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NUEVATRIBUNA.ES 05.12.2009

Tras conocer la decisión de Marruecos de no permitir la entrada en su territorio, la activista saharaui Aminatu Haidar ha tenido duras palabras contra la actuación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: "España es incapaz de resolver mi situación. Se vulneran mis derechos y me están llevando hacia la muerte".

Así lo ha expresado en una carta que ha leído su abogada Inés Miranda en una rueda de prensa en el aeropuerto de Lanzarote. Miranda también ha asegurado que no confían en el director de gabinete de Exteriores, Agustín Santos, y han pedido que se 'recuse' al actual equipo negociador y se cambie por otro.

Según informó Miranda, Haidar no piensa abandonar la huelga de hambre que comenzó en Lanzarote hace 20 días, después de ser expulsada de El Aaiún (Sahara Occidental) cuando trataba de volver a su casa tras de una temporada en los Estados Unidos.

Haidar, en relación a los últimos acontecimientos que han tenido lugar –tras la retirada por parte de las autoridades marroquíes del permiso de vuelo concedido al avión que debía trasladarla en la noche de este viernes hasta la antigua colonia española- dijo que “ambos gobiernos (España y Marruecos) quieren empujarla hasta la muerte”, algo que de ocurrir sería responsabilidad “exclusiva y directa” del gobierno español.

La conocida como gandhi saharaui lamentó que el Gobierno de Zapatero sea “incapaz de resolver la situación”, y se mostró molesta porque éste trate de dar salida al conflicto ofreciéndole una vivienda "como mera opción", en referencia al ofrecimiento realizado por el jefe de gabinete de Asuntos Exteriores que puso a su disposición alojamiento hasta que se aclare la situación actual.

Haidar ha acusado a España de vulnerar la "legalidad internacional, los derechos humanos", e insistió en que "ni la cárcel, ni la desaparición forzosa, ni la tortura, ni la expulsión del trabajo, han podido doblegar ni cambiar" sus principios.

Haidar lanzó “su último mensaje” a España, en el que le recordó que “ni la cárcel ni las torturas” han podido doblegar a la activista de 42 años, que tiene un largo historial de resistencia en la lucha por la autodeterminación del pueblo saharui. “Mis condiciones no se venden”, indicó, “ya que mi única condición es volver a casa”, finalizaba el comunicado leído por su abogada.

"Me están empujando hacia la muerte"