equilibrado de las herramientas digitales para tener la garantía que las controlamos y las usamos correctamente y que no son ellas las que rigen los pasos y decisiones.