![El corazon del dano 30 (C) vanessa Rabade](/asset/thumbnail,992,558,center,center/media/nuevatribuna/images/2023/09/21/2023092111502962012.jpg)
Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx
“He amado a mi madre con una pasión casi criminal.” Esta cita de Stendhal resume a la perfección el espíritu de una obra tan emotiva y poderosa como "El corazón del daño". Escrita por la argentina María Negroni, se trata de un ensayo en el que una mujer rememora su vida y nos sumerge en un universo donde su madre siempre desempeñó un papel protagonista y donde el amor y el odio estuvieron permanentemente entrelazados. En definitiva, un enfrentamiento emocional entre una hija y su madre ausente, con el público como único testigo.
Este hilo argumental también permite a la autora desentrañar algunas de las claves del siglo XX y ofrecernos un viaje emocional y sensorial a través de su intimidad y de su activismo político. Es una obra llena de referencias y de amor por la literatura, aunque esta pueda llegar a ser dolorosa. Así lo explica Negroni cuando nos dice que literatura es astuta porque embellece el dolor y le otorga un glamour destinado a perdurar eternamente entre las páginas de los libros. De esta manera, volver a los traumas del pasado puede resultar tan fascinante como doloroso. Esta es una de las claves de este texto.
Se trata de una obra que deslumbra por su lucidez y brillantez, y requiere de un espectador activo, crítico y muy atento. Son tantos los momentos de genialidad y reflexión que, en ocasiones, incluso podemos perdernos.
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“El corazón del daño" ha sido la obra seleccionada para inaugurar un año más las tablas del Teatro Español, en esta ocasión con la adaptación de la propia María Negroni y la colaboración de Oria Puppo y Alejandro Tantanian. Este último también se encarga de dirigir este espectáculo, que estará en cartelera del 21 de septiembre al 28 de octubre.
El papel principal de la obra está a cargo de una actriz tan maravillosa y emblemática como lo es Marilú Marini, una de las leyendas del teatro argentino y francés con la que cualquier amante de la escena está familiarizado. Ver a Marilú ya sería motivo suficiente para asistir al espectáculo, pero además, otorga a la obra una fuerza única y un dramatismo muy interesante. Lo cierto es que sería difícil imaginar "El corazón del daño" con otro rostro; parece haber sido escrita especialmente para ella.
El texto no es en absoluto sencillo, pero Marilú Marini lo recita como si ambos fueran un solo ser. Me gustaría creer, y ciertamente esa es la impresión que deja, que ella es la auténtica protagonista de esta dolorosa historia que está narrando. Ella fue quien escapó de casa, vivió en Nueva York y terminó cuidando de su madre.
En resumen, "El corazón del daño" es una obra inmensa, tan intensa y compleja que merece la pena ser vista en varias ocasiones. Duele, emociona y seduce. Al teatro no se le puede pedir más.
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