20 años sin Eugenio. 60 años con su carta
Hace unos días -el 16 de Junio exactamente- se cumplieron 20 años de la partida de Eugenio Royo Errazquin (Rentería, 1930, Madrid, 2001) hacia la Historia. Estos trajines que me traigo por media España poseído por una especie de síndrome post-confinamiento, me impidieron dedicarle unas líneas el mismo 16.
Fue el hombre clave en el proceso de creación y lanzamiento de la USO (Unión Sindical Obrera) y en la redacción de su Carta Fundacional, a finales de los 50 y en los albores de los 60 del pasado siglo.
Eugenio Royo fue decisivo en la configuración de mi escala de valores y mi compromiso sindical y socio-político. En el librito de interminable título “Habrá que sembrar el futuro de recuerdos. Lo que compartí con Eugenio Royo”, doy cuenta de algunas razones por las que Eugenio influyó tanto.
Este 16 de Junio la convencí de que ese modo de gestión y custodia del legado documental de Eugenio es muy restrictivo y no está a la altura de los tiempos. Y que sería mucho mejor poner ese legado en manos de una institución solvente y, a través de ella, hacerlo accesible a todos los investigadores interesados en la contribución de Royo al Movimiento Obrero y Sindical de España en los últimos 70 años. Obviamente, esa cesión no limitaría lo más mínimo la titularidad de Eugenia, y sus herederos, sobre dicho legado.
Y al cumplirse 20 años de la marcha de Eugenio Royo ocurrió algo bueno y positivo en todos los sentidos y en todas las direcciones: Eugenia accedió a que su archivo y su biblioteca sean archivados y accesibles a todo el mundo que lo desee razonadamente en la Fundación Francisco Largo Caballero (FFLC), que es parte del Archivo Histórico del Movimiento Obrero ubicado en el ámbito de la Universidad Complutense en Alcalá de Henares.
Dicho y hecho. La buena y amiga gente de la FFLC ya han iniciado los contactos y gestiones con Eugenia para que el legado documental de Eugenio esté en uno de los mejores sitios posibles.
El archivo histórico de Eugenio Royo no es cosa menor. Bien al contrario, lo constituye un volumen inmenso de documentación sobre las diferentes etapas de su vida militante: La transformación de la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y la presidencia nacional e internacional de la misma en la década de los 50. Su etapa en la USO durante los 60 y la mayor parte de los 70. El periodo de Reconstrucción Socialista y la Federación de Partidos Socialistas. Su experiencia de gobierno en la Comunidad Autónoma de Madrid bajo la presidencia de Joaquín Leguina. Y su última gran contribución a la causa de los más desfavorecidos y olvidados; me refiero a su trabajo como voluntario en CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), donde también dejó una huella y un recuerdo imborrable.
No lo sé. En todo caso, espero tener tiempo para realizar un examen a fondo de la Carta Fundacional ya sexagenaria y demostrar que no es un texto sagrado, mítico e inútil, sino un proyecto-programa por el que se puede y se debe luchar hoy desde el Sindicalismo y el quehacer socio-político progresista.
Para terminar, y como agradecido recuerdo a Eugenio Royo, déjenme insistir en el párrafo que más me emocionó siempre. Tengan en cuenta que el mismo y todo el texto luminoso de aquella Carta Fundacional están escritos antes de 1961, en medio de aquel páramo que era la España que pugnaba por sobrevivir y progresar sacudiéndose el lastre del desastre de la guerra y la victoria de ellos:
… la Democracia Socialista no es algo que se nos da o se conquista en un día; por el contrario, es una realidad que exige la lucha permanente con uno mismo y con las estructuras capitalistas o totalitarias. Es una realidad que se construye día a día en el ambiente en que vivimos …